Hortaleza, hostigada por neonazis: “Están intentando tomar el barrio”
Los vecinos alertan de un incremento de incidentes violentos vinculados a grupos de ultraderecha

Los grupos de ultraderecha están cada vez más movilizados y coordinados en Madrid. Durante el mes de noviembre convocaron dos manifestaciones multitudinarias en pleno centro de la capital que congregaron a más de 700 personas cada una y en las que se pidió “un tiro en la nuca” para el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez. Falange Española y Núcleo Nacional tensan el discurso y sus simpatizantes agitan las calles. Los vecinos del distrito madrileño de Hortaleza lo están sufriendo especialmente: migrantes agredidos, pintadas amenazantes en locales de asociaciones y un ambiente cada vez más caldeado, son algunos de los episodios que se han vivido allí a lo largo de las últimas semanas. Tanto es así que el pasado domingo, más de un centenar de residentes se echaron a las calles para protestar. “Hortaleza contra el fascismo”, se leía en la pancarta principal de la concentración.
Todo comenzó el pasado 14 de noviembre, cuando un hombre se acercó en su coche al local de ocio juvenil que hay en la calle Mar Amarillo. Sin bajarse del vehículo, descargó su bote de gas pimienta a través de la ventanilla en la cara de tres jóvenes de origen magrebí que se encontraban allí y se dio a la fuga.
A escasos metros del lugar, Débora Sánchez, miembro de la asociación El Olivar que ofrece alojamiento a jóvenes en riesgo de exclusión, afirma que los discursos y actitudes racistas están cada vez más extendidos: “Aparecen pintadas con simbología nazi o fascista a diario, algunos chavales responden pintando encima ‘Hortaleza antifascista’, pero el ambiente está tenso”. Señala también que los principales afectados son los jóvenes migrantes que residen en el barrio. “Se nota el miedo en los chicos”, afirma Sánchez. Muchos de los jovenes a los que su asociación presta asistencia proceden del centro de acogida de menores migrantes no acompañados de Hortaleza, el epicentro de los ataques ultras.
Emilia Lozano, la vecina de Hortaleza que impulsó el proyecto Somos Acogida para alojar a chicos procedentes del centro tanto en su propia casa como en la localidad toledana de La Puebla de Almoradiel, conoce de primera mano la situación de estos jóvenes. “Los chicos tienen la desgracia de estar todo el día en la calle. Si tuvieran más cuidados en el centro no tendrían que estar así, pero los fascistas aprovechan y vienen a armar lio”, explica sobre la situación del barrio y la aparición de grupos de extrema derecha.
“Los ves en grupos de cinco o seis, vestidos de negro. Suele haber uno más mayor pero los demás son chavales de 17, 18 años o menos. Pasas miedo porque a veces te insultan. A mi me dicen que soy una vieja que se aburre”, relata sobre los ultraderechistas antes de afirmar que lo normal es verlos una o dos veces por semana, especialmente desde septiembre. “Los chicos del centro no crean problemas, pero la provocación de los fascistas en continua en el barrio”, expone la mujer.
Es martes a media mañana y en la puerta de ese centro hay un grupo de menores migrantes charlando. Uno de ellos, de origen magrebí y cuyo nombre ha sido omitido por tener menos de 18 años, cuenta que no quieren alejarse mucho para evitar problemas. Hace de traductor de sus amigos y dice que la percepción de todos ellos coincide: “Hay mucho racismo en la zona”. Sentirse increpados, comenta, se ha convertido en algo habitual cada vez que pisan la calle. “Hay gente que nos dice que no podemos estar fuera, que volvamos al centro y que no nos quieren ver”, relata el joven.
Pero los ataques que comenzaron allí han ido poco a poco extendiéndose y la diana se ha colocado ahora en las asociaciones de vecinos, muy activas en el distrito de Hortaleza. Raúl López organiza un ciclo musical llamado Club del Disco, muy conocido en el barrio y que, en principio, no molesta a nadie. Sin embargo, la decisión de celebrar uno de los conciertos en una sede de Izquierda Unida no sentó bien a un grupo de radicales.
Raúl y los cuatro músicos fueron los últimos en abandonar el local después del concierto, celebrado la semana pasada. Cuando acababan de salir, se encontraron con unos jóvenes pintando esvásticas en la fachada. Raúl les amonestó y, en lugar de huir, los chicos corrieron hacia él y los cuatro músicos y les rociaron con gas pimienta. Uno de ellos tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios. López tiene claro que mientras siga habiendo impunidad los ataques no van a cesar: “Estos grupos se han venido arriba al ver que lo que hacen no tiene consecuencias y ahora están intentando tomar el barrio. No nos van a amedrentar”.
Un joven del barrio que pasea por la calle, al ser preguntado por EL PAÍS sobre el fenómeno, no ha querido dar su nombre pero sí dejar constancia de sus ideas. “Hay muchas injusticias sociales, pero también falta de dureza y respuesta contra gente migrante que comete delitos. Esto hace que aumenten los discursos racistas y xenófobos, el ambiente está bastante caldeado”, relata. Según la encuesta monográfica del instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER, uno de cada cuatro jóvenes ve preferible un régimen autoritario, de mano dura, a uno democrático.
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