Metro de Madrid busca ‘cazadores’ de rayos y socios para un Amazon subterráneo
La compañía licita un contrato para proteger una veintena de instalaciones y otro para combatir los atascos de la capital distribuyendo paquetes de última milla


En las tripas de Madrid, bien bajo tierra, algo se mueve. Los 294 kilómetros y 302 estaciones de la red de Metro viven un momento de transformación para maximizar sus ingresos. Tras explotar durante años su red de túneles para obtener ingresos millonarios, alquilando a compañías de telecomunicaciones su red de fibra óptica, la empresa pública se aventura ahora a utilizar la infraestructura para que los transportistas distribuyan paquetes de última milla. Un Amazon bajo tierra. A toda velocidad. Desatascando la capital. Y dejando, se espera que confirmen los estudios en marcha, una jugosa factura que ayude a financiar el mantenimiento de la red, que requiere desde maquinistas y trenes hasta cazadores de rayos. Porque sí, el Metro busca ahora una empresa que localice impactos eléctricos y ayude a medir cómo afectan a una veintena de instalaciones clave para esta infraestructura crítica.
“El objeto del contrato es un servicio de aviso basado en las redes de localización de impactos de rayo actualmente operativas en España, para que nos notifique si se ha producido un impacto de rayo en alguna de nuestras instalaciones, o en las proximidades a las mismas”, se lee en la documentación que acompaña a la propuesta de contratar ese servicio que debe alertar, “en tiempo real”, de cualquier rayo que caiga en un radio de tres kilómetros de la veintena de localizaciones seleccionadas por Metro.
Muchas de ellas son las que la compañía ha seleccionado como puntos neurálgicos de su proyecto para convertir la red del Metro en un canal de distribución de paquetería. El proyecto, que potencialmente tendría capacidad para distribuir unos 1.300 paquetes por vagón, para un total de unos 10.000 por convoy, está aún condicionado a que los estudios en marcha confirmen tanto que producirá ingresos como que sus “efectos beneficiosos (en el plano social, medioambiental, circulatorio y de cualquier otro tipo) (...) sean iguales o superiores a los costes y a los efectos perjudiciales de cualquier tipo que pudiera llevar asociados”.
Pero ya ha habido pruebas piloto en las líneas 3 y 12. El programa, además, cuenta con el decidido apoyo del Gobierno regional, que preside Isabel Díaz Ayuso, y que ve en él una opción para descongestionar los atascos de la región, especialmente en el corazón de la capital de España. Y por ello, Metro ya ha licitado un acuerdo marco de casi tres millones de euros para que una empresa se haga cargo de los servicios logísticos.
¿Qué quiere decir eso? Que se busca a quien se haga responsable de la carga y descarga de las mercancías en los trenes; de su acompañamiento durante el trayecto subterráneo; de su clasificación; y de su reparto a otras localizaciones. El servicio podrá ser prestado según las propias necesidades del negocio, es decir, las 24 horas del día, los siete días de la semana. Y en cualquier punto de la red de Metro de Madrid. La Comunidad de Madrid señala que el servicio no interferirá en el transporte habitual de viajeros y que las mercancías se almacenarán en instalaciones ahora “vacías” para, desde allí, proceder a su distribución a pie o en bicicletas.
“Metro fomenta el uso de la movilidad colectiva sostenible, evitando la circulación de más de 79 millones de vehículos al año”, aseguran en la compañía. “En los últimos años, especialmente después de la crisis sanitaria derivada de la Covid-19, la sociedad ha modificado sus hábitos de consumo, elevando de forma exponencial las compras a través de internet”, argumentan. “Esto ha sido motivado fundamentalmente por la inmediatez de entrega y comodidad para los usuarios, así como la posibilidad de acceder a una mayor gama de productos y de comparar de forma rápida y sencilla precios y calidades”, añaden. Y justifican: “Por este motivo, las empresas de paquetería, adaptándose a las nuevas circunstancias, han aumentado los servicios ofrecidos y los medios de los que disponen lo que, en último término, ha venido afectando al tráfico de las ciudades con mayor índice de población, como Madrid, al ser sus habitantes usuarios recurrentes de este tipo de servicios”.
Trenes sin conductor
La medida evitaría, según la Comunidad de Madrid, el movimiento en superficie de 5.000 paquetes diarios y la congestión circulatoria de aproximadamente 700 furgonetas de reparto.
El intento de dotar a la compañía de una nueva vía de negocio ha obligado a cambiar sus estatutos y llega en un momento catártico. De un lado, la empresa afronta el coste reputacional de que un tramo de tres estaciones de la línea 7B de Metro lleve cerrado tres años por defectos en su construcción, a lo que añade la clausura de otras tres paradas de esa línea desde hace un año, para un total de seis. Del otro, Metro afronta una gran expansión.
Así, a la ampliación de la línea 3 se unen las obras para ampliar la 5 y la 11. En paralelo, la infraestructura ya se prepara para los nuevos trenes sin conductor, que circularán a partir de 2027 en la línea 6 del suburbano madrileño con una inversión de 450 millones de euros.
Y ahora se tantea el uso de la red como vehículo de distribución de paquetería “para optimizar la distribución urbana de mercancías en la región de Madrid”.
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