Un 21% de la población de Madrid, la región más desigual de España, sobrevive con 10.200 euros anuales de media
Cáritas alerta en su balance para 2024 de que la falta de ingresos causa una grave exclusión residencial


Si para muchos ya es bastante difícil encontrar un piso donde vivir, o conseguir trabajo con un salario decente, lo es aún más para el 21% de la población de la Comunidad de Madrid que vive en la pobreza (casi 1 millón y medio de habitantes de los siete millones que hay), según ha cifrado Cáritas este miércoles en la presentación de sus datos anuales de 2024. Los datos macroeconómicos pueden apuntar a que la economía española “no va como una moto, sino como un cohete”, según palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero miles de casos e historias en Madrid reflejan que esa mejora no llega a quienes más la necesitan, al menos en esta región.
Todo lo contrario, mientras los ricos se hacen más ricos, los pobres se hacen más pobres, según el balance anual de Cáritas, que ha alertado de que la desigualdad es cada vez mayor en la comunidad autónoma más rica. Una prueba de esto es que la renta media neta per cápita en Madrid es de 25.712 y que las personas en pobreza viven solo con el 40% de esa cifra, es decir, con 10.284 euros al año (857 al mes). Todo esto se acentuó durante el 2024 por la precariedad laboral, que, a su vez, no le permite a esa población pagar una vivienda digna.
Durante la presentación del informe de este miércoles, en el Centro de Estudios Sociales de Cáritas Madrid, los portavoces han explicado que acceder al mercado laboral no es sinónimo de salir de un escenario económico complejo. Hay personas con trabajos “pero sin condiciones que les permitan disminuir esa brecha y sin poder cubrir sus necesidades más básicas”.
Esta situación también genera que les sea casi imposible pagar siquiera una habitación. “El precio de la vivienda se ha duplicado en los últimos 10 años (...) Nos decían estas personas que ahora media cama se paga a 400 euros. Hay casos de 17 personas que viven en 40 metros cuadrados”, ha subrayado Carmen Polo, directora adjunta. A esas personas en exclusión residencial Cáritas les ha ayudado con alojamientos temporales, pisos de acogida y ayudas económicas.
Estos escenarios han provocado que en Madrid el indicador Gini, que mide la desigualdad, sea el más alto de todo el país: alcanzando el 31% (en el que el 0% es en caso de equidad perfecta y 100% en caso de desigualdad perfecta).
Una prueba de esta brecha es que las personas pobres en Madrid viven solo con el 40% de la renta media neta per cápita de la comunidad, que se situaba el año pasado en 25.712, según datos del INE. En otras palabras, las personas en pobreza viven solo con 10.284 euros al año.
En 2024 el servicio acompañó en total a 106.382 personas, de las cuales el 44% acudieron por primera vez. El dato total es un 11% menos que el de 2023, pero que se traduce en que “se han eliminado las duplicidades de familias que están en varios servicios de ayuda a la vez”. Se han entregado 25.796 ayudas por un importe de 7.433.721 euros. Que, de estas ayudas, el 58% ha ido destinada a alojamientos temporales o vivienda, el 32% a cubrir necesidades básicas y el 10% al resto de necesidades.
El acompañamiento se ha hecho a través de 374 Cáritas parroquiales y 418 proyectos dirigidos a menores y familias, mujeres, jóvenes, mayores, personas con problemas de salud o de zonas de exclusión, así como de vivienda, formación, empleo o gestión administrativa. “Nuestra respuesta no ha sido solo asistencial, no se limita a ayudas puntuales, sino que se ha realizado un acompañamiento integral, personalizado, que mira la dignidad y los derechos de cada persona”, ha dicho Polo.
También se han apoyado en 9.323 personas voluntarias y en la solidaridad de 24.268 donantes. “El 85% del presupuesto empleado provino de aportaciones voluntarias y el 15% del IRPF y subvenciones de la Administración Pública”.
Los más afectados
Daiane, de 33 años, y su bebé de 7 meses son un ejemplo que recoge dos de las características de los perfiles más atendidos en Cáritas: una mujer (como el 57% del total de beneficiados) dentro de una familia monoparental (24% del total). Ella llegó a España desde Brasil con la esperanza de encontrar un futuro mejor y poder sacar adelante a dos hijos que dejó en América. Pero a los dos meses de estar en Madrid quedó embarazada y terminó en situación de calle. Después de Cáritas, su vida es totalmente diferente. Vive con su bebé en una habitación en un piso compartido que Cáritas le ayuda a pagar y se está formando en peluquería para poder conseguir un trabajo.
“La esperanza no es algo lejano, es algo que puede crecer y que se desarrolla con cada gesto sencillo que pueden recibir aquellas personas que se encuentran en riesgo de exclusión social”, ha añadido la directora adjunta. Como ella, la mayoría de migrantes a los que acompaña la organización son sudamericanos: de Perú, Venezuela y Colombia principalmente.
Otro de los perfiles que preocupa particularmente a Cáritas es el de los menores de edad: el 30% de las personas atendidas son menores de 18 años. “Esto indica que hay una gran cantidad de niñas y niños creciendo en contextos de pobreza, lo que afecta gravemente a su desarrollo y a su futuro”.
En el último año, Cáritas ha reforzado también ciertas iniciativas para “la construcción de una sociedad más justa” y con el objetivo que “nadie se quede atrás”. Una de ellas gira en torno a la soledad no deseada en las personas mayores. Madrid es una de las ciudades con índice de envejecimiento más alto del país. Más de 666.000 personas mayores viven en la capital, muchas de ellas en situación de soledad no deseada, “un fenómeno que tiene efectos directos sobre la salud física y psicológica, y que puede derivar en la necesidad de atención sanitaria o institucionalización”. Cáritas Madrid ha elaborado 37 proyectos de acompañamiento a través de los que se han atendido a más de 1.000 personas mayores. Voluntarios visitan a estas personas en residencias o sus domicilios al menos una vez a la semana. “Tal vez nuestra visita o nuestro abrazo es el único que reciben en toda la semana, significa mucho para ellos”, ha dicho María José Serrano, una de las voluntarias.
Otro es el de la salud mental en personas sin hogar. El proyecto San Felipe Neri es un espacio donde se trabaja en coordinación con las Cáritas parroquiales para detectar posibles casos de problemas de salud mental, para trabajar con la persona de una manera integral
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