La mayor incautación de cocaína en Madrid en 20 años, escondida en 335 toneladas de cartón para reciclar
Vigilancia Aduanera interviene casi 1.200 kilos de droga en las entrañas de 500 paquetes, parte de los cuales acabaron en una nave en un pueblo de 8.000 habitantes


Los 14 contenedores desembarcaron en el puerto de Barcelona el 12 de marzo procedente de Guatemala. No era una carga más entre los cientos que llegan cada día. Esta estaba siendo observada por muchos ojos. Los camiones encargados de transportar la mercancía llegaron al muelle y los operarios comenzaron con la operación de descarga del material. Pero fue tan lenta que llegó a ser desesperante.
Este tiempo tan prolongado para simplemente pasar el producto de un contenedor a un vehículo confirmó las sospechas de esos ojos que observaban la operación con mucha atención. Eran los agentes del servicio de Vigilancia Aduanera y sabían, por experiencia, que estaban tardando tanto porque tenían que encontrar algo muy escondido. Casi 1.200 kilos de cocaína en las entrañas de 335 toneladas de cartón para reciclar. La mayor incautación en la historia de España fueron los 13.000 kilos que se intervinieron en Algeciras el pasado octubre.
La empresa importadora se dedicaba, supuestamente, a traer este material desde México y Guatemala. Esta actividad despertó las primeras alarmas entre los investigadores. “No es habitual recibir residuos en España porque se suelen gestionar a nivel nacional. Somos país de tránsito para residuos plásticos que van a Asia o de productos de electrónica que van a África”, recalcan fuentes de la investigación. Primer error.
El otro fallo de los narcos fue pecar de falta de paciencia. Normalmente, las empresas tapadera suelen tener una apariencia más legal. Contar con una página web, un teléfono, trabajar con otras empresas a la actividad real, hacer varias importaciones limpias antes de la que llega con la droga...
Esta compañía apenas había realizado operaciones reales de reciclado y, en su haber, constaban muy pocos envíos antes del que contenía los estupefacientes. “Un elemento que nos hizo sospechar fue el volumen tan grande de operaciones, importaciones de 14 o 15 contenedores son excepcionales, y más de este tipo de mercancía”, explican fuentes cercanas al caso.

Los agentes de la Unidad Operativa de Tarragona del Servicio de Vigilancia Aduanera fueron los que observaron con paciencia la carga de las balas de cartón en los camiones. Y los que se dieron cuenta de la lentitud en la operación. Por eso, cuando los vehículos salían cargados del puerto, los pararon para someterlos a una inspección. Su destino final era una nave industrial de Tarragona sin ningún tipo de infraestructura para almacenar este tipo de mercancía que los agentes ya habían vigilado previamente.
Los funcionarios desmontaron la especie de rulo que formaba el cartón empaquetado y que pesaba 670 kilos. Fue un trabajo minucioso porque hubo que retirar capa por capa, hasta que dieron con un paquete que contenía cocaína en forma de pastillas. “La cocaína estaba muy escondida, solo 18 pastillas en cada bala de cartón, repartida en tres bultos de solo seis pastillas puestos en distintos puntos de la bala de cartón”, destaca un investigador.
Los agentes se fijaron en el número de referencia y acudieron entonces al almacén a buscar los paquetes con este. La búsqueda fue trabajosa porque había 500 y la mercancía estaba colocada sin ningún tipo de orden. Hallaron uno con la misma numeración. También con droga. Pero otro elemento les dio una pista: “Al inspeccionar uno de los positivos vimos que tenía un número de flejes metálicos distinto a otros, probamos con otro de los que tenían esos flejes y fue positivo también, así que acabamos separando todos los que cumplían esa condición”. Hasta ese momento el recuento de cocaína sumaba ya 200 kilos, pero faltaba más.
Los investigadores comprobaron que el resto de balas con la misma referencia tenían como destino final una nave en Camarma de Esteruelas, un pueblo de Madrid de 8.000 habitantes. Así que, para llegar a dar con todos los implicados, solicitaron al juzgado autorización para seguir el rastro de los camiones y ver quién los recibía.
Atravesaron varias provincias detrás de los vehículos, sin perderlos de vista. Cuando llegaron a la nave industrial, esperaron la llegada de los receptores, pero nunca aparecieron. Así que procedieron a la inspección de los camiones y constataron que también había droga, aunque más de la que esperaban. Casi una tonelada más de pastillas. “Supone la mayor aprehensión de cocaína en esta comunidad en los últimos 20 años”, destaca Vigilancia Aduanera en un comunicado.
Los funcionarios observaron la nave destartalada y con algunos restos de cartón esparcidos por el enorme espacio: claramente nunca se habían dedicado al reciclaje. Los agentes detuvieron a cinco miembros de la organización, con lo que la da por desarticulada. Lo que más ha sorprendido a los experimentados miembros de Vigilancia Aduanera es la “inmensa cantidad de mercancía” usada para esconder la cocaína: 335 toneladas para ocultar dos de droga. Una aguja en un pajar.
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