Leopardos, cebras, lémures cata y nutrias asiáticas: el zoológico clandestino escondido en Castellón
La Guardia Civil investiga a dos personas por tener 150 animales, de 56 especies, procedentes de los cinco continentes. Entre los ejemplares hay un estornino de Bali, del que solo queda un centenar en el mundo

La Guardia Civil ha desmantelado un zoológico ilegal con 150 animales de 56 especies, procedentes de los cinco continentes, a los que mantenían encerrados en jaulas en el municipio de Nules, en la provincia de Castellón. Entre los ejemplares del sorprendente hallazgo, algunos en peligro de extinción, había leopardos, cebras, lémures cata, nutrias asiáticas y un estornino de Bali, del que solo queda un centenar en el mundo. La Guardia Civil investiga a dos hombres de 30 y 35 años por delitos contra la fauna por el tráfico de especies protegidas y contrabando.
Las pesquisas de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) comenzaron al encontrar hace unos meses un anuncio en una página web que vendía animales protegidos. Los guardias civiles comprobaron que se ofertaban diferentes especies, entre las que destacaban nutrias asiáticas, agoutis y kinkajou. Su actividad se complementaba con la cría de otras especies amenazadas, como suricatos, canguros y caracales. Estos animales están protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

Algunos de ellos se encuentran dentro del anexo 1 de CITES catalogados con la máxima protección internacional al tratarse en especies en peligro de extinción, como dos lémures cata, dos nutrias asiáticas y un estornino de Bali.
Un lucrativo negocio, que según los informes provisionales, habría causado un daño a la fauna silvestre en el ámbito internacional por encima de los dos millones de euros. El valor promedio en el mercado, de los especímenes incautados es de casi 70.000 euros.
Los investigadores obtuvieron varios vídeos del supuesto criador con leopardos, lechuzas, llamas e ibis. Una vez detectado y verificado ese anuncio, se identificó a un vecino de la provincia de Valencia.
Tras este paso, los agentes localizaron una parcela en Nules, una localidad de 14.000 habitantes situada cerca del mar Mediterráneo, en cuyo interior observaron varias jaulas semejantes a las que aparecían en el anuncio online. En ese momento se identificó a una segunda persona supuestamente implicada en la tenencia de estos animales y en la venta de varias especies protegidas.

Ante los hechos, se registraron varias parcelas y almacenes de esta localidad al comprobarse que ninguno de los dos identificados tenía permiso de criador o autorización de núcleo zoológico. Además, los animales en el interior de las parcelas no figuraban en ningún registro.
Igualmente, se hallaron ejemplares de otras especies con diferente nivel de protección como una cebra, dos servales, dos tucanes, dos grullas coronadas, seis turacos, cuatro ibis, dos suricatos, tres mangostas, una zarigüeya, dos muflones americanos, cinco búhos, un dromedario, tres guacamayos, cinco kinkajúes, dos puercos espines, entre otros muchos. Dos de los tres ejemplares de guacamayo encontrados figuraban como sustraídos y habían sido denunciados como robados en una localidad de Almería.
En los registros ha participado junto a la Guardia Civil personal del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, encargado de la identificación y catalogación de las especies encontradas. Las diligencias han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Nules.
Penas de prisión
En mayo, el Seprona de Cáceres desarticuló otra red delictiva dedicada a este tipo de tráfico. Los delincuentes formaban parte de una organización criminal que operaba a nivel nacional e internacional, ya que varias de las especies procedían de Portugal. Este tipo de tráfico de animales no cesa y los culpables se pueden enfrentar a penas de prisión que oscilan entre los seis meses y los dos años por delitos contra el medio ambiente y la protección de la flora y la fauna, además de a multas económicas importantes.
Son delitos graves porque no solo atentan contra la biodiversidad, sino que contribuyen a la extinción de especies de un gran valor. Asociaciones como AAP Primadomus advierten del daño que sufre la fauna y el maltrato que supone para los ejemplares sacados de su entorno y encerrados, a lo que se añade que muchos de ellos, una vez recuperados, no pueden volver a su hábitat natural. Acaban en instalaciones donde los recogen, como el macho de pocos meses de edad de caracal ―un felino africano de tamaño medio― que recogió este verano AAP.
El animal fue capturado después de 16 días en los que estuvo vagando por los campos cercanos a Sanlúcar de Barrameda. El caracal es un animal exótico cuya tenencia está prohibida por ley y “presumiblemente se trata de un animal procedente de la tenencia particular, escapado o abandonado en la zona”, señala la organización.
El tráfico ilegal de animales silvestres se ha convertido en un lucrativo negocio con el ciberespacio como gran escaparate. En España el año pasado se decomisaron 192 animales vivos: tarántulas, escorpiones, serpientes, caracales, entre otros, además de 50 piezas como colmillos, patas o pieles. Para ello, se llevaron a cabo 400 inspecciones en las que se detuvo a 13 personas.
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