Los editores de Bromera: “El castellano le está comiendo espacio a la literatura juvenil en valenciano”
Bernat Bataller y Sandra Capsir, director general y subdirectora, repasan la trayectoria del grupo, líder en lengua autóctona en la Comunidad Valenciana, que cumple 40 años mientras PP y Vox quitan peso al idioma de Ausiàs March


Ya han recogido las naranjas y los caquis. Desde la última planta de la sede del Grupo Bromera, en el municipio de Alzira, se ven los campos sin fruto. Es un día gris. Dentro de la nave, en un polígono industrial, Bernat Bataller y Sandra Capsir, director general y subdirectora, suben del imponente almacén. Bromera, adquirida en 2023 por el Grupo Planeta, ha editado unos 5.000 títulos desde su fundación hace 40 años. Ya arriba, los directivos de la editorial líder del libro en valenciano atienden a EL PAÍS en un despacho diáfano. Reflexionan sobre la ofensiva de Vox y del gobierno de Carlos Mazón, del PP, para rebajar el peso de la lengua autóctona; la recuperación del sector tras la dana del 29 de octubre, los cambios tras la adquisición por parte de Grupo Planeta en 2023 y la apertura de nuevos mercados.
El libro ―en general― está boyante. En 2024, el sector aumentó sus ventas casi un 35% respecto al 2019, según datos del Grupo Planeta. No ocurre lo mismo con los libros en valenciano. Bataller (Alzira, 46 años) explica que “el castellano le está comiendo espacio a la literatura juvenil en lengua autóctona”. A lo que Capsir (Castelló de la Rivera, 42 años) añade que “los índices de lectura en valenciano bajan”.

La editorial, fundada en 1986 por el mestre d’escola Josep Gregori, tiene el respaldo del Grupo Planeta, que en 2023 compró el 60% de la empresa. “La adaptación al mercado y a los lectores ha sido un valor”, explica Bataller. “Hemos creado sellos como Algar, en castellano, con implantación en todo el Estado y en Latinoamérica”, señala. Aunque “más del 70% de la facturación es en valenciano”, concluye.
Menos ayudas de la Generalitat
La situación política no acompaña. Bromera no cobra desde 2023 ayudas de la Generalitat para promocionar el valenciano, según Capsir. El anterior Consejero de Cultura, Vicente Barrera, de Vox, modificó las bases para excluir a entidades que consideraba catalanistas. Pese a la salida de la formación ultra del gobierno, las subvenciones no han vuelto.
“El segundo recorte llegó con la dana”, explica la subdirectora. La Generalitat no ha convocado las ayudas a la difusión y promoción del libro en valenciano. La ley autonómica del libro de 2002 obliga al Ejecutivo a subvencionar editoriales que promuevan la lengua autóctona. “La Consejería de Cultura se ha comprometido a que las ayudas vuelvan. Confiamos. Si hay cambios, veremos si vulneran la ley y si respondemos. Tenemos que estar pendientes de si el compromiso continúa pese a las amenazas de Vox el compromiso continúa”, señala.
Durante estos días, la formación de ultraderecha Vox enmienda los presupuestos autonómicos de Mazón y pide recortes a entidades que promueven la lengua autóctona, como la Academia Valenciana de la Llengua, la AVL. Los cambios, por el momento no afectan directamente, a Bromera. “Nuestro sector depende de cuestiones ajenas a la industria”, admite Bataller.
Incertidumbre ante la reforma educativa
Otro revés que encara Bromera es el nuevo modelo educativo. La empresa edita gran parte de los libros de texto en valenciano que se utilizan en los colegios e institutos autonómicos. Lo que supone más del 60% de la facturación. La Consejería de Educación, primero de Vox y luego del PP, impulsó una votación para que las familias eligieran la lengua en la que estudiarían sus hijos. La mitad escogió valenciano y la otra, castellano.
“Los centros compraron los libros de xarxa llibres ―el banco de libros― para el modelo anterior. Si un colegio compró libros de Música de Bromera en valenciano, pero a partir de septiembre la tiene que impartir en castellano, no puede cambiar de editorial. Si Bromera no tiene Música en castellano, tendrá que dar las clases en castellano con los libros en valenciano o adaptarse su propios materiales. O al revés“, explica Bataller.
Capsir lamenta que “aún no podemos valorar el impacto económico que tendrá porque no sabemos qué van a hacer los centros con esos materiales”.
El 29 de octubre, las lluvias torrenciales que devastaron buena parte de la provincia de Valencia, inundaron este polígono industrial, entre las poblaciones de Alzira y Algemesí. Pero la tromba no llegó con el suficiente caudal y virulencia como para irrumpir en el edificio de Bromera, cuyo almacén alberga más de cinco millones de ejemplares. Sin embargo, perdieron los 350.000 libros que guardaba su distribuidora en los almacenes de Ribarroja. “Fuimos la editorial que más libros perdió, 350.000, pero la que más capacidad de reacción tuvo, ya que los de aquí se salvaron. Hay editoriales pequeñas que tenían todos los libros en Ribarroja”, dice Capsir.
“En la campaña de Navidad hicimos un esfuerzo”, señala Bataller, porque “las ayudas a la reimpresión llegaron después, en 2025″. Explica que “aún gestionamos las indemnizaciones de los libros afectados”.
40 años de libros en valenciano
Bataller ha capeado estos embistes desde que llegó a la dirección general en 2024, al relevar a Gregori tras la entrada de Planeta. “La línea editorial no ha cambiado”, asegura Bataller. “Los fichajes, las colecciones y todo lo editorial lo decidimos desde Alzira”, asegura. Capsir añade que “con Planeta accedemos a tecnología vanguardista que acelera el proceso, pero la autonomía y l’arrelament al territori es total".
La subdirectora presume de autores en nómina: “Hay cantera de autores en valenciano: Irene Klein, Mariló Álvarez, Natalia Gisbert...”.
De entre los lanzamientos de primavera Capsir menciona Quina història més bestia de Rocio Bonilla; Drames i likes, de Gemma Pasqual; y El que resta d’un clam perdut, de María Beneyto, “somos la editorial con más títulos de la autora”.
Capsir calibra los 40 años de Bromera ―que en castellano significa espuma―. “Vendemos derechos de nuestros libros a Corea del Sur o a China”, asegura. “El álbum infantil más vendido en Sant Jordi en Barcelona es de Bromera, Quina història més bestia de la ilustradora Rocío Bonilla", recuerda. Para Bataller una de las claves es que “hemos conectado con la comunidad educativa y con los prescriptores de literatura infantil y juvenil.
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