Ir al contenido
_
_
_
_

La jueza que estaba de guardia en la dana en Paiporta: “Se hacía de día y no podíamos dejar los cadáveres en la vía pública”

La magistrada Lucía Mayordomo relata cómo se enfrentó al “horror” y el “caos” de la zona cero la madrugada del 30 de octubre con un grupo de funcionarios de justicia y forenses sin apenas medios

Lucía Mayordomo, la magistrada de Torrent que estaba de guardia la noche de la dana y fue la encargada de levantar los cadáveres en Paiporta, este miércoles, en la sala de vistas de su juzgado, donde también prestaron ayuda psicológica a las víctimas.
Ferran Bono

Lucía Mayordomo estaba de guardia el martes 29 de octubre. Es magistrada en Torrent, cuyo partido judicial incluye Paiporta, la zona cero de la dana, entre otras poblaciones devastadas por las riadas que se llevaron por delante la vida de 228 personas. Como asegura que es su costumbre, se fue a dormir pronto con el móvil del juzgado a mano por si había una emergencia, desconocedora de la magnitud de la catástrofe que se estaba desencadenando a unos pocos kilómetros de su domicilio en Valencia. “Poco más allá de las dos de la madrugada recibí la llamada de un guardia civil de Paiporta, para mí un héroe, que me dice: ‘Señoría, véngase para acá que hay muchos muertos”.

Héroe, lo llama, porque se había pasado “seis horas sujetando a un señor con su cuerpo en un árbol para salvarle la vida”, creía tener a dos compañeros y a la mujer de uno de ellos dentro del aparcamiento inundado de la casa-cuartel y, a pesar de eso, ahí estaba ayudando en todo lo posible, explica Mayordomo en su despacho del Juzgado de Instrucción Número 2 de Torrent. Seis meses después de la dana, esta magistrada de 51 años se presta a dar su testimonio a este periódico de aquella fatídica noche y de los cinco días posteriores que continuó de guardia para dejar constancia del trabajo, “en medio del horror”, de un grupo de funcionarios de la justicia, forenses y agentes de la fuerza de seguridad.

Solo salió de Paiporta para dormir y para comprobar, una vez, por ella misma que era un bulo que los cadáveres se amontonaban de cualquier manera por el suelo en la morgue habilitada en Feria Valencia. “Estaban perfectamente cuidados y así se lo transmití a los familiares. Es fundamental cuidar a las víctimas”, comenta. También estuvo pendiente de si tenía que acudir al levantamiento de centenares de cadáveres en el aparcamiento del centro comercial de Bonaire de Aldaia, que pertenece a su demarcación, hasta que llamó a un mando de la UME, que desmontó otro de los bulos que circularon sobre la existencia de centenares de muertos en su interior. La jueza recuerda el asombro de su hija, de 20 años, por la diferencia de la realidad que su madre le relataba con lo que leía en redes sociales o le contaban.

Tras hablar con el guardia civil aquella madrugada, Mayordomo llamó a la médico forense del juzgado, que vive en Paiporta. Le confirmó que habría “muchos muertos” y le comunicó que no podía salir de su casa, rodeada de agua. Se dirigió entonces a Elvira Garrido, jefa del Instituto de Medicina Legal, y está le envió un coche con un conductor y un forense. “Cogí el portátil, una agenda y un boli. No sabíamos la magnitud del desastre”.

Llegar hasta la localidad fue toda una odisea en medio de la oscuridad, el agua y el barro. Al final, el turismo se quedó hundido y la guardia civil los rescató con su cuatro por cuatro y los llevó a la única luz que se veía alrededor, la estrella del logo de la gasolinera de Texaco en Paiporta, cuyo propietario abrió y ofreció. Allí, donde luego se montaría el Puesto de Mando Avanzado, encontraron unas mínimas condiciones para trabajar con escasos medios y un móvil que empezaba a funcionar mal. Al ser el único punto de luz, a los pocos minutos se llenó de ciudadanos que “llegaban sangrando”, heridos, policías locales embarrados hasta el pecho: se convirtió en un especie de hospital de campaña con dos ambulancias.

“Vimos una situación apocalíptica, una panorama dantesco, con muertos dentro de los coches apilados, bultos en calle. Serían las cuatro de la mañana cuando empecé a llamar a todo el mundo que pude: a Pilar de la Oliva [presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana], a la consejería, a la delegación de Gobierno, a ayuntamientos, a la policía”, rememora. Tenían que empezar a levantar cadáveres, elaborar una pieza por cada uno. necesitaban ayuda y muchos más medios. “Nos angustiaba que se iba a hacer de día, solo se escuchaba el ruido del agua, y había cadáveres en la vía pública. No podíamos dejar a los fallecidos a la vista de sus familiares, de sus vecinos”.

Lucía Mayordomo, durante la entrevista en el juzgado de Torrent.

En este punto, la magistrada detiene su relato, respira hondo e incide en la importancia de recibir ayuda psicológica, empezando por ella misma. “En este oficio tienes que tener la sangre fría y ser compasivo”, apunta esta jueza por vocación —“por dinero, no merece la pena: la guardia de una semana son 350 euros, por ejemplo”, apostilla— que empezó, sin embargo, como fiscal en San Sebastián para al poco impartir justicia en la provincia valenciana: primero en Catarroja, luego en Sueca y desde el pasado año en Torrent. No tiene más que palabras de elogio hacia sus compañeras funcionarias que se pusieron todas en marcha; critica especialmente la falta de medios para la justicia, a pesar de ser un servicio público esencial, y lamenta el escaso tiempo para atender a las personas.

Con voz firme y un gesto vehemente, Mayordomo retoma su relato del 30 de octubre. Empezó a llegar ayuda y se arbitraron delegaciones para atender los numerosos levantamientos de cadáveres (solo en Paiporta se localizaron 45 muertos). “Era muy importante entregar a cada familiar su fallecido perfectamente identificado en el menor tiempo posible, con todas las garantías, el mínimo de papeleo. Pero se tenía que hacer todo con orden: salvar a los vivos, luego ocuparnos de los muertos en la vía pública, primero de los niños y luego los ancianos... Hay un criterio. Hay que entender a las personas y hacerles entender que, aunque tu padre se haya muerto en tus brazos, tienes que dar una muestra de ADN. Había gente que se quería llevar los cadáveres de sus familiares a casa. Y es muy humano, pero tenía que ir un equipo de forenses, no mover el cuerpo, hacer la identificación cadavérica, colocar la pulsera con los datos, la geolocalización del muerto, que es muy importante... Había que hacer las cosas bien por las víctimas y sus familiares. Y no ha habido quejas en ese sentido. Saco pecho, me he recolocado mentalmente para bien. Lo hemos hecho con estos medios; es una minucia, pero es así”, asevera.

Mayordomo entiende perfectamente las críticas de las ciudadanía que se sintió desamparada, sobre todo los primeros días. Reconoce que faltaron muchos medios, pero sostiene que ante una sacudida como la dana de hace medio año “todos los medios eran pocos”. Recuerda que solo moverse entre el barro era muy complicado. “Hay que estar preparados para actuar, tanto las personas que toman decisiones como las que tienen que ayudar a otras”, advierte a modo de lección que ella misma ha aprendido.

No entra en la instrucción del caso por la jueza Nuria Ruiz Tobarra, ni en cuestiones que centran el debate judicial y político como si el envío de la alerta masiva a la ciudadanía fue “tardío” y “erróneo”, como señala en sus autos la magistrada de Catarroja. Ella se ha prestado a dar voz al colectivo que trabajadores de la justicia durante la dana. 22 jueces de 10 partidos judiciales de la provincia de Valencia abrieron diligencias para trámites respecto a los fallecidos y entregar los muertos a sus familiares. “Nunca se va a olvidar, la sensación de tristeza es horrorosa, pero tampoco olvidaré jamás el apoyo de mis compañeras. Y hay que quedarse con las cosas buenas”, asegura.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_