El rodillo de Carolina Durante marca el San San de Benicàssim
El cuarteto madrileño convence en una jornada marcada por parte del mejor pop español, con Los Planetas, Alizzz, Sen Senra, Cala Vento, Ralphie Choo o Depresión Sonora como protagonistas

Veinteañeros haciendo música para cuarentones y cincuentones. Treintañeros facturando canciones para adolescentes. Boomers mezclados con millennials. Zetas revueltos con equis. La primera jornada del primer gran festival de la temporada, el San San de Benicàssim, escenificó un trasvase generacional que nunca hubiéramos imaginado quienes pisamos la misma localidad hace casi treinta años, durante aquella primera edición del pionero FIB que recordó anoche J, de Los Planetas, sobre el escenario. Porque ellos también fueron protagonistas entonces. Seguramente él tampoco vio venir que algún día invitaría a subir a las tablas a un músico que bien podría ser su hijo, porque son 56 años frente a 27: fue Marcos Crespo, alias Marcusiano, alma máter de unos Depresión Sonora que se habían batido el cobre defendiendo antes su post punk dinámico y fibroso ante el solazo que venía por la tarde desde lo alto del Desierto de Las Palmas.
Lo que vimos ayer fue un muestrario de gran parte de la plana mayor del mejor pop (con los prefijos y sufijos que quieran) español de la actualidad, con la salvedad de Alcalá Norte y La Plata, que actúan el sábado: esta es una apreciación muy personal, claro. El de ayer era el más atractivo de los tres días previstos, en conjunto, y puede decirse que si algo convenció sin reservas y más allá de filias y fobias fue el rodillo de los madrileños Carolina Durante: dispendio de hits a mansalva, envueltos en su particular muro de sonido sobre una escenografía que simula una acogedora casa. Melodías pegajosas a porrillo, condimentadas por textos de una desazón generacional que hermana a quintas muy diversas. Una apisonadora que igual seduce a un fan de Los Nikis como a uno de Hombres G, con una efectividad que ni siquiera el estatismo de un Diego Ibáñez inmóvil y con muletas (a causa de un percance reciente) pudo menoscabar, en el que fue el bolo más concurrido de la noche. De esos que, además, llegan por igual a quien está en primera fila como a quien estuviera subido a esa noria que es santo y seña de este festival. Una fiesta, la de los Durante, a la que daban muchas ganas de apuntarse, te sintieras o no invitado.
En comparación, lo de Los Planetas fue – suele ocurrir – más para incondicionales, para quienes se declaran conversos ya de antemano al califato nazarí. Menos explosivo, más adusto, con un sonido más intrincado y que cuaja de modo más intermitente y atrapa más o menos según la zona del recinto en la que uno se ubique. Con canciones totémicas que se explican a sí mismas y rara vez suelen escatimar, como De viaje, Segundo premio o Santos que yo te pinte, una nueva que tiene una pinta estupenda y un sensacional rescate con la lisérgica db, expandiendo por el recinto aquellas mareantes vibraciones neopsicodélicas (cuando pocos se subían a ese carro) de los Mercury Rev de David Baker. Resultó también emotivo por el enclave y el tiempo transcurrido.

Minutos antes, el gallego Sen Senra, nuestro Frank Ocean particular (perdón por la simplificación), deparó un set desigual por deslavazado, con algunos pasajes de guitarra – acústica o eléctrica – que casan mal con un festival: reveló que no tenía pensado dar muchos conciertos este año, y su cimbreante pop combado por el r’n’b me sonó un poco desganado. En comparación, me convenció mucho más lo del madrileño Ralphie Choo: más colorido, especiado, diverso y cálido (y no necesariamente porque él si tuviera una banda detrás), con conocimiento y sabrosura, con porte y mucha entrega a la hora de activar una centrifugadora sonora que fusiona presente y pasado. Me pareció reconocerle un guiño sui generis al Never Can Say Goodbye de Gloria Gaynor. O quizá fueron mis cervezas. Podría ser. Tampoco era el día para perderse el reguero de pildorazos punk pop – por etiquetarlos de algún modo – del power duo ampurdanés Cala Vento, aún celebrando su décimo aniversario y tan poderosos – a veces arrolladores – cuando encaran temas propios como cuando traducen a su lenguaje clásicos de Sr. Chinarro o Julieta Venegas. Nunca los pillarás en un renuncio. Ni tampoco era momento de dejar escapar la retahíla de magníficas canciones pop que siempre luce el barcelonés Alizzz, quien anoche sonó muchísimo mejor que la última vez que le pude ver, en su único bolo en sala en la ciudad de Valencia hasta ahora, febrero pasado en el Palau Alameda. El festival continúa hoy con Zahara, Dorian, Hombres G o Maestro Espada, y mañana concluye con Franz Ferdinand, Amaia y los ya mencionados La Plata y Alcalá Norte. Para cuerpos con aguante. Mucho.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.