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Científicos de la UB investigarán el dragón azul en busca de usos farmacológicos de su toxina

Esta babosa, que se alimenta de organismos altamente tóxicos y tiene un vistoso color azul, ha llegado a la costa catalana este septiembre

Marta Rodríguez

El pequeño dragón azul (Glaucus atlanticus), admirado por su colorido y temido por su toxicidad, ha llegado este septiembre por primera vez (que se sepa) a la costa catalana. Los tres ejemplares hallados en la arena de calas de Tamarit (Tarragonès), fueron recogidos por los Agentes Rurales y trasladados al Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (UB), donde se estudiarán. Su presencia permitirá a los investigadores ampliar el conocimiento sobre esta desconocida especie. Además, gracias a la colaboración con investigadores del Instituto Senckenberg de Frankfurt (Alemania), han empezado a trabajar para secuenciar el genoma de esta babosa marina “para que con tiempo y rigor puedan construirse aplicaciones biotecnológicas reales y se puedan usar sus toxinas en fármacos, como se está haciendo con otras especies marinas en tumores cancerígenos”, detalla Juan Moles, profesor y doctor en biología de la UB.

Desde los primeros registros históricos —como la mención de un “glaucínido” en 1705 bajo el nombre vernáculo Hirudinis marina en el Mediterráneo— hasta su descripción formal como Glaucus atlanticus en 1777 en el Atlántico, este pequeño “dragón azul” ha fascinado por su biología singular. Se trata de un nudibranquio pelágico que vive literalmente boca arriba: genera una burbuja de aire en su vientre que le permite flotar en la superficie, como si hiciera el muerto. El vientre, orientado hacia el cielo, es azul intenso-plateado y el dorso, que mira al fondo marino, es blanquecino. Hay un motivo. Esa inversión le hace confundirse desde arriba con el azul del océano y pasar desapercibido para las aves; y desde abajo, con la luz del cielo, reduciendo el riesgo de ser depredado por los peces. Su distribución es amplia en mares templados y tropicales del Atlántico, Índico y Pacífico, con apariciones ocasionales en el Mediterráneo arrastrado por corrientes superficiales.

Su dieta o alimentación es otro de sus rasgos que se consideran “extraordinarios”. Se alimenta de cnidarios urticantes, como de la muy tóxica carabela portuguesa (Physalia physalis), del Botón azul (Porpita porpita) y de Barquitas de San Juan (Vilella vilella), y es capaz de capturar y almacenar sus nematocistos (células urticantes). Las guarda en bolsas especializadas de los cerata — seis apéndices como manos que tiene a lo largo de su cuerpo— para reutilizarlos como defensa. Es inmune al veneno cuando lo procesa internamente y lo convierte en un escudo contra depredadores. La UB estudiará su biología y genoma para saber, entre otras cosas, cómo consigue “secuestrar” las toxinas de sus presas. “Esas toxinas pueden tener un potencial farmacológico por explorar”, apunta Moles, que señala que esa es otra investigación.

“Para las personas no hay evidencia de que sea peligroso, no se han documentado cuadros graves, aunque el contacto puede causar irritación local si se manipula”, asegura Moles, quien, como otros expertos, ve innecesario cerrar playas por la presencia de algún ejemplar suelto. Recuerda que mide entre dos y cuatro centímetros, y que aunque puede picar y provocar irritación en la piel o escozor, son lesiones leves y excepcionales, no comparables a las que causa una carabela portuguesa. “La carabela, una colonia flotante de polipos, porta en sus largos tentáculos muchas más células urticantes, que inyectan una toxina neurotóxica”, explica.

El responsable de especies invasoras y proyectos de conservación de la Generalitat, Jordi Ruiz, destaca que “legalmente no está reconocida como especie exótica invasora” y que está llegando porque “el Mediterráneo se está tropicalizando”. “Esto hace que cada vez lleguen más especies que habitan en estas aguas como la vieja, un pez loro emblemático de Canarias”, agrega. Aunque el dragón azul es común en muchas partes del mundo,”aquí falta mucho por saber de él” apunta, aunque afirma: “No persigue a los humanos”.

“Más allá de lo llamativo”, agrega Moles, la especie es “una cantera de moléculas bioactivas con potencial biomédico”. Muchas especies se alimentan de esponjas, cnidarios o briozoos que producen compuestos defensivos. “Los nudibranquios pueden asimilarlos, modificarlos o reutilizarlos, y en ese “metabolismo prestado” aparece un arsenal químico con actividades antitumorales, antimicrobianas o antiinflamatorias”, especifica el científico. Algunos ejemplos ya paradigmáticos en moluscos son la gran babosa marina (Dolabella auricularia ), base de varios anticuerpos-fármacos en oncología, o las conotoxinas de los caracoles cono, que son un analgésico aprobado para dolor crónico severo. Estos ejemplos ilustran el potencial existente. “Miles de especies ya descritas (y muchas más por descubrir) encierran bibliotecas químicas únicas que podrían traducirse en nuevos fármacos frente a cánceres, infecciones o inflamación”, vaticina el biólogo.

Advierte, sin embargo, de que “es necesaria una financiación estable para poder llevar a cabo investigación sostenida”. “Si queremos transformar la riqueza natural de los mares en conocimiento útil y, eventualmente, en terapias, necesitamos apostar de verdad por la ciencia: infraestructuras, proyectos a largo plazo y formación de nuevas generaciones que sigan explorando, con respeto por los ecosistemas, este asombroso laboratorio azul”. Fuentes de IRBio también destacan la importancia de la vigilancia costera, las observaciones ciudadanas y la colaboración entre instituciones para documentar y entender mejor la biodiversidad marina del litoral catalán, sobre todo en un contexto de cambio climático y alteraciones de las dinámicas oceánicas.

El dragón azul, habitual en Canarias desde 2021, este verano además de en Tarragona se ha localizado en playas de Cádiz, Alicante, Valencia y Mallorca.

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Sobre la firma

Marta Rodríguez
Corresponsal en Girona especializada en sucesos, judicial y medio ambiente. Es colaboradora de la Agencia EFE y GironaFM y lo ha sido de RNE y Catalunya Ràdio. Fue premiada como corresponsal de Catalunya Ràdio por Radio Associació y recibió el premio Carles Rahola de prensa local por un dosier coral sobre la situación de la justicia en Girona.
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