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Los nuevos restaurantes del Port Olímpic cumplen un año y piden más promoción: “muchos no saben que el puerto se ha reformado”

Los empresarios reclaman que se adjudiquen los cuatro locales que siguen vacíos

El restaurante Tribut en el reformado Port Olímpic de Barcelona.
Mar Rocabert Maltas

Ya hace un año que empezaron a abrir los primeros restaurantes del llamado Balcón Gastronómico, una pasarela sobre el mar que acoge catorce locales de restauración en el reformado Port Olímpic de Barcelona. La remodelación empezó en abril de 2020 y, pese a que estaba previsto terminarla en 2027, se aceleró para que estuviera lista cuando empezara la Copa del América de Vela en octubre de 2024. Algunos locales llegaron a abrir para esa fecha, pero otros no. Pasado un año de las primeras aperturas, los restauradores son optimistas, pero reclaman fortalecer la comunicación porque muchos barceloneses todavía no se han enterado del gran cambio que ha dado el Port Olímpic y también ven necesario que se adjudiquen los cuatro locales que todavía están vacíos en la planta baja. BSM, la empresa pública que tiene la delegación de la gestión, está preparando la licitación para después del verano.

El Puerto Olímpico tuvo su época dorada a partir de 1992, cuando se inauguró para los Juegos Olímpicos. Recuerda bien esa etapa Toni Herrero, propietario de El Cangrejo Loco, el único restaurante que ya estaba entonces y que sigue en el renovado puerto deportivo. “Hemos ganado muchísimo, la reforma es espectacular, los locales son muy bonitos y luminosos con vistas al mar”. Su establecimiento, en la planta superior, tiene 680 metros cuadrados y sigue ofreciendo la cocina marinera, especializada en pescados y arroces de siempre. “Yo siempre he sido un fan del Port Olímpic, pero estaba muy degradado últimamente”, recuerda.

El restaurante El Cangrejo Loco, con vistas al mar.

Para este mítico restaurante, la reforma no supuso un parón porque trasladaron la estructura y el equipo a un local de la calle Aribau. Con la reapertura del Port Olímpic han decidido mantener los dos establecimientos. Ellos reabrieron en septiembre de 2024 y por ahora los meses más buenos han sido los pasados mayo y junio, ya que su público es en un 80% local y en julio y agosto suele salir de Barcelona.

En cambio, es totalmente nuevo en esta zona el empresario Ramon Rodríguez, de Pantea Group, que ha apostado fuerte por el puerto con dos locales de tique y target diferente. En la planta de arriba abrieron en noviembre pasado Eldelmar, en colaboración con los hermanos Torres. “Está funcionando muy bien” con un tique medio de entre 85 y 100 euros. “La mayor parte de la carta es pescado y marisco fresco y los precios son los que son”, argumenta. Cuenta que el 75% del público que lo visita es local y lo atribuye a que son dos cocineros muy populares. De hecho, ya ha anunciado que va a abrir otro restaurante con los hermanos Torres en el Mercat de Santa Caterina.

En la planta baja tiene el Superlocal, un concepto más informal con un precio medio de 35 euros. Uno de los requisitos de BSM, apunta Olga Cerezo, directora del Port Olímpic, era que la oferta tuviera calidad, pero fuera variada en tipos de cocina y precios para que fuera asequible para una gran parte de los ciudadanos. Cuenta que este es uno de los motivos por los cuales todavía quedan cuatro locales vacíos. En la primera licitación los que apostaron se echaron atrás y en primavera hubo otro intento de sacarlos a adelante, pero finalmente se desestimó. “Hemos dicho que no a opciones porque no las creíamos adecuadas para estar en el Balcón, no tenemos prisa, estamos en una etapa para repensar como atraer tiques medios que no sean tan elevados”. La directora afirma que después del verano saldrá la nueva licitación, que tiene como objetivo que haya más oferta accesible y variada. Los precios de los alquileres van de los 34 a los 49 euros por metro cuadrado. Es decir, que uno de 680 metros cuadrados puede tener un alquiler mensual de más de 33.000 euros mensuales. “Unos precios más asequibles que los locales del frente marítimo y similares a los del paseo Joan de Borbó”, aseguran desde BSM.

Un cocinero en la parrilla del restaurante Kresala.

En la planta superior es donde se encuentran los restaurantes con un tique medio más alto porque son de cocina del mar y arroces, con producto fresco y de proximidad, además de por su privilegiada ubicación con vistas al mar. Es así en Kresala, el asador de estilo vasco del Grupo Sagardi donde se come por unos 80-90 euros. Iñaki López de Viñaspre cuenta que desde enero el público ha ido ascendiendo progresivamente y reclama “buenos accesos al puerto porque la gente va a venir en coche”. La entrada al parquin ha cambiado y ahora se llega desde la Ronda Litoral, pasada la Torre Mapfre. Sobre los locales vacíos, deja claro que “BSM está haciendo bien de no vender al mejor postor y mirar bien la calidad y que la oferta sea variada”, apunta.

La gestión del puerto es de 50 años para BSM y los locales tienen un contrato de concesión de 12 años más cuatro. Lo valora mucho Ricard Noguera, del grupo Família Nuri, que también han hecho una buena inversión en el Port Olímpic con Nuara, su restaurante más ambicioso. “Hoy en día no es fácil encontrar un local para más de 10 años”, apunta. El suyo está en la planta inferior, tiene una gran terraza y lleva medio año abierto. “Aquí falta que la gente pasee más, creo que llegará más pronto que tarde”, dice mientras lamenta que “todavía hay muchos ciudadanos que no saben que el puerto se ha reformado, hace falta más información”. Con un público muy local en la mayoría de sus restaurantes, sí que cree que aquí acuden más turistas, sobre todo de los hoteles próximos, que pueden llegar al 40%. “Todos los inputs son positivos pero necesitamos que se conozca más y venga más gente”, insiste.

Desde El Tribut, de los primeros que abrió, Elena Badosa, directora comercial, está satisfecha de la marcha del local, donde se celebran ya muchos eventos, pero también reclama que “venga más público” porque coincide en que “todavía hay muchos barceloneses que no son conscientes del cambio que ha dado el puerto”. En este restaurante, situado también en la planta superior con vistas al mar y terraza – como todos los de arriba- se puede comer por unos 50 o 60 euros, con menús de grupo a partir de 65 euros.

Vista de las escaleras que suben a la planta superior del Balcón Gastronómico.

Casa Carmen es la propuesta más popular e incluso tienen un menú de mediodía alrededor de los 15 euros. La directora de BSM explica que en los pliegues de la licitación también había una opción de local tipo cantina, donde puedan comer los trabajadores del mismo puerto y de la zona. Con este mismo objetivo también hay una cafetería como Faborit o un local de empanadas como Las Muns, además de la heladería Dolce Mare. Olga Cerezo es consciente de que queda trabajo para atraer a más barceloneses al puerto, pero cuenta que ya hay muchas actividades en marcha, como una agenda cultural con conciertos gratuitos y exposiciones de fotos en colaboración con el centro de fotografía KBr, además de sábados de actividades para familias. La remodelación va mucho más allá de la restauración y también se han abierto muchos locales relacionados con la economía azul. El Port Olímpic de ahora no tiene nada que ver con el de antaño.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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