‘Paco el Gordo’, un jefe de los ‘Casuals’, acepta seis años de cárcel por homicidio
Siete acusados pactan con la fiscalía penas de cárcel de entre cinco y ocho años por la muerte de un hombre en un burdel de Barcelona

La justicia ha logrado condenar por primera vez a los Casuals, la facción más violenta de lo Boixos Nois, por homicidio. La noche del 8 de marzo de 2023, Luis Miguel Z. fue asesinado en un burdel del barrio de Gràcia de Barcelona a manos de dos personas vinculadas a los Casuals que habían acudido al local con la intención de sustraerle cierta cantidad de droga. Uno de los jefes de la organización, Francisco Pérez (alias Paco el Gordo) había encargado el robo que acabó en tragedia. Los siete acusados por ese episodio han alcanzado ahora un pacto con la Fiscalía por el que asumen su responsabilidad a cambio de una rebaja de la pena. Paco el Gordo ha aceptado una pena de seis años de prisión: cinco por el delito de homicidio y otro más por robo en grado de tentativa.
Las negociaciones con la Fiscalía se han desarrollado en los últimos meses, aunque el pacto se ha formalizado la mañana de este martes, según han corroborado a EL PAÍS fuentes judiciales. Las penas aceptadas (que implican la firmeza de la sentencia, cuando se dicte) oscilan entre los cinco y los ocho años de cárcel, en función de la participación más o menos directa de cada uno de ellos. Los acusados se han comprometido además a reunir 120.000 euros como indemnización a la familia de la víctima.
Casi todos los implicados permanecen en prisión provisional por el crimen, incluido Paco el Gordo, que ha logrado que se le computen los días en prisión que acumula desde que, en junio de 2023, los Mossos lanzaron un macrooperativo contra los Casuals que implicó la detención de una treintena de personas por una ristra de delitos violentos, muchos de ellos vinculados al tráfico de drogas.
Aquella gran operación contra los Casuals se nutre, principalmente, de las conversaciones telefónicas y los mensajes de WhatsApp que Paco el Gordo mantuvo con otros miembros de la banda criminal, muchos de ellos subordinados suyos. Lo mismo ocurre con el homicidio en el burdel de Gràcia. “He apuñalado a uno y está chungo”, le escribe esa noche el casual Víctor N., alias Thor, principal autor material, que ha aceptado ocho años de cárcel. “Jejejeje. ¿Se muere?”, le contesta el jefe. El pacto contempla asimismo que no se consideren probados los hechos que han sido impugnados, por nulos, en la investigación de la pieza principal contra los Casuals.
Aunque Paco el Gordo no estuvo esa noche en el burdel ni asestó las puñaladas a la víctima, tanto los Mossos como la Fiscalía tuvieron claro que “participó activamente en los actos que desembocaron en la muerte” de Luis Miguel Z. Fue “la persona que contactó con los autores materiales, los escogió y los envió al lugar donde se produjeron los hechos que desembocaron en el homicidio”. Francisco Pérez y el resto de acusados podrían haberse enfrentado a un jurado popular, pero han preferido pactar antes con la Fiscalía y evitar un trance que les podía exponer a penas más duras.
El crimen del burdel de la calle Riera de Sant Miquel se desarrolló de un modo peculiar. Los Mossos estaban vigilando el local, por orden judicial, en una investigación sobre una trama de explotación sexual. Por las conversaciones telefónicas intervenidas a la proxeneta, sabían que los Casuals, a través de Paco el Gordo, habían entrado en el negocio a cambio de ofrecer su protección. El burdel les sirvió también como tapadera para otros negocios. Ese día, el jefe encargó a dos de los suyos, Víctor N. y Pablo G., un vuelco (robo violento a narcotraficantes) a un hombre que esa noche, atraído por la proxeneta, iba a aparecer en el local de Gràcia.
Cuando Luis Z. estaba tomando algo en el local con un amigo, Víctor y Pablo aparecieron armados con cuchillos. Le obligaron a arrodillarse, le amenazaron y se lo llevaron a una habitación, donde lo apuñalaron hasta la muerte. El amigo escuchó los golpes y “gritos”, lo mismo que los vecinos y los mossos que vigilaban, que sin embargo ignoraban lo que estaba sucediendo en realidad. Lo descubrieron la noche siguiente, en una nueva vigilancia, cuando vieron cómo una furgoneta aparcaba frente al local y cuatro hombres salían del burdel para cargar una cama de matrimonio. Al darles el alto, los policías encontraron un paquete alargado con forma humana. Era el cadáver de Luis Z. y el inicio de una investigación por homicidio.
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