La Universidad de Barcelona expone nueve obras de arte incautadas por Franco
La muestra ‘Arte dispersado por el franquismo’ presenta piezas requisadas durante la Guerra Civil y distribuidas durante la posguerra a diversas instituciones como universidades o museos


Nueve obras de arte que fueron dispersadas por el franquismo se exponen desde este martes en el Aula Capella del Edificio Histórico de la Universidad de Barcelona (UB). Los ocho lienzos y una escultura que componen la muestra Arte dispersado por el franquismo, las obras depositadas en la Universidad de Barcelona forman parte de las cerca de treinta obras de arte que fueron entregadas a la UB por parte del régimen de Franco, que incautó miles de obras durante y tras la Guerra Civil y que terminaron dispersas en universidades, museos, instituciones políticas y religiosas o incluso en manos de particulares. Entre las obras más importantes de la exposición, que estará disponible hasta el 18 de julio, se encuentran la escultura Sagrado Corazón de Josep Llimona o La Continencia de Escipión atribuida a la escuela de Luca Giordano y que se encuentra todavía en proceso de restauración.
De la treintena de piezas que recibió la UB por parte del régimen franquista, actualmente solo se conservan 11, dos de las cuales no forman parte de la exposición por razones de conservación. Las pinturas y esculturas fueron entregadas a la universidad por el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (organismo creado por el régimen franquista para gestionar el patrimonio requisado durante la Guerra Civil) en 1942. El resto de obras han desaparecido y no se sabe su paradero. “Esto es una de las heridas que dejó el franquismo”, ha explicado Arturo Colorado, uno de los comisarios de la exposición y autor de un informe publicado en 2023, que ha intentado trazar el itinerario de las obras incautadas durante la Guerra Civil y el franquismo.
“En la posguerra, el régimen devolvió miles de obras a sus propietarios, pero también miles de obras fueron desviadas y entregadas en concepto de depósito a distintas instituciones, hay una auténtica diáspora de obras de arte”, ha asegurado el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Además de la UB, a otras ocho universidades les fueron entregadas más de 200 piezas por parte de la dictadura, aunque hasta el momento solo dos las han dado a conocer: la propia UB y la Universidad de Oviedo. “Era tal la cantidad de obras de arte incautadas durante la guerra que el servicio franquista no quiso asumir la tarea de devolverlas, era un trabajo excesivo para ellos, al final se aburren y para quitarse el muerto de encima se dedican a entregarlas a diestra y siniestra”, ha explicado el docente.
Para los comisarios, la posguerra fue “un auténtico caos” en términos de registro de las obras de arte. Colorado ha explicado que “hay muchas obras que tienen un registro de entrada pero no de salida, en muchos casos son obras que desaparecieron”, mientras que Santos M. Mateos, docente de la Universidad de Vic, ha relatado: “Los que estamos detrás de estas investigaciones sabemos cuan difícil es cuando se trata de obras procedentes de esta dispersión de la época franquista”. Los comisarios se han basado en documentación del archivo de la Corona de Aragón, del Archivo Nacional de Cataluña y del Archivo Fotográfico de Barcelona, para trazar el itinerario de las piezas requisadas.

Entre las obras expuestas figuran sobre todo telas de temática religiosa como San Francisco de Asís recibiendo los estigmas, La Madre de Dios de la Misericordia con las carmelitas, ambas de autoría desconocida, La inmaculada del Brazo Militar, de Onofre Casanovas o una copia de La Sagrada Familia del Pajarito hecha por Antonio Estrada. La escultura de Josep Llimona forma parte de la tipología del Sagrado Corazón del escultor catalán y se la consideró desaparecida durante 25 años, cuando en realidad estaba en la UB. Antes de ser requisada por el franquismo, la escultura perteneció a Foment de la Pietat Catalana, aunque no consta reclamación alguna. Las obras confiscadas al bando republicano se distribuyeron por el nuevo Estado con el objetivo de “restaurar un orden simbólico que encaje con la ideología del régimen”, según la universidad.
Desde la Universidad de Barcelona han asegurado que la exposición se enmarca dentro de una estrategia para poner en valor el patrimonio del centro. Aunque no se conoce la identidad de los propietarios de la mayoría de las obras expuestas el vicerrector de la UB ha afirmado que, si hay una persona que es propietaria o descendiente legítima del propietario de las obras, hablarían con esta para estipular si prefiere mantenerlas en la universidad o si quiere “darle otro uso”. “Mantener viva la memoria es una manera de comprometernos con el futuro”, ha explicado el rector de la UB, Joan Guàrdia.
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