Nadine Sierra culmina su ‘trilogía’ en el Liceu con ‘La sonnambula’ de Bellini
Acompañada del tenor vasco Xabier Anduaga, la soprano norteamericana interpreta una de las óperas más complicadas del Bel canto


La soprano norteamericana Nadine Sierra completa esta primavera su trilogía en el Liceu que inició con el éxito clamoroso con La Traviata, siguió con el concierto que brindó a primeros de este mes y culmina ahora con La sonnambula de Vicenzo Bellini. Acompañada del tenor Xabier Anduaga, la soprano interpretará a Amina, la protagonista de una de las óperas más complejas, difíciles y que mejor encarnan el Bel canto. Representada ya en Madrid, la escenógrafa Bárbara Lluch dirige la producción de esta ópera con el ánimo de rescatarla de la aparente simpleza de su libreto para mostrar todos los demonios que oculta. La sonnambula estará en cartel siete funciones, desde este martes, víspera de Sant Jordi y hasta el 8 de mayo.
Estrenada en 1831 en Milan y representada más de un centenar de veces en el Liceu, La sonnambula no es tan popular como Norma o I puritani, otras de las dos obras de Bellini, aunque sea posiblemente esta ópera, según el director de orquesta Lorenzo Passerini, la que mejor define la esencia del el Bel canto. “Hay momentos en que la música no existe. Está como en suspenso, en el sueño, en el aire”, afirmó el el día de la presentación el maestro italiano que dirigirá a la orquesta del Liceu. “Normalmente la orquesta toca con los cantantes y aquí toca para ellos. Es un riesgo programarla porque solo pueden cantarla los mejores del mundo y aquí los tenemos”, añadió Passerini que dice entender bien la inspiración de Bellini porque compuso la partitura cerca del Lago Como, de donde el es originario, fronterizo con los Alpes suizos donde se desarrolla la trama.
Un arbol larguirucho, que podría emular a un chopo, preside la escena donde se desarrolla la historia de Amina, una joven sonámbula que está a punto de casarse con Elviro. Sus paseos nocturnos, dormida, la llevan hasta los aposentos de un conde y ahí se desatan toda una serie de enredos desde la ruptura del noviazgo, la inquina, la ira del pueblo (el coro) o las supersticiones cuando la confunden con un fantasma. Lluch ha sacudido esa trama aparentemente banal poniendo el foco en el papel de Amina tanto como víctima por los celos iracundos de Elviro o del coro, voluble, manipulable y que tanto elogia a la protagonista como la condena. “Son temas relevantes. Me recuerda a lo que pasa ahora en América. Hay una sobreinfirmación, lo que nos viene por twitter”, afirmó Lluch que apunta a la relación potencialmente tóxica entre la pareja de protagonistas. “Cuando alguien dice que tiene ceelos del aire que respiras, es para salir corriendo”.

Con una actuación portentosa en el ensayo general, que presagia el éxito, Nadine Sierra, vestida con una túnica blanca, que transita en el acto final por el tejado de una casa, canta, actúa y baila como una más acompañada de un grupo de bailarines de Metamorphosis que encarnan sus sueños y sus demonios. “La sonnambula no tiene el argumento más interesante. Pero para encontrarlo hay que. profundizar y dar con el nucleo. Bárbara vio lo que yo no había visto”, reconoció. “Son mujeres que tienen que satisfacer lo que los demás esperan de ellas en lugar de seguir con su vida”. La soprano admitió que al principio del proyecto temió no poder cantar La sonnámbula. “Soy un poco más mayor, hemos aprendido, podemos profundizar en los personajes. En Madrid fue un éxito y espero que aqui lo sea tambien”, dijo asegurando que no siente una presión añadida por sus recientes éxitos. “A ver si podemos hacer historia: no lo digo por arrogancia sino con confianza”.
Anduaga repite también como Elviro y afirmó que solo se puede cantar La sonnambula si se tiene a Nadine Sierra en el elenco con quien le une una “química espectacular”. “El bel canto es crear magia cada día”, añadió. El tenor agradeció a Lluch haber dotado de fuerza a su personaje. “Quiero agradecerle el trabajo en Madrid. Elviro es al principio un poco blanco, un poco tonto y hemos conseguido que tenga caracter. Y eso me ayuda a cantar esta música tan complicadapor mucho que tenga paz”, afirmó en alusión al director de orquesta que deslizó la imagen de que el lago da una paz que el mar no siempre tiene. El director ha hecho traer a tres trombones antiguos, llegados de Austria, para reproducir el sonido con más fidelidad. La sonnambula es de las pocas óperas con final feliz. Y nadie duda de que esta versión también lo tendrá. “Vamos a hacer una nueva Sonnambula, somos más maduros. Es realmente bello y excitante. Se va a caer el teatro”, vaticinó la directora de escena.
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