La Guardia Civil entra en el monasterio de las monjas cismáticas de Belorado y traslada a cinco religiosas ancianas
Los agentes cumplen una orden judicial con las exclarisas, residentes en el monasterio de Orduña y que serán derivadas a otros conventos


Guardias civiles entrando en un monasterio para sacar a religiosas ancianas, algunas en sillas de ruedas. El caso de las monjas cismáticas de Belorado (Burgos) ha tomado una nueva dimensión al acceder los agentes, bajo orden judicial, en el convento de Orduña (Bizkaia), a donde habían sido trasladadas meses atrás, para llevarlas al hospital bilbaíno de Basurto para hacerles un reconocimiento médico y luego derivarlas a otras sedes de la orden de las clarisas. El juzgado de Instrucción 5 de Bilbao ha ordenado que la Guardia Civil, la autoridad judicial y un médico forense pudieran adentrarse en la residencia de las cismáticas para sacar de allí a las más mayores, algunas con patologías. El Arzobispado de Burgos ha informado de que después del reconocimiento médico de estas hermanas, según ha ordenado la justicia, “se procederá al traslado de estas monjas mayores a otros monasterios pertenecientes a la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, donde serán felizmente acogidas por sus hermanas y recibirán la atención esmerada y fraterna que merecen, respondiendo a todas sus necesidades personales, sanitarias, comunitarias y espirituales, viviendo según la Regla de Santa Clara que ellas siempre han profesado habiéndose negado a participar del cisma”.
El portavoz que informa a los medios de comunicación de las novedades relativas a las monjas cismáticas de Belorado (Burgos), que en 2024 rompieron con las tesis de El Vaticano y se pusieron bajo el mandato de un exobispo considerado parte de una secta según la autoridad eclesiástica, ha señalado a primera hora de este jueves que la Guardia Civil se adentraba en el monasterio de Orduña. “Nos tienen retenidas en la Iglesia, urgente, tensión máxima en el monasterio de Orduña, fuerte despliegue policial”, ha transmitido el portavoz, horas antes de ratificar que los agentes se habían llevado consigo a las cinco monjas más ancianas.
El Arzobispado ha defendido esta actuación porque para ellos fue una irresponsabilidad que las hermanas exclarisas ―que perdieron su condición de clarisas al desvincularse de Roma― movieran de convento a las mujeres ancianas y enfermas de la congregación burgalesa, que tiene varios monasterios más en el norte de España: “El cuidado de las hermanas mayores ha sido objeto de constante preocupación para el Comisario Pontificio y la Comisión Gestora. Esta preocupación se agravó tras el temerario traslado de estas monjas mayores desde su residencia habitual en el monasterio de Belorado al monasterio de Orduña, que carece de las mínimas instalaciones necesarias para atender adecuadamente a personas mayores y vulnerables”. El Arzobispado burgalés añade que el juzgado ha ordenado que esas ancianas pasen a disposición del comisario pontificio para garantizar sus cuidados y bienestar.
Esta intentona ha sido la tercera en la que la Guardia Civil ha tratado de mover de allí a las religiosas ancianas, algo que las demás monjas habían conseguido frustrar hasta el momento. Las mujeres han sido destinadas al hospital de Basurto en cinco ambulancias para que allí revisen su estado de salud y necesidades, mientras las exmonjas que se sublevaron espiritualmente mantienen abierto el litigio judicial, intentando impedir ser expulsadas de los conventos de la orden, pues el Arzobispado esgrime que al haberse alejado de sus creencias y dogmas actuales no tienen derecho a residir en ellos. La causa la instruye una jueza en Briviesca (Burgos).
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