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El balance de Sánchez ahonda la grieta entre el PSOE y Sumar

El socio minoritario, molesto por la actitud del presidente, eleva la presión para un cambio de Gobierno aunque no se plantea de momento dejar el Ejecutivo

El ministro de Cultura y portavoz de Movimiento Sumar, Ernest Urtasun, este lunes en rueda de prensa en Madrid. Foto: Javier Lizón (EFE)

Lejos de cohesionar a los socios de Gobierno, la comparecencia de ayer de Pedro Sánchez ha servido para ahondar la grieta entre el PSOE y Sumar. El grupo que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz dejó ver la semana pasada que se le estaba agotando la paciencia y reclamó al presidente una “remodelación profunda” del Gabinete que este lunes el jefe del Ejecutivo volvió a descartar.

Aunque en público el ministro de Cultura y portavoz de Movimiento Sumar, Ernest Urtasun, evitó salirse del guion, anticipar escenarios y agravar ayer aún más la crisis, en privado varios dirigentes del espacio político trasladan el enfado y la “decepción” por la actitud del presidente. Urtasun sí afeó al líder socialista que sus explicaciones en el balance de fin de año habían sido “insuficientes” y dejó una advertencia: “El inmovilismo no es una opción, es el principal aliado de PP y Vox para alcanzar el Gobierno”. De momento, pese al malestar, Sumar se mantiene en el Ejecutivo.

En la copa de Navidad en La Moncloa posterior a la rueda de prensa, Sánchez no quiso chocar con Sumar -que se ausentó de la cita- pero sí descartó varias veces un cambio de Gobierno más radical que el del relevo de Pilar Alegría, que será sustituida por una mujer, según explicó el presidente, pero sí se esforzó por dar un mensaje completamente diferente al del grupo de Díaz. Esto es, tranquilidad, no habrá giros bruscos y hay legislatura para rato, porque él tiene intenciones de agotarla. “Estoy en un gran momento de forma”, llegó a decir Sánchez pese a las dificultades.

El presidente hizo múltiples corrillos con periodistas durante la copa de Navidad y tanto su mensaje como el de varios ministros iban en el mismo sentido: el Gobierno va a seguir, no hay ningún movimiento drástico a corto plazo previsto como el que pide Sumar. De hecho Sánchez planteó muchas cuestiones en sentido contrario. El presidente quiso lanzar un mensaje de fortaleza y se mostró confiado en que puede agotar la legislatura. A su juicio, en 2026 podrá abrirse “una ventana de oportunidad” para recuperar la relación con Junts si se cumplen los acuerdos pendientes.

Pedro Sánchez ayer en La Moncloa durante el balance anual.

Sánchez se está moviendo para lograrlo, y dijo que “la amnistía y los fondos europeos serán los dos grandes hitos de 2026”. En este año está previsto que Carles Puigdemont pueda volver a España si el Tribunal Constitucional le da el amparo que ha pedido. Sánchez ha mostrado en todo momento una clara voluntad de continuar a pesar de los escándalos.

El presidente avanzó además que el relevo de Pilar Alegría como portavoz será también una mujer, aunque no adelantó quién. La también ministra de Educación dejará el Gobierno en breve para ser candidata en Aragón.

Sánchez abrió muchos frentes pero todos ellos para mostrar la continuidad del Gobierno. Uno muy importante es con la Conferencia Episcopal. El presidente señaló, en una conversación informal, que el Ejecutivo está ahora mismo en plena negociación con la Iglesia para buscar una salida al escandalo de abusos sexuales en colegios e institutos católicos. Sánchez aseguró que él quiere un acuerdo, sobre todo en tema de indemnizaciones y reconocimiento de culpas, pero si no se logra, “el Gobierno actuará”. El presidente cree que esta tensión con la Iglesia por este asunto tan delicado explica las críticas políticas recientes del presidente de la Conferencia Episcopal, que ha pedido a Sánchez que convoque elecciones.

La tensión entre las dos alas de la coalición ha aumentado en los últimos días, sobre todo desde que la titular de Trabajo reclamó el viernes desde un programa de televisión esos cambios en los ministerios. Mientras en el PSOE ven el movimiento como un gesto para desmarcarse y evitar el desgaste que podría llegar a tocarles por el goteo de casos de corrupción y las denuncias de acoso que afectan a altos cargos del partido, en Sumar defienden que se trata de dar una “salida política” a la crisis que atraviesa el PSOE, que ha trascendido ya a la propia organización y está poniendo en riesgo el Gobierno.

Urtasun, que calificó la situación de “muy grave”, fue explícito en su valoración ayer. En opinión del partido, Sánchez ni ha dado explicaciones suficientes ni ha respondido a la pregunta para ellos fundamental, que es qué propone para salir de la crisis. “Sumar quiere que este sea el ecuador de la legislatura, pero reitero, lo será en función de las decisiones que se tomen o no se tomen (...) Hacer un balance en positivo de los últimos seis meses no responde a la pregunta de qué va a hacer el PSOE”, insistió.

Frente a un Sánchez que defendió la respuesta de su formación a las acusaciones de acoso, Antonio Maíllo, coordinador federal de Izquierda Unida, criticó que hubiera faltado “contundencia y rapidez” en esa actuación, que ignoró durante cinco meses las denuncias en los canales internos de la organización. El mismo día en que el presidente había confirmado una reunión con el máximo dirigente de ERC, Oriol Junqueras, el líder de IU pidió desde Miajadas (Cáceres) la convocatoria de la comisión para el seguimiento del pacto de la coalición, una especie de gabinete de crisis que se reúne en los momentos más delicados de la legislatura con representantes de todos los partidos. Insistiendo en el desencuentro con los socialistas, también a primera hora, el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, había vuelto a reclamar la prorroga de los 600.000 contratos de alquiler que vencen en los próximos meses exponiendo a los inquilinos a subidas de hasta el 40% en algunos casos.

Pese al rechazo de Sánchez, en Sumar confían en que aún haya margen para que el presidente se mueva. “No hay otra salida y ya no vale solo con la agenda social”, concluyen en el gabinete de Díaz. La idea, de momento, es no precipitarse y dar cierto margen al PSOE para que reaccione. Por ahora, no se inclinan por una salida del Gobierno, pero todo puede cambiar en un contexto muy inestable.

En Sumar están convencidos de que el parón de Navidad no va a servir esta vez para que la crisis amaine, como sí ocurrió en verano tras el encarcelamiento de Santos Cerdán. Creen que desde entonces, con la doble crisis que afronta el partido por la corrupción y los comportamientos machistas, la situación ha empeorado mucho e incluso algunas fuentes ven ahora a Sánchez “fuera de la realidad”.

El socio minoritario del Gobierno reconoce en todo caso que la posición del grupo “no es fácil” y hay voces que deslizan incluso que ellos mismos se han metido en un callejón sin salida que puede lastrar su credibilidad si el jefe del Gobierno no reacciona. “No haremos nada que facilite la llegada de PP y Vox”, admiten. Pero a la vez, los cambios dependen del presidente, su poder de influencia en el Ejecutivo es limitado y no quieren acabar todos con su capital político arrasado.

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