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El fiscal militar pide ocho años de cárcel para un capitán y cinco para un teniente por el ahogamiento de dos soldados

El acusador togado exime de responsabilidad a los mandos de los dos oficiales, un teniente coronel y un comandante

Muerte militares Cerro Muriano

El fiscal jurídico militar solicita ocho años de prisión para el capitán Ignacio Zúñiga Morillas y cinco para el teniente Jaime Tato Garrido por la muerte del cabo Miguel Ángel Jiménez Andujar y del soldado Carlos León Rico, que se ahogaron el 21 de diciembre de 2023 en un estanque del campo de maniobras de la base de Cerro Muriano (Córdoba), cuando realizaban un ejercicio de instrucción. El fiscal considera a ambos oficiales autores de dos delitos contra la eficacia del servicio con resultado de muerte, equivalentes al homicidio imprudente en el Código Penal común, por lo que les reclama también una indemnización solidaria a las familias de las víctimas de 422.174 euros, de la que el Ministerio de Defensa será responsable civil subsidiario.

En cambio, el acusador público no aprecia responsabilidad penal en la conducta de los mandos superiores de los dos acusados, el teniente coronel José Luis Zanfaño Hidalgo y el comandante Luis Fernando Velasco Quero, para los que pide la absolución. Ambos tendrán que sentarse en el banquillo, pues les acusan las familias de las víctimas. Durante la instrucción ya fueron exonerados el coronel Manuel Navarro y el sargento Alejandro Ruiz de Castroviejo.

En su escrito de conclusiones provisionales, previo a la celebración de juicio oral en el Tribunal Militar Central, el fiscal togado considera máximo responsable de lo ocurrido al capitán, de quien dice que “en ningún momento, tanto en la preparación como en la ejecución del ejercicio, expuso a sus mandos las condiciones en las que se iba a ejecutar o desarrollar, no especificó que se tratara de una actividad que tuviera por objeto practicar la flotabilidad, tampoco explicó por dónde y de qué manera se iba a realizar el ejercicio consistente en un paso de río, sino que, actuando bajo un criterio personal e improvisado […], buscó apoyo en su unidad orgánica”; la compañía a su cargo.

Por su parte, el teniente Tato “no ordenó ni se preocupó de hacer las comprobaciones previas necesarias […] y su sección continuó portando [en las mochilas] una mina de instrucción cuyo peso era superior a los tres kilogramos, lo que dificultó posteriormente la flotabilidad y las condiciones para mantenerse en el agua a temperatura muy baja”, unos ocho grados.

El capitán ordenó tender una cuerda que debía servir de guía para cruzar el estanque, pero no para agarrarse a ella en caso de hundirse, por una zona por la que soldados no hacían pie. Cuando un sargento comentó la posibilidad de ubicarla en un lado menos profundo del estanque, relata el fiscal, el teniente Tato comentó que “al capitán le daba igual que cubriese o no cubriese, que ‘la cuerda pasaba por ahí”. También, añade, un cabo le dijo al sargento que “le parecía una locura” el lugar dónde se había colocado la cuerda, a lo que este respondió que cumplía órdenes.

Al narrar el desarrollo del ejercicio, el fiscal describe una escena caótica. “No hubo instrucciones claras y precisas y el desorden se produjo de manera inmediata, puesto que tenían dificultades para moverse por un fondo fangoso y con ramas […] Solo se veían cabezas que subían y bajaban, se escuchaban gritos de auxilio, se sujetaban entre ellos o buscaban dónde agarrarse, mientras insistentemente el capitán les decía que se soltaran de la cuerda” a la que intentaban sujetarse.

Además del fallecimiento de los dos militares ―la desaparición del soldado León no se conoció hasta que se hizo un recuento de todos los presentes―, otros dos necesitaron asistencia hospitalaria por hipotermia. Uno de ellos fue auxiliado a la orilla del pantano en estado de inconsciencia por un capitán que casualmente pasaba por allí. En el momento del siniestro, no había ambulancia en la zona, ya que es se encontraba ocupada en otro ejercicio ―una circunstancia que era conocida por el capitán Zúñiga― y tardó nueve minutos en llegar.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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