Vox lleva la prohibición del velo integral al Congreso y obliga al PP y a Junts a posicionarse
El partido ultra quiere castigar con 600 euros a las mujeres que lleven nicab o burka en espacios públicos para “proteger la identidad occidental” de España


Vox ha decidido llevar a las Cortes el debate sobre la prohibición del velo integral, que hasta ahora había capitalizado el partido ultraderechista catalán Aliança Catalana, obligando a retratarse al PP y a Junts. La portavoz del grupo parlamentario ultra, Pepa Millán, ha anunciado este martes la presentación de una proposición de ley para prohibir en espacios públicos el uso del burka y el nicab, dos atuendos femeninos originarios de Afganistán y el golfo Pérsico, a los que ha confundido con el velo islámico. Este último, denominado hiyab, generalizado en los países musulmanes y seña de identidad religiosa, solo cubre el pelo y el cuello; mientras que los otros ocultan todo el cuerpo de la mujer (burka) o solo dejan al descubierto los ojos (nicab). Millán ha dejado claro que su objetivo no solo es proteger a las mujeres forzadas a cubrirse o evitar los problemas de seguridad derivados de que algunas personas lleven su rostro tapado, sino sobre todo “proteger la identidad occidental” de España, a su juicio incompatible con la religión musulmana.
La propuesta de Vox, que busca prohibir el uso del nicab y el burka “en el espacio público o en lugares privados de proyección a un espacio público”, crea un nuevo delito que castigará con hasta tres años de cárcel a quien impusiere el uso de los mismos “mediante violencia, intimidación o cualquier forma de coacción”. Además, pretende modificar la ley de Seguridad Ciudadana para castigar con hasta 600 euros el uso del nicab o el burka en espacios públicos, así como la imposición del mismo por parte de los padres o tutores de una menor. La reincidencia en esta infracción podría ser sancionada con hasta 30.000 euros de multa.
Inicialmente, el rechazo al velo islámico no formaba parte del corpus doctrinal de Vox. Al contrario, la formación ultra ha defendido siempre el derecho de los padres a imponer a sus hijos la formación religiosa y moral que deseen y han rechazado como “adoctrinamiento” cualquier clase de educación cívica o sexual en la escuela, reivindicando el derecho de los progenitores a vetarla mediante el denominado PIN parental. Sin embargo, su alineamiento con la ultraderecha europea encabezada por la francesa Marine Le Pen o el neerlandés Geert Wilders, que han hecho del rechazo al Islam el eje de su acción política; y la irrupción en Cataluña del partido de Sílvia Orriols, ferozmente contrario a la inmigración musulmana, le han decidido a levantar esta bandera antes de que otros lo hagan, lanzando una campaña que llevará el debate de la prohibición no solo al Congreso sino a todos los parlamentos autonómicos. Se da la circunstancia de que los partidos que han dado esta batalla en Europa defienden la laicidad del Estado y rechazan el uso de símbolos religiosos en la escuela, al contrario que Vox.
En el Parlament de Catalunya no será la primera vez que se debata este asunto. En mayo pasado la cámara catalana rechazó una propuesta similar de Aliança Catalana con la abstención del PP y Vox y el voto en contra del PSC, Junts, ERC y Comuns. Sin embargo, el partido de Puigdemont, en dura competencia electoral con Orriols, se desmarcó de la mayoría y anunció que, cuando gobierne Cataluña, aprovechará las competencias de migración y educación para prohibir el uso del burka, el nicab y el burkini (bañador que cubre todo el cuerpo) en espacios públicos e instalaciones destinadas a menores “para evitar la discriminación de género”.
En julio pasado fue Vox quien llevó al Parlamento catalán una iniciativa para prohibir el velo islámico, por considerarlo “una grave amenaza para nuestra identidad, nuestra cultura y el respeto a nuestro sistema jurídico y social”. En esta ocasión, todos los demás partidos votaron en contra, salvo Aliança y el PP, que se abstuvieron. El debate provocó un rifirrafe entre la diputada ultra Julia Calvet y el portavoz del PP, Alejandro Fernández, quien alegó que la propuesta de Vox “no exigía prohibir el burka o el velo islámico (la habríamos apoyado sin dudarlo) sino que ser refería a cualquier vestimenta islámica. ¿Y eso qué significa? ¿Las babuchas, las túnicas y las chilabas se prohíben también?”
La propuesta que debatirá el Congreso prohíbe exclusivamente el burka y el nicab, lo que supone una patata caliente para el PP y Junts; que se verán en la tesitura de sumarse a la iniciativa o ceder esa bandera a sus respectivos rivales electorales: Vox y Aliança. De aceptarla, deberán justificar por qué se proscriben algunas vestimentas que ocultan el rostro y no otras; como las máscaras en carnaval, los nazarenos en Semana Santa o los embozados de la manifestación neonazi que recorrió el centro de Madrid el pasado 8 de noviembre. El Tribunal Supremo anuló en 2013 una ordenanza del ayuntamiento de Lleida que prohibía el burka en instalaciones municipales advirtiendo que el derecho a la libertad religiosa debe regularse por ley y de que podía “producir el efecto perverso de negarle la integración en los espacios públicos a la mujer a la que se pretende proteger”.
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