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LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Vox, protagonista por su ausencia en el 12-O

Feijóo recuerda a Abascal que la Fiesta Nacional la organiza el Rey y no el Gobierno. Sánchez eludió el tradicional corrillo de charla informal en el Palacio Real

Anabel Díez

Aunque hay corrientes de opinión que sostienen que propalar la subida de Vox es un artefacto más de la propaganda del Gobierno, no lo ve exactamente así el más afectado directamente: el PP. Una muestra evidente de la preocupación de los populares se constató este domingo en el Palacio Real, por el tenor de las conversaciones informales de dirigentes y gobernantes autonómicos. Vox crece y empieza a saltar entre bloques ideológicos. El dibujo actual es de amenaza a las mayorías absolutas del PP allí donde ahora la tiene. También en Andalucía. Santiago Abascal, presidente de Vox, llamó al jefe del Estado para comunicarle que no estaría en la recepción anual de la Fiesta Nacional, tampoco en la tribuna de autoridades para asistir al desfile. Abascal no quiere estar bajo el mismo techo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El monarca escucha, toma nota y no polemiza sobre las acciones de los partidos políticos, tampoco del Gobierno, le guste o le disgusten.

Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no se le escuchó ayer ninguna apreciación. El jefe de gobierno abandonó el Palacio Real un vez que los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía, saludaron al más del millar de personas que fueron invitadas para conmemorar la Fiesta Nacional de España. Al clarear este lunes Sánchez saldrá hacia Egipto a la cumbre de la que puede salir la paz en Oriente próximo. Sin garantías cerradas.

Como quiera que fuese, el presidente del Gobierno abandonó el Palacio Real sin formar el corrillo de conversaciones con los medios de comunicación. Muy pronto, el resto de los ministros emprendieron el camino hacia la calle. Solo el titular de Cultura, Ernest Urtasun, conversó en distintos círculos, aunque fue el titular de Transportes, Óscar Puente, el que durante más tiempo atendió a los medios de comunicación. El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, y la presidenta del Tribunal de Cuentas, Enriqueta Chicano, atendieron a quienes les solicitaban comentarios, información o un mero saludo.

Con una ausencia temprana del jefe de Gobierno y la inmensa mayoría de los ministros, a excepción de Puente y Urtasun, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo y el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, acapararon la máxima atención y el protagonismo. A Sánchez no le debe gustar “el Día de la Hispanidad”, arrancó Feijóo en referencia a la Fiesta Nacional de España que es exactamente la denominación oficial. Sobre la ausencia de Abascal se inspiró en un estilo indirecto: hasta ahora Bildu y los independentistas han sido los que se ausentan; quienes no vengan lo tendrán que explicar. Y recuerda Feijóo: Abascal fue invitado por el Rey y no por el Gobierno.

En la sede del PP se analiza con esmero la evolución del voto de Vox aunque Feijóo, como hizo ayer mismo, procure evitar hablar de ellos. No ocultó esa realidad el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, quien no prevé adelantar las elecciones, sino que se celebren cuando tocan, en nueve meses. En el supuesto de que Vox le rompiera la mayoría no les abrirá la puerta para compartir Gobierno. Ellos verán si votan o no su investidura. La gravedad del fallo masivo del cribado de los cánceres de mama lleva al presidente andaluz a mostrarse consternado y a no quitarle ni un ápice de trascendencia. En plena hecatombe se entiende que no vaya a convocar elecciones.

Todo es un bullir constante en el PP y en los gobiernos autonómicos sobre el acecho de Vox. En los corrillos con dirigentes y conocedores de las encuestas cualitativas se asegura que ninguna comunidad gobernada por el PP puede estar tranquila, tampoco Madrid.

Si la presidenta de la comunidad y el alcalde de la capital, Isabel Diaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, han sacado motu proprio el debate sobre el aborto, legislado y avalado por el Tribunal Constitucional, no es casual. Para Feijóo siempre ha sido un debate cerrado y una ley que hay que cumplir, que, a su juicio, se cumple. Es muy evidente que el tema le incomoda. A él le interesa hablar del Gobierno, para mal, sobre su política exterior y la corrupción que afecta “a su entorno y a su partido”.

No se le ha podido aún preguntar directamente al presidente del Gobierno por qué no ha felicitado a la nueva Nobel de la paz, María Corina Machado, dirigente de la oposición venezolana. Feijóo sentencia que Sánchez ha optado por los intereses de su partido y de José Luis Rodríguez Zapatero -ex presidente del gobierno – antes que los intereses del pueblo venezolano. Por Venezuela y por los dirigentes de la oposición, la propia Machado y por quien fue el candidato a la presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, el Gobierno de Pedro Sánchez ha practicado una política de máxima ayuda, para salvaguardar su seguridad y la de sus familias, así como de otros opositores al régimen de Nicolás Maduro. Las puertas de España están abiertas para los venezolanos. Dada esa realidad del comportamiento del Gobierno de Sánchez con la oposición venezolana y sus ciudadanos, la extrañeza por no felicitar directamente a María Corina Machado por la concesión del Nobel de la Paz, alcanza también al PSOE. En Egipto se le preguntará aunque la paz en Oriente Próximo es de tal trascendencia que ocupará toda la atención.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).
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