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Francisco Correa confiesa en un último escrito todos los hechos que le imputa la Fiscalía

Semanas antes del juicio pendiente sobre la Gürtel, el cabecilla de la trama describe a la Audiencia Nacional cómo ocultó su patrimonio en Suiza y Miami

El País

La larga historia de corrupción protagonizada por Francisco Correa ha escrito este lunes uno de sus últimos capítulos, y de la mano del líder de la trama de corrupción de la que se benefició el PP. Correa ha aportado por escrito una última confesión escrita para “continuar” su “absoluta colaboración con la Justicia” en el juicio —el último a la red corrupta— que lo ha llevado al banquillo en relación con el ingreso de más de 30 millones de euros en mordidas que nunca declaró. En el texto de confesión, dirigido a la Audiencia Nacional y al que ha tenido acceso EL PAÍS, Correa admite los hechos de los que lo acusa la Fiscalía, renuncia a pruebas, a la última palabra y se somete al criterio del ministerio público en el desarrollo del juicio, que empezará en noviembre.

Sobre su número dos, Pablo Crespo, el cabecilla de la Gürtel asegura en su escrito de confesión que se ocupó junto al considerado cerebro de la trama, Ramón Blanco Balín, de sus asuntos societarios, económicos y fiscales mientras estaba fuera de España y remite a una futura confesión de Crespo en el que el líder de la trama asegura que este también reconocerá los hechos. Correo narra que Balín le presentó a Dante Canonica —el director de la fundación panameña Lucum, a cuyo nombre se abrió la cuenta de Juan Carlos I en la banca ginebrina Mirabaud & Cie— y Arturo Gianfranco Fasana —gestor externo de la cuenta del rey emérito— que todos conocían perfectamente “el origen ilícito” de su capital en el extranjero.

En el texto, el empresario afirma que tuvo intención de regularizar su situación fiscal en España “para evitar problemas judiciales” pues “a dicha fecha no había tenido ninguno”, pero que Blanco Balín le replicó a la idea con desprecio y que le aseguró que estaba protegido por una cuenta bancaria denominada “Soleado”, en la que “había personas de máxima relevancia de España”. Balín, siempre según el relato de Correa, le indicó que si en algún momento lo llamaban a declarar, él como administrador de las sociedades manifestaría que “todo era de inversores extranjeros” y que fue él quien evitó que se regularizaran los fondos. “Lo cual lamento ahora enormemente”, precisa Correa, para dar a continuación detalles de una reunión en el despacho de abogados de Garrigues convocada, dice, para “evitar en lo posible los problemas fiscales que se avecinaban”.

El fiscal pide decenas de años de cárcel para Correa por al menos 20 delitos contra la Hacienda Pública, dos de blanqueo de capitales y otro de falsedad documental. Un castigo similar al que solicita para buena parte de los procesados, entre ellos el lugarteniente de Correa, Crespo, quien fue secretario de Organización del PP de Galicia a finales de los noventa. El empresario cumple condena en tercer grado ordinario (duerme en prisión a dormir de lunes a jueves) en el Centro de Inserción Social (CIS) Victoria Kent, de Madrid.

En su texto, remitido este lunes a la Sala, Correa describe también su relación con otras personas relacionadas con la trama, como el exalcalde de Boadilla con el PP Arturo González Panero, alias el Albondiguilla, condenado a más 36 años de cárcel en un caso en el que Correa y su número dos, Crespo, también resultaron condenados aunque con una reducción de penas por confesión. En el escrito el líder de la trama detalla que acudió con Crespo a una sucursal de Bancaja en Miami para abrir una cuenta por mediación del director de la agencia bancaria, Guillermo Martínez Lluch, y que en el mismo banco aperturó otras cuentas para sus sociedades a través de su abogado en la ciudad estadounidense, Vicente Luis Agramunt.

El líder de la trama asegura que enviaba “transferencias de dinero” desde su cuenta en Suiza a la de EE UU y que tanto Agramunt como Martínez Lluch eran conocedores de la procedencia de esas sumas. Correa señala también a Agramunt como autor de la estructura, “tal y como describe el ministerio fiscal en su escrito de acusación”, a través de la que canalizaba sus inversiones inmobiliarias sin que, afirma, “nunca” le pidieran documentación alguna.

El empresario detalla que luego cambió sus cuentas de Miami a Panamá y apunta a que una diplomática panameña en Mónaco le pagó 350.000 dólares de su dinero en Suiza para esta que le consiguiera una residencia en el país centroamericano, aunque lo “estafó”. Correa detalla también que junto a Pablo Crespo trató de utilizar a un primo hermano suyo residente en Senegal para “ocultar” su patrimonio “y que actuase como testaferro”.

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