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El nuevo jefe del Eurocuerpo, sobre Ucrania y Oriente Próximo: “La acción militar no es la que alcanzará la estabilidad”

Aroldo Lázaro, que lideró las fuerzas de la ONU en Líbano desde 2022, toma el mando del cuartel general táctico de la UE y la OTAN de Estrasburgo

Belén Domínguez Cebrián

Los últimos tres años del teniente general Aroldo Lázaro Sáenz (Sidi Ifni, actual Marruecos, 63 años) han sido de todo menos tranquilos. Al frente de la Misión de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés), ha vivido de cerca los efectos colaterales de uno de los conflictos más sangrientos que vive el mundo, el de Israel y Palestina. Tras una dilatada experiencia en el ámbito internacional, Lázaro tomó el pasado jueves posesión al frente del Eurocuerpo, el cuartel táctico que da servicio a la UE y la OTAN desde su sede en Estrasburgo (Francia), tal y como adelantó EL PAÍS en abril. “Mi prioridad será mantener e incrementar su disponibilidad, su preparación y sus capacidades (...) para poder ofrecerlo como herramienta de respuesta rápida ante cualquier petición que se haga de su empleo”, detallaba hace unos días a EL PAÍS en un despacho del suntuoso palacio de Buenavista, sede del Ejército de Tierra, en pleno centro de Madrid.

Lázaro, que el pasado julio fue condecorado con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo azul, una medalla que reconoce el trabajo “extraordinario” en misiones internacionales y multinacionales, deja atrás la famosa línea azul entre Líbano e Israel, los búnkeres y el conflicto abierto desde 2006 por la apacible ciudad de Estrasburgo. En este nuevo destino, entre Francia y Alemania a orillas del Rin, su misión no dejará de ser de alta tensión. Y es que el Eurocuerpo está llamado a cobrar cada vez más relevancia de cara al otro conflicto que ocupa titulares y portadas cada día y que se desarrolla en suelo europeo: la invasión rusa de Ucrania y la creciente amenaza que representa Moscú para la UE, sobre todo a raíz de los últimos incursiones con drones en Polonia, socio de la UE y aliado de la OTAN.

En este contexto, este general, políglota (domina el inglés, el francés y el italiano), casado y con dos hijos, insiste en que ahora más que nunca el Eurocuerpo “debe estar preparado para intervenir en el caso de que se tome la decisión política” para hacerlo. Y recalca una y otra vez en la premisa de la “voluntad política”, algo que cree que escasea. “En ambos conflictos [Oriente Próximo y Ucrania] hay intereses estratégicos y políticos, pero en los dos escenarios están usando el poder militar. Y la acción militar no es la que alcanzara los objetivos duraderos de estabilidad. La solución política es la única idónea”, asegura. Nunca pensó, de hecho, que ni un conflicto ni otro “duraran tanto tiempo”.

Durante los tres últimos años en Líbano, Lázaro ha pasado horas y horas en los búnkeres, sobre todo el verano pasado, cuando Israel avanzó en Líbano para atacar las posiciones de Hezbolá ―la milicia chií libanesa apoyada por Teherán― matando también a su máximo líder, Hasán Nasralá. El general recuerda cómo “todo cambió” a raíz de los ataques terroristas de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023. “Aquello fue una ruptura del cese de hostilidades; la acción de Israel ha cambiado; en Siria hubo un cambio de Gobierno; en Líbano, el debilitamiento de Hezbolá; en Gaza, lo que todos conocemos [en referencia al conflicto que lleva ya más de 65.000 muertos]. Y todo eso es un polvorín que hay que intentar manejar”, dice mientras revisa las notas de sus años en la región.

“Servir en la ONU liderando a 10.000 cascos azules de 48 países [unos 650, españoles] ha sido uno de los retos más desafiantes de mi vida, y un honor”, remarcó Lázaro el pasado 14 de julio al recibir la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo azul de manos de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Uno de los momentos más tensos que se vivieron en Líbano, recuerda, fue cuando Israel requirió a la ONU que abandonase sus posiciones a lo largo de la línea azul. “Estudiamos las consecuencias que podía tener y llegamos a la conclusión de que no había que irse porque las implicaciones negativas podrían haber afectado a la visión de la misión, el prestigio, la opinión del propio país... Ese momento no representó un peligro físico, pero sí una cosa que podría haber afectado a la misión”, sostiene. Y concluye: “El mandato de la ONU se cumplió”.

La sangre castrense recorre las venas de Lázaro, que es hijo y nieto de militares. Lleva 39 años en activo desarrollando una carrera profesional que ha destacado por la diplomacia y la multilateralidad de sus puestos y destinos. Ha estado en Bosnia-Herzegovina bajo mando de la ONU, de la OTAN y de la UE; en el Cuartel General Multinacional Terrestre de Alta Disponibilidad (Valencia) de la Alianza Atlántica; en Líbano en varias ocasiones desde que comenzó la misión de Naciones Unidas en 2006; y en la Academia Central de la Defensa (Madrid), donde se formó en diplomacia y paz. Ahora es consciente del “reto” que afronta como líder del Eurocuerpo. “Es una herramienta que será empleada en el caso de que la decisión política se lleve a cabo. Hay que estar preparado para el escenario en el que se requiera”.

La de Lázaro será la cuarta vez en que un general español tome el mando de la base de Estrasburgo, a la que España aporta el 21% tanto del presupuesto (13 millones de euros) como de los militares (casi 1.000 en total). El Eurocuerpo cuenta con seis países miembros (Alemania, Bélgica, España, Francia, Luxemburgo y Polonia) y otros cinco asociados (Grecia, Italia, Rumania, Turquía y Austria), pero no se descarta que se adhieran más países ―tanto de la UE como de la OTAN― en un futuro.

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Sobre la firma

Belén Domínguez Cebrián
Cubre Casa Real y Defensa. Pasó 10 años en Internacional cubriendo inmigración y países nórdicos y bálticos. Estuvo en la corresponsalía de Bruselas. Licenciada en Derecho y Políticas (UAM); diplomada en Relaciones Internacionales (Universidad de Kent); Máster de periodismo (UAM/EL PAÍS); y Observadora Electoral (Escuela Diplomática).
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