Rutte ve insuficiente el gasto militar que prevé Sánchez y cree que debe llegar al 3,5% del PIB
“España piensa que puede lograr esos objetivos. La OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar más”, ha señalado el holandés
Pese al acuerdo alcanzado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para lograr más flexibilidad en los objetivos de gasto militar, la OTAN sigue “convencida” de que España acabará teniendo que gastar más, hasta llegar incluso al 3,5% del PIB en defensa pura que se ha fijado en la declaración final de la cumbre de La Haya, que será aprobada por los aliados este miércoles.
Así lo ha señalado el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, un día después de que se lograra un acuerdo con Madrid que pasa por mantener con carácter general el objetivo del 5% de gasto —3,5% en gasto militar neto y otro 1,5% en infraestructura y otros objetivos de uso dual— pero interpretándolo con flexibilidad. Así, España podrá dedicar a defensa el porcentaje del PIB que considere necesario, siempre que cumpla con los Objetivos de Capacidades militares que fueron aprobados por los ministros de Defensa de la OTAN el pasado 5 de junio.
“España piensa que puede lograr esos objetivos con un 2,1% de gasto. La OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar el 3,5%”, ha señalado el holandés en la rueda de prensa previa a la cumbre que a partir de este martes congregará a los líderes de los países aliados en La Haya.
Fuentes del Gobierno español explican que la declaración de Rutte no es contradictoria con el acuerdo que él mismo alcanzó con Pedro Sánchez a través de sus equipos el fin de semana. Ese pacto, que ha sido negociado letra por letra durante varios días entre los gabinetes de ambos mandatarios, trata de resolver esta discrepancia de base que traslada Rutte: España cree que con el 2,1% puede cumplir con los objetivos de capacidades que marca la OTAN y Rutte cree que necesitará ir al 3,5%. Sánchez se niega en redondo a comprometerse al 3,5% en gasto militar puro y 1,5% en seguridad, y por eso se ha pactado una fórmula ambigua en la resolución final que contente a ambos, con una revisión en 2029 para ver quién tenía razón, si España o la OTAN. Fuentes del Gobierno español explican que la negociación incluyó una carta de Rutte explicando que la interpretación correcta es que España no queda obligada por ese compromiso y Sánchez le respondió que solo en ese caso firmarían la declaración final. Todo está pactado, aparentemente, aunque siempre puede haber sorpresas y más con Donald Trump en la sala, así que habrá que esperar al final de la cumbre para entender cómo queda realmente esta solución diplomática que han encontrado Sánchez y Rutte. En cualquier caso el Gobierno español insiste en que en ningún caso el presidente se va a comprometer con el 5% porque no lo ve necesario ni razonable ni conveniente, y se estaría jugando unos recortes sociales importantes en España porque son 50.000 millones de euros más al año.
La cita es conocida ya como la cumbre de los números; realmente se trata de una única cifra, ese 5% de gasto total impuesto sobre todo por Estados Unidos y que el holandés ha dividido en dos tramos para que los aliados, muchos de los cuales ni siquiera cumplían hasta hace poco el 2% fijado en 2014, puedan asumir el nuevo reto fiscal y, también, político. Un 5% que Rutte, que se ha puesto como tarea evitar a toda costa que el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, se desentienda de sus compromisos en el marco de la Alianza Atlántica, ha asumido como propio. Pero el no de España la semana pasada, justo antes de que se aprobara por todas las delegaciones el comunicado final que ratifica esta cifra total -que en realidad ni Washington cumple ni piensa cumplir- hizo temblar el consenso y disparó el nerviosismo ante una cita en la que se ha buscado cerrar todos los detalles aun antes de que comience para evitar sorpresas de último minuto. España insiste en que su compromiso es con los objetivos de capacidades pactadas, y no con un 5% en el que no cree.
Las negociaciones se redoblaron desde el viernes y durante todo el fin de semana, hasta que, la tarde del domingo, se produjo la fumata blanca. El acuerdo, según reveló el propio Sánchez en una declaración desde Madrid, permite que España suscriba una declaración en la que se fija el aumento del gasto hasta el 5% de PIB hasta 2035, para no romper el consenso necesario. Pero introduce retoques leves aunque suficientes en el texto acordado como para que España pueda “cumplir sus compromisos con la Alianza Atlántica y preservar su unidad, sin tener que incrementar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB”, dijo el jefe de Gobierno. Como garantía, Sánchez obtuvo una carta firmada por Rutte en la que le asegura que España tendrá la “flexibilidad” solicitada para “determinar su propio camino soberano para lograr los objetivos de capacidades militares” fijados. España rompió el jueves el plazo de 48 horas para que se aprobara el borrador de la declaración final de la cumbre de la OTAN por silencio positivo; es decir, si ningún país se manifestaba en contra. Una vez alcanzado el pacto entre Sánchez y Rutte, la declaración enmendada se ha circulado este domingo a las capitales aliadas y se ha abierto un nuevo plazo para presentar alegaciones que concluyó el domingo, sin que ningún país se haya opuesto, por lo que ha quedado definitivamente aprobada.
Aun así, Rutte ha subrayado este lunes que la OTAN no prevé opt outs o acuerdos de exclusión, “ni hace acuerdos paralelos”, sino que se trata de permitir que el país llegue a sus compromisos de la manera que considere. En este sentido, ha recordado que el acuerdo final prevé también una revisión de objetivos y cumplimientos en 2029, dando a entender que estos podrían ser reconsiderados, incluso al alza, para todos los aliados si lo acordado en La Haya no acaba por ser suficiente.
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