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Los socios buscan cómo salvarse del naufragio por la corrupción mientras aprietan a Sánchez

El Gobierno se aferra a que nadie quiere elecciones mientras Podemos se distancia al máximo del PSOE para recoger los votos desencantados de la izquierda

El secretario general de Junts, Jordi Turull; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz del Grupo Parlamentario Junts, Miriam Nogueras, durante un encuentro en La Moncloa este martes.Foto: Álvaro García | Vídeo: EPV

“¿Le queda algo de respeto por los españoles?“. ”¿Tiene una aproximación del dinero que han robado a los españoles las distintas tramas que le rodean?“. “¿Qué piensa hacer?“. Este es el tenor de las tres preguntas formales registradas que Alberto Núñez Feijóo (PP), Santiago Abascal (Vox) y Gabriel Rufián (ERC) le lanzarán este miércoles al presidente, Pedro Sánchez, en la sesión de control al Gobierno del Congreso. Se vaticina luego todo un pleno pringoso, en medio de la ronda de Sánchez que, tras la foto de ayer con Junts, continuará este miércoles con ERC, PNV y Bildu. El ambiente en el Congreso está cada día más candente y ya no solo por las recurrentes apelaciones de la oposición de derechas y ultraderechas a la mafia y la banda con la que intentan triturar a un sanchismo en las horas más bajas.

Algunos socios circunstanciales, en particular ERC, Junts y Podemos, muestran una desafección y un malestar creciente como de consigna del “sálvese el que pueda” pensando ya más en su electorado que en apretar al Gobierno a cambio de sus clásicos acuerdos bilaterales. Y el BNG se descolgó a última hora del martes de la ronda de contactos con el argumento de no sumarse a “una especie de cuestión de confianza abordada de forma individualizada”. “En un momento en el que están saliendo a la luz informaciones graves sobre prácticas corruptas vinculadas a miembros del PSOE, el Gobierno no puede buscar una foto de respaldo que desvíe la atención o pretenda diluir responsabilidades”, señaló el representante galleguista en el Congreso, Néstor Rego.

En el Gobierno son conscientes de que socios están presionando y necesitan algo a lo que aferrarse para poder seguir, pero a la vez distintos miembros del Ejecutivo consultados destacan que ninguno de los grupos, ni siquiera el más crítico, Podemos, que se ha negado a ir a la ronda con Sánchez, está pidiendo elecciones. “Nadie las quiere, nadie nos traslada que vaya a salirse de la mayoría y mucho menos que esté pensando en apoyar una moción de censura con el PP y Vox”, resume un miembro del Ejecutivo.

Tras los últimos avatares de los casos Cerdán, Ábalos y Koldo y la nueva comparecencia, retadora, de Pedro Sánchez, que marcó el argumentario que seguir al Gobierno y al partido, el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, mantuvo una reunión este martes del grupo parlamentario en la que no ahorró ni paños calientes ni advertencias ante lo que piensan que les puede pasar ahora. Les dijo: “Se ha acabado el duelo. Esto han sido tres afiliados socialistas muy importantes, pero tenemos 20.000 cargos públicos repartidos por toda España, que se dejan lo mejor de sí mismos. Ahora nos toca a los 120 diputados liderar esa decepción y acudir a las casas del pueblo y sí, escuchar gritos, pitidos, abucheos, con humildad, pedir perdón las veces que haga falta”. Y luego requirió “unos días de reflexión y calma” ante las impaciencias y premuras de algunos socios. No la obtuvo.

Desmarques en la izquierda

Los desmarques llegaron a su manera también desde Sumar. Un día después de la reunión entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, los partidos que conforman Sumar quisieron escenificar este martes su profunda incomodidad con las escasas explicaciones dadas por el presidente hasta la fecha, que tampoco ha anunciado por ahora medidas de calado para emprender la “regeneración democrática” que le exige su socio de Gobierno. Tanto Comunes como Chunta tiraron por elevación al abrir incluso la puerta a la salida del Gobierno si se conocen nuevos casos que extiendan la corrupción al conjunto del PSOE. Compromís, que no está en ese Ejecutivo, afirmó que Sánchez “no tiene la confianza” de su formación. Todos exigen más explicaciones y que se presente en un pleno monográfico, pero descartan todavía que el jefe del Ejecutivo caiga ante el peligro del espejo alternativo de un gabinete del PP y Vox.

Podemos ha vuelto a ser el más crítico y ha subido un escalón en su total “distanciamiento” al referirse a la coalición ya no como el Gobierno “de la guerra” como hasta ahora sino “de la guerra y la corrupción”. “Pedro Sánchez no va a poder ser parte de la solución porque el PSOE es parte del problema”, clamó la secretaria general, Ione Belarra, que descartó que la solución sea una cuestión de confianza, la moción de censura o la convocatoria de elecciones y apuesta, dice, por recuperar el espíritu del 15-M y “hacer crecer la alternativa al bipartidismo”. Podemos tiene ahora cuatro diputados en el Grupo Mixto y en torno a una decena de representantes en los parlamentos autonómicos.

Fuentes de Podemos especulan con la tesis de que todo lo negativo que le ocurre al PSOE “está moviendo las placas tectónicas” del voto de izquierdas y que su anhelo de construir una alternativa al bipartidismo corrupto, en el que equiparan al PSOE con el PP, podría fraguarse a “corto medio plazo”, incluso sin Sumar y sin IU.

Gerardo Pisarello, secretario primero de la Mesa del Congreso y diputado de Catalunya en Comú, se estrenó este martes al abrir públicamente el debate sobre la conveniencia de permanecer en el Ejecutivo con un PSOE que se puede ver salpicado por nuevos casos de corrupción que vayan más allá de los ex secretarios de organización Santos Cerdán o José Luis Ábalos. Pisarello puso en duda que esos dos cargos tan cercanos a Sánchez fuesen solo “dos lobos solitarios que lleven una década actuando por su cuenta en los puestos más altos del partido”. “No se sabe qué más puede salir”, remató en esa línea el único parlamentario de Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo, y dejó todos los escenarios futuros pendientes de los órganos de dirección de su formación.

“Entiendo que los Comunes quieran entrar a valorar escenarios que no se producen, pero de la misma manera que actuamos con contundencia cuando exigimos el acta, iremos respondiendo a lo que vaya surgiendo”, trató de suturar las brechas la portavoz parlamentaria de Sumar, Verónica Barbero. No lo consiguió con la diputada de Compromís, Àgueda Micó, que lidera la exigencia de que Sánchez se someta a una cuestión de confianza, una posibilidad que la dirección de Sumar enfrió la semana pasada. Micó, muy molesta, apuntó contra Sánchez: “Es el responsable de haberle dado la llave de la caja del dinero público. Las explicaciones han sido insuficientes. No nos conformamos con el comodín de o yo o el caos”. Compromís mantiene sin solventar la crisis con Sumar sobre su permanencia o no en el grupo después de que la dirección se negase a llamar a Sánchez a la comisión de investigación sobre la dana.

PNV, BNG y EH Bildu son críticos con el sórdido retrato actual del PSOE y la corta respuesta de Sánchez, pero sin llegar más lejos. El desencanto es mayor en ERC: “Se hace difícil confiar en el Gobierno. Quedan demasiadas preguntas en el aire”, sentenció su portavoz en la sesión de control en el Senado, en la víspera de la cita de Gabriel Rufián con Sánchez en la Moncloa. Este martes fue el turno de Junts, que volvió a avisar a Sánchez de que su prioridad son los avances en sus acuerdos bilaterales. Después de la reunión con el presidente —por primera vez, los dirigentes independentistas fueron convocados en La Moncloa—, el secretario general de Junts, Jordi Turull, explicó que había reclamado a Sánchez que nombre cuanto antes un nuevo interlocutor para negociar como hacía hasta ahora Santos Cerdán, en Bruselas, en reuniones mensuales. La “confianza ya estaba al límite” en Junts, explicó Turull, que reclamó explicaciones cuanto antes, pero insistió en que a su grupo lo que le interesa es que se lleven a cabo los pactos bilaterales entre sus dos formaciones y que permitieron la investidura de Pedro Sánchez.

En La Moncloa son conscientes de que tendrán que hacer más cosas, pero están ganando tiempo porque esperan que se desvelen dos cuestiones importantes. Primero, qué piden los socios, algo que se verá claro al final de la ronda que seguirá este miércoles. Sánchez ya dijo que estaba dispuesto a aceptar todas las peticiones, y tampoco tiene muchas opciones para negarse en un momento de máxima debilidad en el que necesita rearmar su mayoría.

El Gobierno no sabe qué tiene grabado Koldo García

Pero el segundo elemento que explica la espera es mucho más delicado: el Ejecutivo no sabe qué otras bombas puede tener la UCO con grabaciones de Koldo García, que estuvo años registrando a todos sus interlocutores de manera secreta, o con otros soportes documentales. “Haremos más cosas, pero todo dependerá de lo que vaya saliendo”, admite un miembro del Ejecutivo. Es cada vez más clara la sensación de nerviosismo en el Gobierno, en el PSOE y en los socios ante la posibilidad de que salgan más cosas que impliquen a otras personas relevantes, o que puedan apuntar hacia una financiación ilegal. Aunque los miembros del Ejecutivo consultados insisten en que se está mirando todo, desde las cuentas del partido hasta las adjudicaciones de las distintas obras señaladas por el informe de la UCO, y de momento no aparece nada extraño.

Sánchez tiene aún muchas incógnitas que resolver antes de tomar más decisiones, pero parece claro que está dispuesto a hacer más para contentar a sus socios y a la vez que confía en que nadie quiera romper y, por tanto, la situación, a pesar de la evidente gravedad, se pueda intentar reconducir políticamente al menos para sostener la precaria mayoría que ha permitido sacar adelante una treintena de leyes en una legislatura muy compleja y con un bagaje de reformas muy limitado aún.

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