Sumar se aferra al balón de oxígeno del giro en el contrato de Israel pero Díaz avisa: “Hay que hablar poco y trabajar más”
El socio minoritario de la coalición trata de cerrar filas tras una semana muy complicada en el Gobierno


En términos partidistas, Sumar se apuntó el jueves una victoria frente al PSOE con la rectificación para rescindir la compra de 15 millones de balas a Israel por parte de Interior. La noticia del contrato con una empresa del país cuyo ejército ha masacrado a más de 50.000 palestinos desde el estallido de la guerra en Gaza en octubre de 2023, sorprendió al grupo de Yolanda Díaz tan solo un día después de que el Gobierno anunciara el martes una inversión en defensa de 10.500 millones que incomodó mucho al socio minoritario. Llovía sobre mojado. Y Sumar se plantó para exigir la cancelación del convenio. Pero tras 24 horas de crisis, ofreciendo una imagen a ratos descoordinada, las diferencias estratégicas dentro del grupo se han hecho evidentes. “Hay que hablar poco y trabajar más“, dejó como recado este viernes la vicepresidenta en una entrevista en RNE.
El cambio de rumbo decretado por el presidente Pedro Sánchez ha calmado las aguas y ha aplacado el incipiente malestar interno. Nadie quiere hablar ya de crisis y las formaciones se centran en sacar pecho de su influencia en el Ejecutivo en un momento especialmente delicado: sin mayoría para aprobar los Presupuestos, en un contexto de rearme en Europa y con Podemos presionando por la izquierda desde fuera.
IU había abierto la puerta el miércoles a una posible salida del Gobierno que molestó al entorno de Díaz, que ya había exigido la cancelación del contrato. Fue el titular de Cultura, Ernest Urtasun (hasta ahora portavoz de Sumar) quien salió ese mismo día por la tarde a desmentir la posibilidad de que sus ministros fueran a abandonar el Ejecutivo y achacó a “debates internos de IU”, donde conviven sectores muy distintos, el que se hubiera llegado a plantear algo así por parte del portavoz parlamentario de ese partido, Enrique Santiago. Las palabras del diputado, con todo, fueron matizadas a lo largo del día desde sus propias filas, reflejando a la vez su propio debate.
En el equipo de Díaz, que trabajaba desde primera hora en coordinación con La Moncloa para buscar una salida al conflicto, el órdago fue percibido como una “torpeza”, que puso además el foco sobre la crisis interna cuando el mensaje que querían trasladar era el de que el ministerio de Fernando Grande-Marlaska tenía que rectificar.
Aunque sin mencionar a nadie, Yolanda Díaz hizo ver de nuevo este viernes su desacuerdo con esa estrategia. “Desde que por la madrugada tuve conocimiento de la noticia, me puse a trabajar, que creo que es lo que hay que hacer. Hay que hablar poco y trabajar más. Sobre todo para que cuando uno comparezca, pueda hablar con cierta tranquilidad a los españoles”, dijo la vicepresidenta segunda.
Con la decisión de anular la compra de balas tomada, los partidos del grupo llegaron sin tensiones, “aliviados”, a la reunión conjunta exigida públicamente por IU y en la que se acordó finalmente mejorar los mecanismos internos de coordinación, según fuentes conocedoras del encuentro. En la dirección de Izquierda Unida, mientras, defienden que la suya no fue una postura especialmente “dura”, como se les ha achacado, sino que responde a un posicionamiento político “previo, no sobrevenido”, coherente con la trayectoria de la formación. Desde otras fuerzas del grupo analizan también que ese discurso debe entenderse en clave interna. “Le hablan a su electorado y se desmarcan”, opinan.
El cambio ordenado en La Moncloa da un balón de oxígeno a Sumar en una semana particularmente difícil, con Podemos tratando de asfixiar a los de Díaz desde fuera por sostener a un Gobierno que califican “de la guerra” y tras la aprobación del plan de seguridad que acelera la inversión en defensa hasta el 2% del PIB para 2025, una exigencia de la OTAN y la Comisión Europea que ha asumido Sánchez y que en el espacio de Sumar dan ya más o menos por amortizada. La vicepresidenta aprovechó el éxito del jueves para anunciar que la reducción de la jornada laboral de su departamento volverá al Consejo de Ministros el próximo martes, de forma que podrá empezar ya su tramitación en el Congreso, donde aún deben negociarse los apoyos.
Desde que se hizo público que el Gobierno rescindiría el contrato, ministros y altos cargos de los partidos del grupo de Díaz se repartieron por las distintas radios, televisiones y actos para reivindicar el giro ante la opinión pública. “Celebramos que se haya ratificado el acuerdo que el propio Gobierno hizo, y en eso Izquierda Unida ha sido muy contundente, siempre lo hemos sido”, decía su coordinador federal, Antonio Maíllo, este viernes en TVE. “[Díaz] estuvo a golpe de teléfono con el presidente del Gobierno y con el ministro del Interior”, reivindicó por su parte en la misma cadena poco después Lara Hernández, una de las dos nuevas coordinadoras de Movimiento Sumar. En declaraciones en Bruselas, la ministra Sira Rego volvió a reclamar una auditoría de todos los contratos de Interior y Defensa con Israel. “Vamos a ser absolutamente exigentes con el cumplimiento que hay en el Gobierno para que no haya ni un solo euro de dinero público que vaya a la compra de armamento” a ese país, informa Silvia Ayuso.
Frente amplio
Sin haber elegido aún un líder del espacio para afrontar el próximo ciclo electoral (la vicepresidenta todavía no ha decidido si concurrirá) y con unas proyecciones demoscópicas muy débiles, los partidos buscan reivindicarse. Ante ese escenario, varias formaciones de la izquierda se repliegan a sus cuarteles este fin de semana. Tanto Podemos como Movimiento Sumar elegirán sábado y domingo a sus nuevas ejecutivas tras las asambleas de las últimas semanas. Más Madrid celebra dos jornadas de Plenario Autonómico Extraordinario. E IU, por su parte, tiene previsto aprobar este sábado un documento que refleja la política de alianzas de la formación, con un mandato claro para forjar un “frente amplio”.
En el borrador del texto que someterá a votación la Coordinadora Federal, máximo órgano entre asambleas, el partido de Maíllo explicita su apuesta por buscar la unidad electoral con aquellas formaciones con las que ya comparten espacios, como son Podemos, Verdes y Movimiento Sumar. Es el caso de Andalucía, donde los partidos llevan en conversaciones muchos meses para tratar de reeditar un acuerdo que esta vez no llegue en tiempo de descuento y aireando desavenencias. IU también se refiere a fuerzas de ámbito confederal como Compromís, Más Madrid, Comunes, MES, y “aquellas otras que no forman parte de la coalición de gobierno Sumar, pero con las que podemos construir alianzas en las federaciones o a nivel federal”, señala.
En todo caso, el documento subraya que será posible el acuerdo “si las partes quieren, sobre la base del programa, el reconocimiento mutuo y el método democrático”, es decir, incluyendo primarias, como ya ha formulado Maíllo públicamente muchas veces.
El texto, sin embargo, es claro sobre la concurrencia de IU a cualquier elección: “Si el resto de organizaciones no quieren construir alianzas, o no en unos términos que nos permitan avanzar en nuestros objetivos políticos, Izquierda Unida garantizará, en cualquier caso, su presencia en el próximo ciclo electoral. Por eso, no vamos a dejar de trabajar en el fortalecimiento y visibilidad de la organización en términos de autonomía”, incide.
El escrito contiene algún recado a las formaciones de Ione Belarra y Yolanda Díaz. “Izquierda Unida ha puesto toda su fortaleza al servicio de las iniciativas políticas que en los últimos años se han producido, primero con Podemos, después con Sumar. Sin embargo, Izquierda Unida no ha visto que su trabajo haya tenido ni reconocimiento ni encaje democrático en esas coaliciones”, asegura antes de apuntar que las alianzas tienen sus “límites marcados por la capacidad transformadora”. “Uno evidente es el de organizaciones autodenominadas de izquierda, pero sostenedoras de la OTAN y complacientes con la escalada bélica en la guerra de Ucrania”, advierte.
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