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“No está escrito que China vaya a ser la primera potencia del mundo”

Rafael Dezcallar, embajador de España en Pekín hasta el año pasado, advierte que, “para los chinos, la economía es política”

Rafael Dezcallar, exembajador de España en China, en la redacción de EL PAÍS este domingo.
Miguel González

Rafael Dezcallar (Palma de Mallorca, 70 años) fue embajador de España en Pekín entre 2018 y 2024, culminación de una carrera que le llevó a Alemania, Etiopía, Rusia, Israel, Cuba o El Vaticano. En marzo de 2023 acompañó a Pedro Sánchez en su primera visita oficial a China, a donde el presidente del Gobierno regresará esta semana por tercera vez en dos años. El diplomático ha volcado su conocimiento del gigante asiático en un libro, El ascenso de China. Una mirada a la otra gran potencia (Ediciones Deusto. 2025), que sirve como guía de viaje para el lector desorientado en un mundo convulso. “A China no hay que demonizarla. Eso supone no entender por qué ha crecido como lo ha hecho. Pero también hay que hablar claramente a los chinos cuando su comportamiento no es aceptable”.

Pregunta. Damos por sentado que China será la primera potencia del mundo en los próximos años. ¿Es un proceso irreversible?

Respuesta. En los últimos años han surgido problemas graves en la economía china. Uno es la burbuja inmobiliaria; otro, el declive demográfico, que se agrava por la negativa a aceptar inmigrantes; también la baja productividad del sector público o el endeudamiento de sus provincias. Mi conclusión es que nada está escrito. Depende de lo bien que lo hagan ellos y lo bien, o mal, que lo hagamos nosotros.

P. Los aranceles impuestos por Trump a los países asiáticos ¿pueden echarlos en brazos de China?

R. Puede suceder. Trump ha intentado evitar el desvío de productos chinos a través de esos países, que han intentado protegerse del crecimiento de China porque la tienen cerca. Ahora ese equilibrio se puede romper.

P. Con 1.400 millones de consumidores, China podría vivir de su mercado interno.

R. Quizá el problema más grave de la economía china es la falta de confianza. China tiene un consumo muy bajo y eso se debe, entre otras razones, a la ausencia de una red de seguridad social. En un país en teoría comunista y con una gran desigualdad, la falta de servicios sociales suficientes lleva a la gente a ahorrar por si enferma o tiene que mandar al hijo a estudiar.

P. China se presenta como adalid del libre comercio pero no se lo aplica a sí misma.

R. Aunque se ha abierto algo en los últimos años, el mercado chino es muy cerrado. No son solo aranceles, hay preferencia local, subsidios, contratos no transparentes. Los chinos tienen que entender que el comercio debe ser beneficioso para ambas partes. No puede repetirse lo que pasó con las placas solares, que la industria europea fue laminada por una importación brutal china subsidiada.

Rafael Dezcallar, con un ejemplar de su libro 'El ascenso de China' , durante la entrevista.

P. China no acaba de asumir sus responsabilidades internacionales.

R. Para mi hay un ejemplo muy revelador. Aunque hubo una pandemia que se originó en China y tuvo efectos pavorosos en todo el mundo, los chinos no han aceptado una investigación internacional imparcial, que establezca las causas de lo sucedido para que no se vuelva a repetir. A mí me parece inaceptable.

P. Usted escribe que en China funciona una especie de “contrato social” por el que se sacrifica la libertad a cambio de prosperidad.

R. El confucionismo es un elemento cohesionador, al subordinar el individuo a la comunidad. Si hubiera un deterioro serio de las perspectivas de crecimiento económico, eso podría afectar a la opinión de la población. Ya hay diferencias generacionales. Los jóvenes no valoran lo que tienen como sus padres. Si la base de legitimidad económica se deteriora, hay otro factor aglutinador, que es el nacionalismo. El PCChino es distinto al soviético, practica la autocrítica, tiene un sistema meritocrático real, combate la corrupción…pero el último recurso de control es la represión y, si le hace falta aplicarla, no pestañea.

P. ¿Una visita como la de Sánchez es útil?

R. España y China tienen una buena relación bilateral, una capacidad de interlocución que permite pasar mensajes difíciles. No hay que olvidar que, para los chinos, la economía es política.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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