Catherine Lacey, escritora: “Nos cuesta aprender que es absurdo culpar a los demás por nuestros problemas”
Cada uno de sus libros es un experimento que refleja los extremos de la sociedad norteamericana contemporánea. Su ‘Biografía de X’, un trabajo monumental en el que una escritora reconstruye la vida de su amante artista con datos falsos y personajes verdaderos, fue elegido mejor libro del año por la revista ‘Time’


Catherine Lacey (Tupelo, Misisipi, 40 años) lleva tres años viviendo en México. Fue a visitar a una amiga, se enamoró y se quedó. Lo cuenta en The Möbius Book, su última novela —que está traduciendo Alfaguara—, en la que, de nuevo, deshace la frontera entre realidad y ficción. Amable, cercana y vitalista, lleva un clip —de los de curva doble que sirven para sujetar papeles— tatuado. “Tuve un profesor que, cuando estudiaba escultura y escritura y no sabía por dónde tirar, me dijo: son lo mismo. Un clip es la manera más sencilla de unir dos papeles. Me lo tatué para no olvidarlo”. La entrevista tiene lugar en un hotel de Barcelona.
¿Conoció antes la religión o el amor?
Diría que mis experiencias eran más profundas en la religión que en el amor. Crecí en una cultura en la que todo el mundo iba a la iglesia [metodista]. Para los estándares europeos mi familia sería extremadamente religiosa, pero para los americanos, y en concreto de Misisipi, simplemente le dedicaban tiempo: la misa del domingo, el catequismo, el coro…
En su novela Altar retrata una comunidad aparentemente altruista pero siempre vigilante.
En Tupelo, donde nací, se respiraba una necesidad de ser puro. Cuando la gente hacía algo mal debía pedir perdón públicamente. La comunidad debía perdonarte.
Da un poco de miedo.
Esa necesidad de vigilar la corrección está en toda la cultura americana. La divinidad da rienda suelta a la crueldad. Si crees que hay un Dios verdadero y sigues unas reglas, puedes justificar cualquier maldad. Eso hace que nuestra humanidad sea totalmente desechable. Porque lo real está en otro sitio. Lo estamos viendo en Gaza. Hay gente que cree que tiene un derecho divino a esa tierra. Y eso justifica, para ellos, los asesinatos. La violencia religiosa es de las pocas violencias por las que la gente no pide perdón. Si crees que Dios está de tu lado, no puedes hacer nada malo. Puedes matar niños y no pasa nada. No eran los elegidos.
¿Sintió eso cuando crecía?
Cuando era religiosa me sentía superior. Pensaba que tenía las respuestas correctas. Que las opiniones de los demás estaban equivocadas.
¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Le he dado muchas vueltas. La fe asume la incomprensión. Por lo menos en el tipo de cristianismo que me enseñaron. Y, a la vez, tenemos fe en muchas cosas. Estoy segura de que el avión estará allí mañana, cuando me vaya. Esas cosas también son fe.
¿Relaciona la religión con el amor?
Pienso que cada vez que dos personas pueden mirarse a la cara y hablar con honestidad, ahí está Dios.
“Qué peligroso es amar, cambia todas las cerraduras y pierde todas las llaves”.
Es humillante, devastador y… necesario. Tanto que uno no para de buscarlo. Cuando eres pequeña sueñas con encontrar el amor. Como si fueras a encontrarlo y ya. Sabemos que es más complejo. Que la relación crece y cambia. La clave, me parece, es el mantenimiento.
Se ha casado dos veces.
Siempre pienso que no voy a volver a hacerlo. Pero está esa parte…, la fe que pones en otra persona.
Sus dos últimas parejas han sido escritores.
La gente me pregunta: “¿No es difícil para dos escritores estar juntos?”. Y contesto: “¿No es difícil para dos personas estar juntas?”. Los escritores son un grupo muy grande.
Daniel Saldaña, su marido, es mexicano.
Es un reto y una maravilla relacionarse con alguien que ha crecido en una cultura tan distinta a la tuya. En mi primer matrimonio las vidas que quisimos tener eran incompatibles. Él quería niños y yo no. He sido profesora, canguro…, pero nunca he querido tenerlos. La gente que conozco con hijos llega a ellos por una cuestión intuitiva, corporal, no intelectual. Lo fascinante de ser padre es que no sabes cómo será el niño.
Otro acto de fe.
El mayor. Incluso si adoptas. El hecho de que sean tus hijos no implica que tengan nada que ver contigo.

¿Nos enamoramos de las personas o de los sentimientos?
Las personas son sentimientos. No creo en la identidad como algo estable y fijo. Por eso cuando dos personas tienen una relación no es entre dos partes estáticas.
En Biografía de X habla del punto, en la vida, en el que la gente deja de cambiar.
Para mí los 40 es el periodo que uno trata de resistirse a la calcificación. No quiero pensar que ya sé lo que ocurre porque no lo sé. Pero no quiero quedarme atascada en mis costumbres. Da miedo confundir un buen hábito con algo que te está impidiendo retarte. Tengo la suerte de poder dedicar mucho tiempo a escribir. Pero me aburriría escribir la historia de una persona y luego la de otra… Muchos escritores lo hacen y bien. Pero yo tengo que intentar hacer algo que creo que no puedo hacer.
¿En lugar de hacer algo que se ve capaz de hacer?
Si solo hiciera lo que me veo capaz de hacer me aburriría tanto…
Caricaturiza a los escritores.
Muchos son personas que encuentran más interesante su propio éxito que la gente a la que tratan. David Bowie decía que no podías ser artista si no te interesaba todo. Hay artistas que eligen una obsesión y se ocultan tras ella. Pero los que me atraen se interesan por casi todo. Pienso continuamente en cambiar de trabajo para conocer otra vida. Tengo mucha curiosidad por saber cómo la gente hace las cosas.
¿Qué tipo de trabajos ha hecho?
He trabajado de cocinera en restaurantes y para una familia. Fui secretaria, asistente de una artista…
¿Mantiene relación con esa familia?
Vinieron a la presentación de mi primer libro. Me pagaban decentemente y me llevaron al médico cuando enfermé.
¿Qué piensan sus padres de sus libros?
El primero que escribí fue un ejercicio. No creí que fuera a publicarse. Cuando sucedió pensé: uy. Me planteé qué tipo de conversación iba a tener con mis padres. De mis tres hermanos fui la hija independiente. Necesito esa privacidad. Los veo una vez al año. Casi todos siguen en Misisipi. Tenemos valores y estilos de vida diferentes. Con el tiempo nos vamos acercando. Pero… con cada libro que escribo creo que los confundo más.
Es bonito que quieran leerlos.
Me siento querida por ellos, pero no sé si quiero que me conozcan.
En sus libros el autoconocimiento va de la mano del conocimiento del mundo.
Nos cuesta aprender que es absurdo culpar a los demás de nuestros propios problemas.
Eso se aprende en terapia, ¿no?
Tuve una terapeuta fabulosa cuando gozaba de asistencia médica. En Estados Unidos solo tienes derecho a eso si eres muy muy pobre (en Nueva York tienes que ganar menos de 7.000 dólares al año). Había estudiado allí e intentaba ganarme la vida. Montamos una cooperativa. Alquilábamos habitaciones. No buscábamos enriquecernos, solo poder vivir. Hacíamos las camas, cocinábamos… Funcionó hasta que llegó Airbnb y, como no podían localizar a los propietarios de esos pisos, persiguieron a los pequeños negocios que pagaban impuestos. En Brooklyn muchas ancianas se ganaban así la vida, pero, con la llegada de Airbnb, la sospecha se instaló entre los vecinos. A la gente le gusta mucho hablar. Muchos lo hacen sin parar. Pero en los pueblos pequeños hay secretos de los que no se habla: todos los conocen, pero nadie los menciona.
¿Tenemos que hablar de todo?
No necesitas contarlo ni saberlo todo. Hablo de alguien que es lesbiana y su abuela se refiere a su novia como su compañera de piso. Ahora que mi pareja es de México… “Catherine está haciendo de las suyas de nuevo, ya se divorció joven…”. Creo que deberían meterse con la infelicidad, en lugar de con la diferencia. Conozco parejas de manual: edades cercanas, alturas parecidas, bellezas paralelas, economías similares e… incapaces de mostrar amor. Con esos no se meten. En general la gente o es incapaz de decir la verdad o no se filtra en absoluto al decirla. En mi primera novela escribí sobre una hermana que se suicida. No sabía por qué escribía con tanta facilidad sobre eso, no conocía a nadie que se hubiera suicidado. Pero entonces, mi hermanastra se dejó la vida bebiendo. Se mató poco a poco. Otra cosa de la que no se puede hablar.
¿No hablar sobre algo es respeto?
Es no querer aprender de eso. Es no querer exponerlo ni exponerte. Y sin ese esfuerzo, sin saberte vulnerable, no hay aprendizaje. Lo hablemos o no, lo que nos pasa está en nuestra vida. En psicoanálisis lo aprendes: las cosas que no quieres mirar son las que te controlan. Sentir dolor es parte de lo que significa ser humano.
¿Cómo sacar provecho del dolor?
¿Qué nos lleva a pensar que cuando estamos en un lugar vamos a poder quedarnos? Las cosas pasan. Pensabas que ibas a ser atleta profesional y te quedas paralítica; el amor de tu vida se va con otra persona… Encontramos humillante que cambie lo que no creíamos que cambiaría. Y, a la vez, necesitamos pensar que algo no cambiará para poner toda nuestra fe en eso. Uno no trata a su pareja pensando que la va a dejar mañana. No saber cuándo vas a morir nos marea porque es una contradicción: debemos vivir como si fuéramos a vivir eternamente y a la vez con conciencia de temporalidad.
“El dolor nos convierte en versiones defectuosas de nosotros mismos”.
Y, a la vez, es la semilla para mejorar. Hay que pasar todas las fases.
“Respeta a tus amigos tanto como para permitirles que te cambien”. ¿Lo hace?
Las familias te hacen y los amigos te cambian, ¿no? En mi experiencia, los hombres es más difícil que cambien.
¿Porque parten de una posición privilegiada?
Claro. También existe el mito de la autoridad masculina. La autoridad no consiste en mandar, sino en que te pidan que lideres, ¿no? Mi exmarido nunca me pedía consejo. Yo cambié tantas cosas. No para complacerlo, por contagio. Una relación te cambia. Le dije que en seis años él no había cambiado nada de su manera de ser. No digo que cambiar sea una virtud, pero creo que en una relación equitativa ambas partes deben responder. Nuestra identidad es la acumulación de lo que te ha pasado. ¿No? Somos un mosaico de lo que hemos conocido.
¿Uno se pierde más en la vida por lo que hace o por lo que evita hacer?
Nietzsche estudió ese concepto: Amor fati, ama las cosas por lo que son. Y desde que lo leí, y lo pensé, trato de ver otro lado en las circunstancias. Por ejemplo, la semana pasada no vigilé bien mi bolso y me robaron la cartera. No paraba de darle vueltas: ¿fue en el avión?, ¿fue aquí? Me obsesioné. Necesitaba saber dónde había pasado. Hasta que me di cuenta: eso no importaba. Mi responsabilidad era otra: recuperar el pasaporte, cancelar las tarjetas de crédito y aprender de lo ocurrido. No hay espacio para el arrepentimiento
Ha escrito que tener nunca es suficiente y que querer siempre se siente como real.
Lo escribí en Las respuestas, en un momento vital muy pesimista. Contiene algunas ideas que no quiero tener que volver a pensar.
¿Compartir el amor en tipos de mujeres: la maternal, la íntima, la emocional…?
Cuando escribí ese libro me sentía como alguien que debe cumplir con una serie de expectativas. El libro lo refleja. Por eso no he vuelto a leerlo.

La Biografía de X la catapultó a la fama. ¿Nuestra biografía es lo que hacemos? ¿Lo que sentimos?
Para mí lo más importante de las personas es cómo tratan a los demás. La primera versión de la novela era aburrida. La narradora, la viuda, no tenía presencia. Pasé tres años escribiendo ese libro. Y mi agente me dijo que era aburrida. Siempre tiene razón. Pero yo le había dedicado tanto tiempo que no quería que tuviera razón.
Qué valiente su editora.
Le importa un carajo complacerte. La adoro. A partir de ahí reescribí el libro.
Esa novela describe a una artista que necesita cambiar varias veces antes de saber quién es. ¿Es su caso?
¿No es el de todos? A todos nos cuesta admitir que puede interesarnos más la comodidad que la verdad. ¿Estaría yo dispuesta a ir a la cárcel por denostar el actual gobierno de Estados Unidos? Probablemente no.
Ahora vive en México.
Llegué en 2022 para estar con mi amiga Brenda Lozano. Me quedé más de lo previsto. Pensaba que, de seguir así, debía aprender español y… nunca he sido buena.
Los norteamericanos suelen decir que para ellos aprender una lengua extranjera es difícil.
Requiere exponerse, y ese es uno de nuestros problemas.
¿Por qué vivió en Nueva York?
No quería vivir en un pueblo pequeño de Estados Unidos. No me gustan los coches. Quiero poder caminar. Estar con gente más joven que yo, mayor que yo, más rara que yo. Nueva York está perdiendo su gente distinta. Y eso es un patrimonio perdido.
¿No ser amable es más atractivo que serlo?
Quien no te necesita es siempre más atractivo. Es triste, pero si alguien es muy amable, asumimos que quiere algo de nosotros.
¿El arte es un lujo o una necesidad?
Algunos artistas, como Jeff Koons, no son ni lujo. Son un chiste grande y caro. Creo que hacer una comida maravillosa para alguien es una obra de arte. Una planta puede ser una obra de arte. Hay artistas que creen que su papel en el mundo es ser una especie de genio y que eso les da permiso para ser crueles y utilizar a la gente. Pero esos no son mis valores.
¿Lo mejor y lo peor que podría sucederle a alguien puede ser lo mismo?
Claro. Nadie se arrepiente de divorciarse.
Su descripción del amor es…
Cuando uno se siente natural con otra persona.
Y la que hace de la memoria es muy cristiana.
Ja, ja, ja. Una mano borra lo que la otra anota. Me interesa la manera que tenemos de intentar quedarnos en este mundo. Los diarios son importantes en ese sentido. Y justo por eso yo destrocé muchos. Mi marido lee muchos y hasta escribe uno.
Ha escrito sobre los límites del adulterio. ¿Puede una conversación ser adulterio?
Adulterio es la palabra bíblica. Mi marido puede hablar con quien quiera. Pero… he estado en relaciones en las que cualquier cosa podía ser interpretada como una traición. Puedes seguir queriendo a alguien con el que no convives. Los sentimientos no se pueden evaporar en el minuto en el que no estás con alguien. Vivir la vida en términos de blanco o negro o de todo o nada no es mi elección. Puede ser una estrategia de supervivencia. Pero no está muy interesada en la verdad.
“Dañar a alguien es el camino más rápido para quedarse en él”.
Es horrible. Pero creo que es verdad. Sucede. Te hieren y se quedan. Hay personas que traicionan a otras porque quieren ser importantes para ellas.
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