Materiales reciclados

En Facebook, en YouTube, en Minube, en Booking... Uno se encuentra esta posada, de nombre Bistruey, por doquiera que navegue en Internet. Y eso que es nueva. Su propietaria se ha movido lo suyo por estos territorios virtuales. A Pilar Velarde no la desanima nadie, ni en el valle ni en su Santander natal, donde regenta un restaurante conocido por sus apetitosas elaboraciones y el carácter desenfadado del local: Bodega La Montaña.

 El nombre de la posada lo tomó de un pico de 2.002 metros que se eleva sobre el pueblo de Vega de Liébana, al que rinde tributo con el rusticismo de su mobiliario, fabricado con las maderas y materiales de desecho proveniente de las leñeras locales. Olvidémonos del servicio. No esperemos grandes instalaciones. Bistruey es una casita y basta. Del rincón de la cocina emerge la figura de la propietaria, cuya hospitalidad engrandece la polivalencia de las zonas comunes. Cualquiera de las habitaciones servirá para el descanso nocturno. Son todas pequeñas, la verdad. Pero cómodas, abrigadas y con bastante gusto en su decoración. No faltan los detalles convencionales del turismo rural, pero se nota el talante sostenible de la dueña y de su marido, Toni Fernández, en el uso de palés y troncos reciclados.

La mano de Pilar Velarde se hace notar aún más al día siguiente, cuando sobre la mesa afloran los panes de Potes, los sobaos pasiegos y las mermeladas lebaniegas que configuran la oferta del desayuno. Pero el momento culminante de la estancia en esta posada llega con la cuenta: 45 euros la habitación con desayuno, la señal wifi y el preceptivo IVA.

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