La honestidad

A QUÉ SABE la uva país reposada? Suele asociarse su vino al consumo inmediato y anual. Y si uno guarda un vino de país como el de la familia de viñadores Herrera Alvarado durante unos años, ¿qué sucede? Cepas centenarias, respeto atávico por la tierra y las formas antiguas de vinificación, sin otra intervención de la química que no sea la que la naturaleza propone: la uva sin maquillaje, la honestidad de la cepa y la autenticidad de los sabores en la copa. Qué ejercicio tan hermoso: es el tacto, que transmite ya el olfato. Hay seda y amabilidad, sencillez y austeridad, carácter antiguo y robustez. Se percibe el racimo pisado y su madera, que es noble. El pámpano protege y las arenas del suelo dan frescura y alas a la uva. Madroños y azofaifas con el trago, después frutillas del campo, rústicas y jugosas. Tiene el vino un punto metálico, nervioso y todavía eléctrico, y el recuerdo lejano del cítrico que llegó de los sabios huertos de la Europa del Sur.