La trampa retórica
Resulta paradójico que la generación que salió a las calles y a las redes ante la mayor crisis de legitimidad de la democracia española haya terminado por ser testigo de esta especie de neobipartidismo


Nuestra generación contiene a los mejores discutidores de la historia. Un vistazo a nuestro muro de Facebook, a nuestro timeline de Twitter o a los comentarios de la edición online de este mismo periódico lo confirma rápidamente: nos conocemos todas las falacias argumentales. Sabemos identificar al vuelo el sesgo de cualquier medio, de cualquier persona que nos crucemos en las redes sociales. Señalamos hombres de paja, ad hominems o dobles raseros con una habilidad socrática. Pero, a diferencia del antiguo ideal griego de conocimiento a través de la dialéctica, hemos decidido aprovechar para atacar al contrario.
Las campañas electorales se convierten en la máxima expresión de este uso de las herramientas retóricas no para vigilar a los nuestros (no digamos ya para mejorar nosotros mismos), sino para señalar a los otros. En lugar de conducirnos como exploradores que salen del campo ideológico propio en busca de ideas para mejorarlo, somos soldados del debate: acumulamos argumentos en casa antes de salir a la calle con el único objetivo de que el otro pierda. Luego, volvemos a la trinchera a lucir medallas (que son para quien logre encontrar flancos débiles en el rival), a buscar ayuda para rebatir un punto particularmente complicado, o sencillamente a lamernos las heridas en silencio con los nuestros.
La acción política siempre encierra un dilema entre la consecución de los objetivos deseados (pragmatismo) y la afirmación de la propia identidad. Es cierto que la una no puede vivir sin la otra, pero a veces llega a devorarla. Si durante la recesión la convergencia bipartidista acabó por agotar al electorado, ahora hemos viajado al otro extremo del péndulo para terminar en un equilibrio curiosamente parecido al que teníamos hace una década.
Porque resulta paradójico que la generación que salió a las calles y a las redes ante la mayor crisis de legitimidad de la democracia española haya terminado por ser testigo de esta especie de neobipartidismo. Ya no tenemos dos, sino (como mínimo) cinco formaciones estatales de envergadura. Pero, sin ninguna reforma institucional de calado y con un debate todavía más atrincherado que el heredado de la época bipartidista, seguimos instalados en una dinámica de bloques en la que la ideología y la dialéctica, más que instrumentos para el cambio social, son juguetes para sentirnos a gusto despreciando al contrario. @jorgegalindo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La UE pacta las cuotas de pesca de 2026 (y esto podría afectarte más de lo que imaginas)
Más producción, más riqueza… y un reparto cada vez más desigual
Miniguía para seguir las elecciones de Chile y comprender por qué juegan un papel crucial en el país
La Complutense resiste como puede: así sobrevive con un 35% menos de presupuesto
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Los 50 mejores libros de 2025
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”




























































