Dos ballenas perdidas en el Río de la Plata

Las ballenas abundan frente a las costas de la Patagonia argentina, pero no es común verlas en Buenos Aires, en las oscuras aguas del Río de la Plata. Por eso la aparición de un ejemplar es una novedad que se convierte rápidamente en noticia. El miércoles por la mañana, operarios de la empresa estatal de agua, AYSA, encontraron junto a una estación de servicio a dos ejemplares, uno de ellos varado en un banco de arena. Los empleados avisaron entonces a la Prefectura Naval, que dispuso dos embarcaciones y la colaboración de personal de la fundación Cethus, dedicada a la conservación de delfines y ballenas en el mar argentino.

"Nos informaron del avistaje a las 8.50. En un principio se trataba de dos especímenes. Cuando fuimos a verificar, el más pequeño logró zafar y el más grande, que tiene una longitud de unos 12 metros, no pudo volver", explicó el jefe de prefectura de Dock Sud, Rubén Fernández. La estrategia de los expertos ha sido esperar que suba la marea y confiar en que la ballena pueda salir por sus propios medios.

El ingreso ballenas en el Río de la Plata es raro pero no imposible. El río ingresa en el mar por una boca de más de 200 kilómetros de ancho y en la desembocadura el lodo que le da su color caramelo se mezcla poco a poco con el agua salada del Atlántico. Es tan ancho y arrastra tanto sedimento desde el norte de Argentina y Brasil que es muy poco profundo, hasta el punto de que en algunas zonas no supera el metro sobre el cero. Las embarcaciones de gran calado deben ser conducidas por expertos a través de canales artificiales. Ese mismo ancho es el que somete al Río de la Plata al fenómeno de las mareas marítimas. En la noche del miércoles sus aguas comenzarán a subir por la presión de la pleamar en el Atlántico y es posible que la ballena pueda salir por el mismo sitio por donde entró.