La ley de ruptura

Después de leer y releer el borrador de la ley de ruptura publicado en EL PAÍS, creo que en Cataluña hemos llegado a ese punto donde la realidad supera a la ficción. Su contenido derrocha arrogancia e intolerancia. Es antidemocrático, autoritario, amenazador, retrógrado e hipócrita. Del discurso “victimista” hemos pasado al discurso “opresor”. El primero, infantil; el segundo, intimidatorio. Todo parece valer para conseguir ese único objetivo. El problema es que las consecuencias pueden ser muy serias.— Teresa Garzón. Barcelona. 

No sé cómo acabarán los separatistas catalanes, pero sí sé que cada día que pasa están más lejos de la realidad. El presidente de la Generalitat afirmó en el Ayuntamiento de Madrid que el Estado “no dispone de tanto poder [COMO]para impedir tanta democracia” en Cataluña. Es al contrario: el Estado de derecho tiene el deber incuestionable de impedir que los antidemócratas separatistas rompan la unidad de la soberanía del pueblo español sobre su propia democracia constitucional, y además del deber de hacerlo dispone de todo tipo de medios para materializarlo, faltaría más.— Antonio López Lacasta. Sabiñánigo (Huesca).

Qué va a pasar con nosotros, los ciudadanos que vivimos en Cataluña que nos sentimos catalanes y españoles. Quién habla por nosotros, quién nos defiende. No soy independentista, pero quiero a Cataluña, es mi casa y la de mi familia, quiero seguir viviendo y trabajando aquí; pero quiero también ir a Orihuela, a Madrid, a Málaga sin fronteras, porque en esos lugares también está mi vida. Me alarmo con pocas cosas, pero ayer con las noticias del texto de la declaración unilateral de independencia me sentí indefensa. Es un texto antidemocrático y fuera de todo orden legal; y dejar de lado la legalidad traerá problemas muy graves. Los políticos deben actuar ya, de forma objetiva y honesta; tenemos mucho que perder.— Marga Rocamora Lorente. Barcelona.

Llegados a este punto me parece que lo más sensato es que el Congreso plantee un referéndum a los españoles con la siguiente pregunta: ¿cree usted que Cataluña debería seguir siendo una comunidad autónoma como la actual, o prefiere que se convierta en una región dependiente de Madrid y gobernada íntegramente por una delegación del Estado? Ya que el Parlament está dispuesto a violar la ley en perjuicio de los españoles, qué mejor manera de evitarlo que convocar un referéndum para legitimar su disolución.— Alice Nasrawi Sarabia. Pozuelo de Alarcón (Madrid).