Rima satánica
La democracia se ahoga entre el autoritarismo y el radicalismo


A orillas del Mediterráneo, un pueblo milenario se desangra en una cruenta guerra civil. Una lucha feroz entre “realistas” que defienden el orden tradicional, incluyendo los símbolos cristianos, e “idealistas” que aspiran a cambios sociales profundos.
Los realistas cuentan con el apoyo de la élite económica y están cohesionados en torno a un dictador implacable. Los idealistas tienen mucho apoyo popular, pero están divididos entre sensatos partidarios de una democracia occidental y creyentes ciegos en una cosmovisión pura y radical del mundo. Estos grupos acabarán enfrentándose entre sí casi tanto como contra el otro bando, lastrando sus opciones de victoria.
La guerra atrae el interés internacional. Cada uno de los bandos obtiene ayuda de potencias extranjeras que los instrumentalizan para ampliar sus zonas de influencia. Pero es un apoyo asimétrico. El dictador dispone de legiones extranjeras procedentes de otros países autoritarios. Junto con sus experimentadas tropas, forman una engrasada maquinaria bélica.
Al otro bando acuden voluntarios brigadistas de diversos países. Entre ellos, centenares de jóvenes entusiastas norteamericanos y europeos.
Las democracias, encabezadas por EE UU, dudan. No quieren que gane el dictador, pero temen a los radicales del otro bando. Al final, la única ayuda efectiva que reciben los opositores al dictador procede de los regímenes más radicales del mundo.
Como resultado, la democracia se ahoga entre el autoritarismo y el radicalismo. Y los Gobiernos occidentales empiezan a temer que esta guerra civil sea el preludio de una conflagración global.
Curiosamente, todo esto se aplica tanto a nuestra Guerra Civil como a la actual guerra civil en Siria. Algunos de los sorprendentes paralelismos entre ambos enfrentamientos han sido advertidos por expertos en contiendas civiles, como Laia Balcells y Stathis Kalyvas, que han señalado, por ejemplo, cómo el choque entre suníes y chiíes reproduce las disputas ideológicas de nuestra guerra. La historia no se repite pero, como decía Mark Twain, en ocasiones rima. Y aquí lo hace en versos satánicos. @VictorLapuente
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