Aquí mando yo
En ‘La habitación’, Jonas Karlsson inunda de surrealismo una anodina oficina nórdica

Björn es arrogante, insufrible, mal compañero. Lleva solo dos semanas en su nuevo destino de funcionario, pero le han sobrado 14 días para diagnosticar que todos son unos incompetentes. Menos él, claro, que para dejar patente su superioridad despliega una calculada estrategia: por la mañana llega media hora antes que los demás y cada día se somete a un horario estricto, 55 minutos de trabajo intenso seguidos de 5 minutos de descanso. Evita toda confraternización. “Es innecesaria”, se repite. Terminada su jornada, en casa escucha a Mozart, Sting, Dire Straits, John Cougar Mellencamp. No porque le apetezca, aclara, sino porque le gusta la sensación de moverse entre los mejores.
A pesar de lo escrito, merece la pena aguantar a este personaje insufrible creado por el sueco Jonas Karlsson –quien ha confesado que tiene defectos suyos llevados al extremo– en la novela La habitación (Salamandra). A partir de la página 55 nos daremos cuenta de que nuestro narrador no es de fiar. Y ahí empezará lo bueno.
Entre el ascensor y los lavabos, Björn descubre un despacho que nadie utiliza. Y que él empieza a frecuentar en sus escasas pausas. Cuando entra, le invade una “relajación embriagadora”. Todo un hallazgo. Hasta que aparecen las complicaciones: donde él ve un cuarto, los demás ven tan solo una pared. Cuarto, pared, cuarto, pared.
Evidentemente, el surrealismo se instala en la anodina oficina nórdica. Se suceden delirantes asambleas, desencuentros varios y, en definitiva, conflictos laborales que a casi todos resultarán familiares. ¿Existe o no existe la habitación? “La gente estrecha de miras no ve el mundo tal como es. Solo ve lo que quiere ver”, piensa Björn. Y qué más da, piensa el lector, ¿a quién no le gustaría disponer de un refugio así en la oficina?
Kafka en Suecia
Jonas Karlsson (Södertälje, 1971) es un reconocido actor sueco de cine y teatro. En 2005 escribió su primera pieza teatral y las buenas críticas le animaron a dar el salto a la narrativa. Hasta la fecha, ha firmado dos novelas y tres libros de relatos. La habitación, de tintes kafkianos, es la primera obra de Karlsson que se traduce al castellano (por Sofía Pascual Pape).
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