Resultados electorales

Elegimos diputados para que nos representen y se encarguen de organizar nuestros asuntos comunes. Parece insensato que algunos partidos hayan impuesto de entrada, y antes de empezar, sus líneas rojas (asuntos para ellos innegociables), sobre todo careciendo de representación suficiente para ello; quizás estiman que eso les da una imagen de fortaleza. Estas líneas son solo obstáculos —que quieren ser insalvables— para cualquier acuerdo. Los ciudadanos estamos tomando nota de quienes puedan obstruir más allá de lo sensato. Se trata sin duda de un equilibrio difícil, pero ahora deben aprender a ceder y negociar si el beneficio común lo exige; eso es visión de Estado y capacidad de consensuar, muy de agradecer para muchos ciudadanos.— Eliseo Pascual Gómez. Alicante.

No he votado a Unidad Popular en Común (Izquierda Unida) ni comparto sus dogmas ideológicos, pero en conciencia no puedo dejar de conmoverme ante la injusticia que se comete con sus votantes: se les han asignado dos escaños cuando por votos totales les corresponderían 13. Por muchas milongas que nos cuenten los defensores del statu quo, es surrealista que a estos conciudadanos nuestros cada escaño les cueste medio millón de sufragios, mientras a los que votan al PNV —con todo mi respeto y simpatía hacia su opción política— sus escaños les han salido por 50.000. Todos, da igual a quien votemos, deberíamos, por honradez intelectual, exigir que se subsane esta malformación democrática. Ya sea mediante una circunscripción nacional única —como en las elecciones europeas—, mediante un sistema de circunscripciones pequeñas pero con ajuste de restos, o como mejor consideren los expertos en la materia. Pero que se arregle esto de una vez. Y si además se implantasen las listas abiertas, esto parecería un paraíso democrático.— Fernando López-Cotarelo. Torrelodones (Madrid).