Los activistas egipcios se apropian del lema oficial

Con el objetivo de mejorar la imagen de Egipto y relanzar su maltrecho sector turístico tras los recientes mazazos asestados por el terrorismo, el Gobierno egipcio lanzó recientemente una campaña publicitaria que incluía un vídeo con imágenes idílicas del país. Además, las autoridades también animaron a la ciudadanía a compartir sus propias fotografías que capturaran la belleza de los paisajes nacionales en las redes sociales con el hashtag #ThisisEgypt. El mensaje se convirtió en trending topic en Twitter, pero no fue precisamente por las razones que deseaban los gobernantes egipcios.

En lugar de fotografías bucólicas, muchos egipcios aprovecharon la ocasión para denunciar las graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos que ocurren en el país desde el ascenso al poder del mariscal Abdelfatá Al Sisi. “Un joven muchacho en la cárcel durante casi dos años sin juicio por llevar una camiseta contra la tortura #thisisegypt”, escribió en su cuenta de Twitter el periodista Wael Eskandar, en referencia a Mahmud Hussein, un joven de 19 años. Su caso ha suscitado interés y Amnistía ha lanzado una campaña para pedir su liberación. “Sí, Egipto es bonito y maravilloso para visitar, pero injusticia & opresión es lo que #ThisisEgypt significan para su gente”, escribió Sherif Mansur, un activista de derechos humanos.

Ante la ilegalización de movimientos juveniles de protesta y la represión de cualquier manifestación antigubernamental las redes se han convertido en el refugio para los mensajes contestatarios. Y a diferencia de antes de la revolución, las autoridades se toman más en serio el debate público en las redes sociales. De hecho, algunas movilizaciones en las redes han triunfado recientemente, como la que pedía la liberación del periodista Hossam Bahgat. Es imposible para las autoridades conseguir un apagón informativo. Por ejemplo, el pasado mes algunos medios cubrieron la muerte de varias personas en pocos días a causa de las torturas en las comisarías y cárceles, forzando al Gobierno a procesar a varios agentes en un gesto muy inusual.