Vaya tropa
Cameron y Tsipras dibujan a sus países como víctimas de la UE y de sus políticas y exigen desagravios, privilegios y condiciones especiales
El primer ministro británico, David Cameron, acelera los preparativos para un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Cameron quiere que los británicos aprueben en dicha consulta una nueva relación entre Reino Unido y la Unión Europea, relación que todavía no se ha comenzado a negociar y que no se sabe exactamente en qué va a consistir pues Reino Unido ya goza de todo tipo de exenciones en su relación con la UE (no comparte la moneda única, no es parte del acuerdo de Schengen de supresión de controles fronterizos y obtiene todos los años un cheque de sus socios que limita su contribución al presupuesto comunitario). Pero no parece ser suficiente, así que Cameron amenaza con irse si Reino Unido no recibe nuevos privilegios y exenciones.
Vayamos ahora a la esquina sureste de Europa. Poco en común a primera vista entre el primer ministro conservador educado en el elitista Eton y Alexis Tsipras, el joven y carismático líder estudiantil que ascendió por todos los escalones del partido comunista griego y, pilotando su renovación, logró llegar a encabezar la coalición de la izquierda radical con la que ganó las elecciones de enero de 2015. Excepto que Tsipras también se ha situado en rumbo de colisión con la UE, a la que igualmente dibuja como el agresor y responsable de todos los males que sufren los griegos. Ambos dibujan a sus países como víctimas de la UE y de sus políticas y exigen desagravios, privilegios y condiciones especiales so pena de marcharse o provocar un choque de trenes financiero. Con sus exigencias desorbitadas, ambos se sitúan en el filo de salida y someten a todos los demás miembros de la UE a un chantaje constante.
Pero no son los únicos que se aproximan a la UE desde una mentalidad basada en agravios y en el “Europa me lo debe”. En Polonia acaba de ganar la presidencia el ultranacionalista Andrzej Duda, que también ve la Unión Europea como una fuente de corrupción política y moral. Podrá hacer pandilla con el inigualable primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que sueña secretamente con ser como Putin. No se extrañen de que Francia y Alemania, hartos de tanto chantaje, estén preparando un plan para integrarse más aún y dejar atrás a todos estos plañideros. Vaya tropa. @jitorreblanca
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