Riqueza
El tráfico de drogas y el de seres humanos esclavizados, dado que en eso consiste básicamente la prostitución, van a elevar el Producto Interior Bruto para mejorar las cifras económicas de nuestro país

Todo lo malo puede empeorar. En el momento crítico del desprestigio institucional, cuando las prácticas corruptas implican a funcionarios públicos de todos los niveles, mientras la palabra “regeneración”, tan prestigiosa en nuestra tradición, tan imprescindible en la actualidad, se convierte en una muletilla mentirosa, un recurso para arrancar aplausos en los mítines de quienes pretenden perpetuar el sistema y perpetuarse con él, solo nos faltaba esto.
Regocijémonos, porque el tráfico de drogas y el de seres humanos esclavizados, dado que en eso consiste básicamente la prostitución, van a elevar el Producto Interior Bruto para mejorar las cifras económicas de nuestro país. Es una medida realista, dicen, y una directiva europea, dicen también. Asimismo es, por supuesto, una necesidad urgente, porque en los últimos tiempos, la urgencia define todas las decisiones que favorecen a quienes ocupan el poder o sus inmediaciones. La legislación y la justicia en causas impulsadas por reivindicaciones ciudadanas circulan, como se sabe, a otra velocidad, incomparablemente más lenta.
A toda prisa, pues, el control del déficit, el pago de la deuda, las agencias de calificación y las presiones del FMI han bendecido no solo la práctica de actividades económicas ilegales, sino a redes de delincuencia organizada que provocan muertes, e infligen torturas y sufrimiento a otros seres humanos. Lo más doloroso de todo es que la legalización de las drogas y la prostitución no se contemplan, seguramente porque, en ese caso, su impacto sobre el PIB resultaría mucho menos favorable. La mano de obra esclava es, sin lugar a dudas, más rentable que la sujeta a un contrato de trabajo, incluso después de la última reforma laboral, y si las drogas se vendieran en las farmacias, ¿cómo sería posible crear riqueza cortándolas con el yeso de las paredes?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Francia llora la muerte de Brigitte Bardot, la ‘Marianne’ animalista
Las 10 mejores películas de Brigitte Bardot: de ‘Y Dios creó a la mujer’ a ‘La verdad’ y ‘¡Viva María!’
Parecen inocentadas: las 10 noticias reales más surrealistas de la última década
Muere el empresario Carles Vilarrubí, pilar de la creación de Catalunya Ràdio y exvicepresidente del Barça, a los 71 años
Lo más visto
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- El alpinista Simone Moro sobrevive a un infarto a 5.000 metros y anuncia la creación de un servicio de rescate aéreo en el Karakoram de Pakistán
- Acuerdo en Villamanín por el Gordo sin repartir: la comisión de fiestas cede más de dos millones por la paz del pueblo




























































