Guillermo se toma un año sabático
El príncipe deja el ejército para reflexionar que papel desempeñará dentro de la familia real británica, mientras trabajará en organizaciones solidarias

Ha sido padre, ha dejado el ejército y se traslada a vivir al centro de Londres. A sus 31 años el príncipe Guillermo atraviesa una etapa crucial para su futuro. Los próximos 12 meses le servirán para pasar tiempo con su hijo recién nacido y para perfilar el tipo de monarca en el que desea convertirse. La semana pasada, el duque de Cambridge anunció que se retiraba del ejército tras siete años y medio de servicio. Ya hace un mes que se supo que su destino en la base galesa de Anglesey, como piloto de helicópteros de la RAF llegaba a su fin. Sin embargo, la idea más extendida era que volvería a ingresar en su regimiento de caballería en Londres. La decisión de abandonar su carrera militar ha llegado por sorpresa.
Guillermo es un príncipe prudente y reflexivo, que mantuvo una relación de ocho años con Catalina antes de contraer matrimonio. No está dentro de su carácter tomar decisiones precipitadas. Por eso ha pedido un año de “transición” en el que tendrá que decidir a qué quiere dedicarse como miembro de la familia real a tiempo completo. Y en palacio le han concedido tiempo.
Su agenda estará llena de compromisos oficiales junto a su esposa y colaboraciones con asociaciones benéficas. Además tendrá tiempo para dedicarse a la fundación que comparte con su hermano y Catalina. En el pasado el duque expresó su deseo de no ser un mero “ornamento real” que estrecha manos y posa para fotos. Al contrario que Catalina a Guillermo le cuesta charlar con el público. Su idea es la de realizar algún tipo de servicio público y parece que la conservación del medio ambiente es el sector que más le atrae.
El mismo día que comunicó su marcha del ejército asistió con su mujer a la entrega de premios de conservacionismo. Fue la primera escapada nocturna de los duques de Cambridge desde que en julio nació su primogénito. Durante la gala el príncipe confesó que el nacimiento del príncipe Jorge le ha concienciado sobre la herencia natural que dejaremos a las próximas generaciones. Su idea es profundizar en su interés por la conservación de la vida salvaje sobre todo en el continente africano. Guillermo, que pidió matrimonio a Catalina en Kenia y pasó parte de su año sabático antes de empezar la universidad en África, guarda muy buenos recuerdos del continente. Su primer proyecto relacionado con la vida salvaje es la creación de la asociación United for Wildlife que concienzará contra la compra de productos procedentes de la caza de animales salvajes. Ha reclutado a David Beckham, con quien trabajó durante la candidatura olímpica de Londres, para hacer campaña para Wild Aid, organización que lucha contra el tráfico de marfil y cuerno de rinoceronte.
En la gala Catalina quiso deslumbrar con un vestido de lentejuelas de Jenny Packham, la misma diseñadora que le hizo el vestido de lunares con la que posó después de dar a luz y una pulsera de brillantes, al parecer un regalo de su suegro el príncipe Carlos.
En las próximas semanas, los Cambridge se mudaran de su casa de alquiler en Gales al palacio de Kensington en Londres, cuya reforma ha costado un polémico millón de libras. Criarán a su pequeño en la veintena de habitaciones que se les han asignado. Aunque en un principio aseguraron que no contratarían niñeras, han terminado llamando a Jessie Webb, la nanny que cuidó a Guillermo de pequeño y que a sus 71 años ya estaba jubilada.
La mudanza supone otro reto para los duques de Cambridge. Dejarán el primer hogar que compartieron como pareja para residir en el mismo palacio en el que vivió Lady Di. Sin la protección de los discretos vecinos de Anglesey y en el mismo centro de Londres, el príncipe tendrá que esforzarse a conciencia para mantener la deseada privacidad de su familia.
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