Carlos Dívar

Me permito pedirle al señor Carlos Dívar que dimita de sus cargos, y le explico por qué.

Porque el presidente del Tribunal Supremo, que decide sobre la libertad, los derechos y el patrimonio de las personas, no puede irse a la playa cuatro días por semana a cargo del erario público y excusarse en que está trabajando.

Porque el presidente del Consejo General del Poder Judicial que castiga los comportamientos de los jueces ha de tener un comportamiento intachable. Porque si quiere actuar como un delincuente o prescindir de comportamientos éticos, adelante, pero no desde la cúspide de la judicatura.

Pero sobre todo, a estas alturas, por hacerse un favor, porque después de aparecer públicamente para dar explicaciones, no las ha dado, no ha manifestado cuales eran los trabajos vinculados al Tribunal Supremo o al CGPJ que se habían de resolver fuera de la sede de los órganos que preside, precisamente en fines de semana, y la única explicación que ha dado se ha referido a que los hoteles que le hemos pagado entre todos no eran de lujo, sino modestos hotelitos de cuatro estrellas.

Todo esto ha provocado tales comentarios, risas y desprecio por parte de la ciudadanía, que no hay institución pública que pueda aguantarlo.— Margarita López-Nieto i Truyols.