Arranca el curso más diverso: uno de cada cuatro alumnos de primaria ya es extranjero en los colegios públicos de siete provincias
El desequilibrio en el reparto con los centros concertados y la falta de recursos adicionales para las escuelas públicas que más los acogen tensionan el sistema educativo en el inicio del año escolar


España reabre este lunes sus centros educativos, a los que a partir del 8 de septiembre empezarán a llegar más de ocho millones de estudiantes. Entre los primeros retos del nuevo curso está gestionar bien una diversidad en rápido aumento. El sistema ha alcanzado la mayor cifra de chavales extranjeros de su historia, 1.125.860, lo que representa un 30% más que hace un lustro. En siete provincias españolas, uno de cada cuatro alumnos de primaria en los colegios públicos ya proviene de otros países.
Su incorporación es una fuente de enriquecimiento cultural y ha contribuido a mantener escuelas abiertas (y puestos de trabajo docentes): sin ellos, el enorme agujero que la bajada de la natalidad ha abierto en los colegios, que han perdido cerca de 200.000 estudiantes en cinco años, habría sido un 40% mayor. Los docentes y otros expertos en educación advierten, sin embargo, de que el gran desequilibrio en la distribución de estos alumnos entre la red escolar pública y concertada, y la ausencia de recursos adicionales en la primera para acogerlos, hacen que las dificultades derivadas del idioma, del desfase de aprendizajes con el que muchos llegan, y el agravamiento de la precariedad en la que muchos viven como consecuencia de factores como el encarecimiento de la vivienda, está tensionando el sistema educativo, especialmente el público, y puede mermar su calidad.
Los últimos datos del Ministerio de Educación, publicados a finales de junio, se refieren al curso pasado, y no diferencian, dentro de la enseñanza privada, entre aquella que está subvencionada (la concertada) y la que no. La matrícula de estudiantes de la concertada representa, por otra parte, casi tres cuartas partes del total en los centros privados.
El alumnado extranjero representa el 12,9% del total de enseñanzas de régimen general (que abarca desde Infantil a Bachillerato y FP). Pero en la ESO alcanzan el 13,9%, y en Primaria, el 15,5%. Y en esta última, en los colegios públicos, suponen el 17,7%.
Dentro de esa media, la diferencia por territorios es, sin embargo, elevada. Las siete provincias donde más proporción de chavales extranjeros tienen los colegios de primaria se sitúan en la mitad este de la península ibérica, y destacan en general por la importancia que tienen en su economía la hostelería y la agricultura ―en modalidades que requieren mucha mano de obra―, y, en algún caso, por no tener mucha población.
Son Alicante (29% de alumnos extranjeros), Lleida (27%), La Rioja (26,4%), Castellón (26,1%), Murcia (24,8%), Girona (24,7%), y Teruel (24,6%). En el otro extremo, con una proporción muy inferior, figuran siete provincias situadas en la mitad sur o el oeste peninsular: Ciudad Real (7,4%), Pontevedra (6,5%), Badajoz (5,5%), Jaén (5,2%), Sevilla (4,9%), Córdoba (4,8%), y Cádiz (4,7%).
La autonomía donde los chavales extranjeros tienen mayor peso en Primaria en la escuela pública es la Comunidad Valenciana (26,2%), y la que menos, Extremadura (6,3%).
Un gran desequilibrio
Los colegios públicos españoles acogen a casi un 50% más de chavales extranjeros que la privada. Pero en varias provincias se alcanzan diferencias salvajes: Almería (383%), Álava (256%), Segovia (232%), Ávila (213%), Murcia (199%), Navarra (136%), Castellón (111%).
Entender por qué se llega a tales porcentajes exigiría análisis locales detallados en cada una de ellas ―en Almería, por ejemplo, además de otros factores, como la concentración de la población extranjera en municipios costeros como Níjar, El Ejido Roquetas de Mar o la propia capital, la escuela privada tiene un peso muy pequeño: solo matricula a un 13,4% del total, el tercer menor volumen provincial de España―, señala Xavier Bonal, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Un elemento clave es, en todo caso, señala Bonal, el perfil que los colegios concertados tienen en unos y otros lugares, y su voluntad de servir al “interés público”. En ese sentido, por ejemplo, los datos de Álava y, en general del País Vasco, no sorprenden a Bonal, especializado en segregación educativa por razones socioeconómicas. “Tienen un volumen elevado de centros concertados que cobran cuotas, lo que les da un perfil elitista”, afirma.
Si no hay políticas que impulsen un reparto más equilibrado del alumnado extranjero, y en general vulnerable, entre las redes educativas, la descompensación tenderá a mantenerse o incluso a empeorar, cree Bonal, ya que el empobrecimiento del alumnado inmigrante ―su tasa de riesgo de pobreza y exclusión de la población infantil extranjera alcanza el 68%, frente al 23,6 % de los españoles― puede llevar a los centros concertados a aumentar las tácticas para no escolarizarlos.
El sociólogo apunta al mismo tiempo, sin embargo, que en zonas especialmente castigadas por la caída de la natalidad, la concertada puede actuar al contrario y abrirse más a este alumnado para paliar su bajada de matrícula.
El caso de Cataluña, la comunidad autónoma donde el alumnado extranjero está menos segregado por redes educativas, muestra, por el contrario, “que las políticas pueden demostrarse eficaces para abordar el problema; no lo resuelven todo, pero algunas cosas sí”, prosigue Bonal. Los chavales extranjeros representan el 21,1% del total en la escuela pública en primaria, y el 18,9% en la privada. Como contraste, en Murcia los porcentajes son del 24,8% y el 8,3% respectivamente, lo que la convierte en la comunidad más segregadora.
Un ejemplo que funciona
Bonal apunta como causa de la situación en Cataluña el decreto que la Generalitat aprobó en 2021 ―en el marco de un pacto contra la segregación escolar al que se sumaron la Generalitat, más de un centenar de Ayuntamientos y otros actores educativos―, “que ha mejorado la detección de alumnado vulnerable y su distribución equilibrada entre centros públicos y concertados”.
La ciudad de Barcelona empezó a aplicar su propio plan de choque en 2019, y ahora, en el conjunto de la provincia (la estadística del ministerio no ofrece datos municipales), la escuela pública solo matricula a un 0,6% más de niños extranjeros que la privada.

El desequilibrio se da entre redes y también dentro de las mismas. Isabel Moreno, presidenta de la Asociación de directores valencianos de colegios públicos y responsable de una escuela en Xàbia (Alicante), señala que en su centro el porcentaje de alumnado de origen extranjero alcanza el 61%, un 30% del alumnado desconoce las lenguas vehiculares del aula, y parte de los chavales viven en hogares con condiciones muy precarias, “peor que hace unos años”.
Moreno, que es también vicepresidenta de la Federación estatal de directores de centros públicos Fedadi, considera urgente un cambio en la normativa para que los recursos que reciben los colegios dejen de estar vinculados básicamente al número de clases, como sucede ahora. “No se puede tratar igual a un colegio del interior de Alicante, que tiene 12 o 13 alumnos por aula, que a uno como el mío, con todas las clases a 27, dificultades lingüísticas y niños y niñas con graves carencias económicas. Hay que darle una vuelta”, afirma.
Bajada global
Los datos de Educación reflejan que el número total de alumnos de las enseñanzas de régimen general disminuyó respecto al anterior como consecuencia del descenso de la natalidad. La bajada fue pequeña, de 13.245 estudiantes, un 0,2% del total, hasta situarse en 8.319.029. Pero es la primera vez que ocurre por motivos estructurales desde el curso 2001-2002. En dos cursos de la pandemia hubo descensos, pero se debió a la decisión de miles de familias de no escolarizar a sus hijos en Infantil, y la cifra remontó después.
La natalidad empezó a bajar en España en 2009. Pero hasta ahora la cifra global de alumnado había seguido aumentando como consecuencia de la expansión del primer ciclo de Infantil, el 0-3 (en los últimos años han nacido menos niños, pero pese a ello cada año se han matriculado más); la Formación Profesional (especialmente de los ciclos superiores), así como de la llegada de chavales extranjeros.
Todos ellos siguieron aumentando el curso pasado, pero ya no han podido compensar el impacto de la caída de la natalidad en el segundo ciclo de Infantil, la Primaria y la ESO. Tres etapas que abarcan 13 cursos, cuya tasa de escolarización es prácticamente del 100%, y suman 5.875.978 alumnos, el 70% del total.
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