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La segunda vida de las velas arriadas

Dvelas diseña y elabora soluciones de sombreado y mobiliario a partir de las lonas descartadas de las embarcaciones

Cojines y muebles de jardín diseñados con velas recicladas, en una imagen cedida por la compañía.

El descuelgue del mástil no tiene por qué significar el fin de la vida útil de una vela. Eso pensó el arquitecto Enrique Kahle cuando veía las lonas que se sustituían de los barcos en la velería de su amigo Borja Fuentes, compañero de estudios y ahora socio. “Alucinaba con que tirasen muchísimo material, porque era muy chulo”, recuerda por teléfono. “Además, tenían un problema para su retirada”, añade sobre las dificultades de manejar y tratar estos residuos. Así que le pidió una e hizo unas primeras maquetas que dieron origen a lo que hoy es Dvelas, que convierte velaje descartado en soluciones de sombreado y mobiliario.

Aquellos diseños de unos toldos y pufs, dice Kahle, gustaron mucho, y acabaron fabricándolos. “Había un concurso de diseño sostenible en su día y presentamos la idea; y teníamos que constituir la empresa”, apunta sobre los primeros pasos de la compañía en 2009, aunque su actividad comenzó como tal en 2012. Siguieron haciendo maquetas y algunas ventas: “Pero, en realidad, siempre con muy poca energía empresarial”, comenta este navarro nacido en San Sebastián. Sin embargo, la inquietud no se desvaneció y en un momento dado decidieron darle impulso. “Empezamos a plantear hacer una página web, venderlo, hacer un catálogo…”, cuenta el también director ejecutivo.

Hoy en su catálogo de productos hay mobiliario, la primera línea que desarrollaron, iluminación y sombreado: desde velas que visten sillas de exterior o envuelven lámparas de mesa o pie a toldos que resguardan del sol en terrazas y plazas. “Este año hemos pivotado muchísimo más hacia el tema de los sombreamientos para hoteles, empresas, ayuntamientos, colegios… y el tema del mobiliario es más un complemento”, dice sobre un segmento en el que, asegura, hay mucha competencia. Actualmente, se dirigen sobre todo al cliente profesional.

Dvelas comparte casa en Pamplona con el estudio de arquitectura del fundador, que hace las veces de oficina técnica de la compañía. “También tenemos una oficina comercial y de marketing; y luego está el taller, que está todo en un mismo local”, comenta Kahle sobre el espacio multidisciplinar. Las velas con las que más trabajan provienen de barcos de gran eslora y en un primer desbroce les retiran el perímetro —para Kahle es lo más bonito, por la cantidad de materiales que contiene—. Luego descartan las partes dañadas y almacenan la lona para ir usándola en los diferentes proyectos. “Todo lo que es costura y diseño lo hacemos internamente. Para todo lo que son estructuras, tenemos proveedores”, apunta el director ejecutivo, de 56 años.

La compañía, en la que hay involucradas en torno a 10 personas, facturó 300.000 euros el pasado ejercicio y se encuentra en el punto de equilibrio. Además, llevan más de medio año en una aceleradora, lo que, señala el fundador, les ha dado un “impulso bastante grande”, y el año que viene esperan multiplicar los ingresos por 2,5. Kahle asegura que están centrados en el crecimiento y que además trabajan en un proyecto a medio plazo para aprovechar sus propios residuos y desarrollar tableros a partir del sobrante de las lonas.

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