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Las empresas hoteleras se lanzan a poner pisos a sus trabajadores

Las cadenas tienen problemas para captar personal y comienzan a construir alojamientos para ayudar a sus empleados ante la falta de vivienda en la costa

Pisos para los trabajadores
Carmen Sánchez-Silva

La falta de mano de obra se ha convertido en un problema recurrente para los empresarios del sector turístico desde que reabriese sus puertas después de la covid. Tras el cerrojazo de 2020, muchas empresas de hostelería tuvieron que acostumbrarse a que gran parte de sus efectivos cambiasen de actividad y no quisieran retomar el servicio en hoteles y restaurantes. Una situación que se ha mantenido en el tiempo y que se ha visto agravada por la buena marcha del empleo y por el enorme encarecimiento que ha sufrido el precio de la vivienda, que han transformado la búsqueda de empleados de temporada en una carrera de obstáculos.

Aunque al principio muchos empresarios se vieron obligados a no dispensar todos sus servicios en verano por la carencia de personal, con el bum del turismo empezaron a acomodar a sus trabajadores en las dependencias de los hoteles o a facilitarles alojamiento en hostales o apartamentos en el caso de restaurantes y bares. Una situación especialmente acuciante en las islas Baleares y las Canarias, donde la oferta residencial se ha estrechado drásticamente con el empuje de la vivienda turística, lo que ha sido uno de los alicientes para fomentar la turismofobia.

Cinco años después de la pandemia, “en España, especialmente en los archipiélagos, existen serios problemas para encontrar personal”, mantiene el responsable de Barceló Hoteles, Raúl González. El sector turístico continúa en expansión y alcanza nuevos máximos históricos en número de afiliados: con 2,9 millones registrados, según CaixaBank Research, un ritmo de crecimiento superior al del conjunto de la economía, aunque moderándose.

Barceló, como otras cadenas hoteleras, continúa alojando a muchos trabajadores en sus propios establecimientos. Y ahora, además, alquila pisos o bloques para que puedan vivir, como también hacen las empresas de restauración. El alquiler unas veces lo sufraga íntegramente, otras junto con el empleado y otras lo paga el trabajador, explica González.

Sin embargo, transcurridos los años, las compañías se han visto obligadas a buscar nuevas soluciones para el problema habitacional de su fuerza laboral. Y ya hay cadenas hoteleras que están construyendo edificios residenciales para sus plantillas. Spring Hoteles es una de ellas. La empresa canaria que acaba de ganar la partida a Amancio Ortega con la compra del complejo Mare Nostrum Resort de Tenerife ha adquirido dos edificios en estructura procedentes de la crisis del ladrillo por 2,3 millones de euros para convertirlos en viviendas para sus trabajadores, explica Miguel Villarroya, su consejero delegado.

“En Canarias tenemos un problema muy grave con el modelo turístico que hemos creado, basado en el alquiler vacacional. En Arona y Adeje, por ejemplo, hay 11.000 viviendas de alquiler vacacional y tan solo 300 disponibles de alquiler de larga duración. Y los precios se han disparado: suben un 10%, mientras los sueldos sólo lo hacen el 3% o 4%. El modelo se ha pervertido de tal manera que canibaliza la posibilidad de que los trabajadores tengan acceso a la vivienda”, aprecia. “Les pagamos 1.600 o 1.700 euros mensuales, pero si tienen que abonar 700 u 800 euros por el alquiler, los salarios no son competitivos”, advierte.

Canarias y Baleares

Por eso Spring ha decidido que su contrato social incluya la vivienda, sostiene el directivo. “Hemos comprado suelo turístico que queremos desarrollar. Sería un desastre hacerlo sin personal”, agrega. La compañía se ha anticipado a sus necesidades futuras con esos dos edificios en estructura y con licencia de construcción para 32 y 75 viviendas. “Queremos ser parte de la solución”, asegura Villarroya, que va a invertir entre 12 y 16 millones de euros en ellos. El primer inmueble de 32 pisos de dos y tres habitaciones estará listo en año o año y medio y la pretensión de la empresa es alquilárselo a sus mandos intermedios. El otro se destinará a personal de base. La compañía se los arrendará a sus trabajadores a precios de entre 200 y 400 euros mensuales. “Y estamos mirando otros edificios, pero es difícil encontrarlos con licencia de construcción en vigor”.

Meliá Hotels International también está por la labor. Y ha hecho varios movimientos. Ha firmado una opción de compra de un hostal en Menorca, la isla donde tienen mayores dificultades, y ha adquirido terrenos para destinarlos a viviendas de sus empleados por varios millones de euros. Una de estas parcelas está en Santa Eulalia (Ibiza). El presidente de la compañía Gabriel Escarrer descarta comentar la localización donde levantarán la promoción más importante. Igual que su tamaño o la inversión que destinarán.

La compañía busca más terrenos tanto en Baleares como en Canarias o la Costa del Sol. “Estamos dando soluciones habitacionales que los gobiernos no están proporcionando. Lo que pone de manifiesto que no había una planificación correcta y que la situación se ha agravado con el alquiler vacacional”, señala el presidente de Meliá, que añade que estas viviendas se ofrecerán a los empleados de forma gratuita, como actualmente hacen en sus hoteles.

Y es que en Baleares hay una crisis habitacional sin precedentes, según el responsable de la federación de hoteleros de Mallorca, Javier Vich. Desde 2000 ha crecido un 52% la población y la vivienda solo un 21%, dice. “Y esto tiene un responsable: alguien que no supo planificar”. “Se nos quiere hacer a los hoteleros responsables de la crisis de la vivienda, pero los culpables son nuestros gobernantes”, sostiene Escarrer.

El ejecutivo está preocupado además por el alto índice que ha alcanzado el absentismo en la industria, que Vich cuantifica en el 14,7% en el sector hotelero frente a la media del 5,6% de las islas Baleares. De la misma opinión es José María Mañaricúa, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, donde el 15% de las plantillas están de baja, dice.

En su opinión, en Canarias el drama de la vivienda es acuciante, igual que el de la falta de transporte público, “y es un problema de gestión pública”. Mañaricúa es el director de operaciones de la cadena Gloria Thalasso & Hotels, otra de las compañías que han comprado suelo para poder construir viviendas para sus trabajadores en Lanzarote. La parcela tiene capacidad para 60 viviendas, explica el ejecutivo. De momento, la compañía no dispone del capital necesario para abordar a la vez el hotel de 350 habitaciones que levanta en esa isla con una inversión de unos 90 millones de euros y acometer las obras residenciales, que podrían tener un coste de unos 12 millones, prosigue. Pero en cuanto dispongan de capacidad de financiación las ejecutarán, señala.

Estos son algunos ejemplos, pero hay más empresas decididas a contribuir a solucionar el problema de la vivienda de sus trabajadores estacionales. Es el caso de Palladium o el de la socimi Atom, entre otros, según indican en Exceltur.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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