Gráficos para entender el nuevo contexto para las inversiones sostenibles
Europa sube la apuesta de la transición energética para promover un entorno productivo más verde

La transición energética hacia un nuevo contexto productivo y económico más respetuoso con el medio ambiente es una realidad que lleva años desarrollándose en Europa. El impulso a las energías renovables y la pérdida de cuota de generación de algunos combustibles fósiles como el gas natural, especialmente a partir del inicio de la invasión rusa de Ucrania, son algunos de los factores que han marcado la senda actual. Pero no son los únicos. La Unión Europea ha hecho los deberes en cuanto a revisar sus políticas productivas y competitivas ―como se abordó en la temporada pasada de Foro Futuro― , en un empeño que ha dado documentos como el informe Draghi o el informe Letta, que marcan una hoja de ruta para reforzar la autonomía industrial y productiva europea al tiempo que sigue favoreciendo la sostenibilidad.
Los datos que muestran estos avances con meridiana claridad son los referidos al porcentaje de energía renovable que se utiliza en la UE, que ha subido 9 puntos en nueve años, pasando de suponer un 15,8% en 2014 al 24,8% en 2023, con un salto de tres puntos porcentuales entre 2022 y 2023. Sin embargo, por sectores el avance ha sido desigual, siendo especialmente robusto en el campo de la generación eléctrica, cuya producción se basa en un 56,9% en energías verdes, pero sigue siendo reducido en el transporte, donde supone el 11,9%, según los datos de Eurostat.
Sin embargo, hay también otros datos que muestran que el mundo de la inversión experimenta una tendencia al alza en cuanto a interés por conjugar nuevos horizontes de oportunidad con la transición ecológica. El porcentaje de bonos verdes que poseen tanto las empresas como los gobiernos europeos mantiene una tendencia al alza, manteniendo por el momento las primeras la delantera, según los datos de la European Environmental Agency. En el caso de las empresas, mientras que en 2014 los bonos verdes apenas suponían el 0,41% del total de bonos, en 2023 era del 7,21%. En el caso de los ejecutivos comunitarios en pasaron del 0,09% al 5,91%.
Medir el avance real de todos estos procesos es una tarea compleja y en algunos casos difícil de observar. Uno de ellos podría ser la recaudación fiscal relacionada con tributos ambientales. La regulación europea se ha desarrollado mucho en este aspecto en los últimos 15 años con el objetivo de gravar las actividades más contaminantes para tratar de incentivar la búsqueda de opciones productivas verdes por parte de las empresas.
En 2010, estos impuestos suponían el 6,04% de toda la recaudación, según la European Environmental Agency. Ese porcentaje se ha reducido hasta el 4,84% en 2022. Por países, destaca la evolución de Países Bajos, que ha reducido esas cifras del 9,07 al 6,09, un total de 3,58 puntos. España lo redujo un total de 1,13 puntos, del 5,1 al 3,98.
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