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El sector contiene la respiración ante el brote de peste porcina: “Esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor”

Los precios en la lonja de referencia registran una corrección ante el cerrojo de varios mercados a las exportaciones españolas

Laura Delle Femmine

El sector del porcino está en máxima alerta ante la evolución del brote de peste porcina africana (PPA) que las autoridades han detectado, de momento, en nueve jabalíes en el parque natural de Collserola, en Barcelona. Tanto productores como comercializadores tienen claro que la aparición del virus supone un antes y un después para un país que llevaba tres décadas libre de la enfermedad, que no se puede contagiar al ser humano pero que es altamente mortífera para los animales. Más allá de los miles de millones en exportaciones que están en juego —decenas de países ya han prohibido o limitado la entrada de productos españoles—, ya se está produciendo un revés en los precios que augura una reducción de las cabañas. Sin embargo, tanto el tamaño del ajuste como el impacto económico son aún impredecibles, puesto que la situación está en constante evolución. “Esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor”, resume Jesús Pérez, director de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici).

Desde el punto de vista sanitario, lo mejor sería que los contagios no salieran de la zona cero del virus, un perímetro de 20 kilómetros que las autoridades han trazado alrededor del área donde se han encontrado los ejemplares contagiados. Y, por ende, que todas las 39 granjas de cerdos incluidas en ese radio siguieran libres de virus, como apuntan los análisis realizados hasta ahora. En el sentido comercial, el desenlace más favorable pasaría por que las negociaciones del Gobierno con los países que han vetado el cerdo español sean exitosas y no se acabe en una sobreproducción que hunda los precios.

A la espera de la evolución de los acontecimientos, los mercados ya han encajado el primer golpe. Mercolleida, la lonja de referencia en España, registró el lunes una caída de 10 céntimos por kilo, la más acusada desde la llegada del euro. Las fluctuaciones normales en la cotización, que se actualiza una vez por semana, no suelen superar los seis céntimos. “Es muy grave. Ya estábamos en un periodo de bajada de precios por el dumping [venta de productos por debajo de su coste] de China, pero eso supone un cambio de rumbo claro”, asegura Jaume Bernis, ganadero de porcino desde hace más de 40 años en Alcarràs (Lleida) y miembro de la Comisión Ejecutiva COAG, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos. Sin embargo, asegura que el país está preparado porque ya vivió distintos brotes: la peste porcina en 1994 y la clásica a finales de los noventa e inicios de los 2000. “Invertimos mucho y somos referentes en bioseguridad, aunque lo que ha pasado nos coloca ahora en otra situación”, asume.

Los intereses en juego son elevados. España es una potencia mundial en el sector, líder europeo en la producción y exportación de cerdo, con unas ventas a más de 100 países que en 2024 supusieron la friolera de 8.800 millones de euros. Más de la mitad de ese importe, unos 5.000 millones, se dirige a otros mercados comunitarios, donde los envíos están garantizados y suponen una bocanada de oxígeno para el sector: dentro de la UE se aplica la llamada regionalización, es decir que solo se prohíbe la comercialización de productos procedentes de la zona de riesgo. Los restantes 3.700 millones acaban en países terceros, y son esos los destinos que más preocupan.

España tiene 400 certificados de exportación de productos porcinos, y aproximadamente un tercio están bloqueados. El foco está puesto en 20 países extracomunitarios, entre ellos México, Brasil y Japón, que han cerrado sus fronteras y suponen unos 1.000 millones en ventas, calcula Miguel Ángel Higueras, director de la Asociación de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor). Son Estados que no admiten la entrada de ningún producto procedente de territorios donde hay brotes de PPA, un estigma que ya persigue a otros 13 países europeos: Alemania, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa y Rumania. De hecho, las primeras hipótesis apuntan a que el contagio en Barcelona puede haberse producido tras la ingesta por parte de un jabalí de un bocadillo con carne de cerdo contaminada y producida en uno de los territorios donde hay focos activos.

El ministro de Agricultura ha anunciado que está trabajando a marchas forzadas para poder garantizar el acceso a cuantos más mercados posibles, para que también los países que ahora vetan el porcino español acepten la regionalización. “Nos preocupa en particular la situación de Japón respecto al fresco y parte del elaborado, sobre todo ibérico, y del elaborado para México”, detalla Giuseppe Aloisio, director general de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice). “Japón es un mercado muy importante para el producto ibérico [tanto por la cantidad que importa como por su elevado valor añadido], en el que estábamos haciendo una campaña de promoción internacional. No es fácil encontrar otros mercados, hablamos de un trabajo de años”, confirma el director de Asici.

Higueras, de Anprogapor, confía en que las exportaciones que iban dirigidas a lugares que ahora han decretado el cerrojo no se pierdan del todo. “Vamos a buscar una recolocación, pero no lo vamos a poder hacer al mismo precio. La corrección en el corto plazo vendrá por los precios, y si el problema perdura se tendrá que reducir la cabaña”, señala. “Estamos todos volcados en una ofensiva diplomática y comercial para transmitir que se están tomando medidas y convencer a países que no tienen regionalización a admitirla”, añade Aloisio.

La nota positiva en este panorama sombrío llega de China, principal importador extracomunitario de porcino español, con más del 40% de cuota comercial. El lunes, el ministro de Agricultura, Luis Planas, anunció que el gigante asiático seguirá importando productos españoles, salvo aquellos procedentes de la provincia de Barcelona, donde se ha identificado el virus. Pekín mantendrá abierto su mercado gracias a un acuerdo firmado hace tan solo tres semanas, con ocasión de la visita de los Reyes al país asiático, que estuvieron acompañados por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Este martes, Planas confirmó que aplicará la regionalización también el Reino Unido, que desde el viernes, cuando se detectó el brote, había mantenido suspendidas las importaciones.

La noticia ha caído como agua de mayo para el sector, pero quedan aún muchos flecos por cerrar. No está claro aun si los todos 24 países que a priori aceptan la regionalización —grupo del que forman parta China y el Reino Unido, que ya han confirmado que seguirán importando— finalmente la aplicarán. Corea del Sur, por ejemplo, tiene aprobado uno de estos protocolos, pero ha bloqueado la entrada de porcino español a la espera de que se le entregue mayor información. Por ello, el ministerio se resiste a dar un cuadro completo de las prohibiciones, pendiente de que avancen las negociaciones, ni ha calculado el impacto económico, a la espera de que evolucionen la situación tanto comercial como sanitaria. “Es importante estar actualizados sobre estos mercados, saber cómo están reaccionando, tener el feedback de las oficinas comerciales y aportar toda la información que solicitan”, afirma Daniel De Miguel, director internacional de Interporc, asociación que representa a toda la cadena de valor del porcino.

Mientras tanto, el sector, así como la Administración, hacen hincapié en la rápida respuesta de las autoridades ante el brote y en la profesionalización que ha adquirido toda la cadena de valor del porcino en términos de control y seguridad desde el último brote de PPA del 1994. No obstante, asumen que vienen tiempos difíciles: para que el país se declare libre de la enfermedad tienen que pasar 12 meses sin que se registre ningún caso positivo. “Independientemente de lo bien que podamos resolver el foco, como mínimo nos espera un año duro por delante”, afirma Higueras. “Hay que ser realistas”.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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