Estados Unidos acuña el último centavo de la historia
La popular moneda deja de producirse tras 232 años de vida, después de que Trump ordenara su final por su irrelevancia y su elevado coste


La Casa de la Moneda de Estados Unidos ha acuñado este miércoles la última moneda de un centavo de dólar después de 232 años de curso legal. El tesorero del país, Brandon Beach, ha sido el encargado de acuñar la última pieza de un centavo en la Casa de la Moneda situada en Filadelfia.
La decisión se produce después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenara al Tesoro a principios de año que detuviera la producción de monedas de un centavo por su irrelevancia y elevado coste. Elaborar cada penique, como se conoce popularmente a esta pieza, cuesta 3,7 centavos. Es decir, cada moneda cuesta casi cuatro veces su valor. Además, producir y distribuir la moneda es mucho más caro cada año. En 2024 se encareció un 20%, según el informe anual de la Casa de la Moneda. El encarecimiento de las materias primas —el centavo está hecho de 97,5% de zinc con un baño de cobre— estaba disparando el coste de producir la moneda.
“Durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha acuñado monedas de un centavo que literalmente nos cuestan más de dos centavos”, escribió Trump en su red social Truth a principios de año. “¡Esto es un despilfarro enorme!”, añadió.
El centavo de dólar hace referencia a la centésima parte de la moneda de referencia de Estados Unidos. El penique nació en 1793 en Filadelfia bajo el patrocinio del primer secretario del Tesoro del país, Alexander Hamilton.

El centavo ha sido 168 años más duradero que el medio centavo. Aún sobreviven el níquel, la moneda de diez centavos, la de 25 centavos y las monedas de medio dólar y de un dólar, que son casi un exotismo porque es difícil encontrarlas.
Aunque este miércoles se haya acuñado la última moneda, los peniques aún seguirán en circulación. La Casa de la Moneda pasará de producir 3.200 millones de centavos durante el pasado ejercicio fiscal a no producir ninguno a partir de ahora. Se estima que todavía circulan en Estados Unidos unos 250 mil millones de centavos, según la Asociación de Banqueros Estadounidenses.
El dinero en efectivo vive un lento declive con la irrupción de los pagos digitales. Las monedas de baja denominación como el centavo apenas se utilizaban para dar el cambio de las compras. Los comerciantes han advertido sobre la escasez de monedas de un centavo para las operaciones con sus clientes. Las asociaciones empresariales del sector comercial están presionando al Congreso para que apruebe una ley que autorice el redondeo en las transacciones en efectivo.
El centavo ha sido una moneda muy popular en Estados Unidos. Ha tenido influencia cultural con presencia en la música, en el cine y en la moda. Inspirador de grandes frases —“Deme un penique por cada idea y me haré millonario” o “Cada penique cuenta”—. Y el medio por el que se cumplían los sueños de los más pequeños. Los centavos eran utilizados para comprar caramelos, chicles o dulces. Se empleaban para propinas o pagar los parquímetros. Sin embargo, hoy en día están destinados a acumular polvo en tarros de cristal o a perderse en cajones o bolsillos de ropa vieja.
Algunos peniques pueden alcanzar un gran valor. Hay piezas extrañas que son objeto de la codicia de los coleccionistas, que pueden llegar a pagar por ellas grandes cantidades de dinero. Por ejemplo, los centavos con errores de acuñación o en buen estado de conservación, como los centavos de cobre de 1943.
Brandon Beach explicó que las monedas acuñadas este miércoles, las últimas de un centavo, serán subastadas. Así que las últimas piezas que se pusieron en circulación con este valor fueron acuñados el pasado junio.
“La necesidad de abolir el centavo ha sido obvia para quienes ostentan el poder durante tanto tiempo que la incapacidad para lograrlo ha transformado la moneda en un símbolo de una podredumbre más profunda”, señala un artículo publicado el año pasado por The New York Times.
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