Los trabajadores migrantes mejoran la productividad en la obra, el campo y la hostelería
El rendimiento por hora trabajada aumenta en comunidades con más capacidad de absorción de mano de obra extranjera, según un estudio de la Universidad de Alicante citada por el ministro Cuerpo


Los flujos migratorios elevan la productividad laboral en España, con un efecto más fuerte y persistente en las comunidades autónomas que disponen de una mayor capacidad de absorción de ciudadanos extranjeros y estructuras más flexibles. Los sectores económicos más dinámicos, como la construcción, la agricultura o los servicios, también se benefician de la mano de obra migrante, según señala un estudio realizado por la investigadora en formación Belén González, que cursa un máster en el departamento de Fundamentos de Análisis Económicos en la Universidad de Alicante (UA).
En pleno debate abierto por el Partido Popular sobre un endurecimiento del acceso al permiso de residencia permanente a los inmigrantes, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, aludió a este trabajo en una entrevista concedida a RNE. “La aportación de la inmigración al crecimiento es muy positiva, incluso cuando hablamos del crecimiento en términos per cápita”, insistió Cuerpo. El ministro aludió a un análisis del Banco de España que cifra en entre cuatro y siete décimas la aportación de la migración al PIB per cápita desde 2022, de un total de tres puntos. Después citó el análisis de González, que “señala el impacto positivo en la productividad de sectores como la construcción, la agricultura o los servicios de la llegada de la inmigración a España”. Y añadió que esta circunstancia debe conducir a “reforzar esta contribución positiva, adaptando las capacidades y habilidades de los trabajadores migrantes a las necesidades de nuestra economía”.
Entre las conclusiones de la investigación, González subraya que la inmigración es un motor de productividad, crecimiento económico y sostenibilidad fiscal, y que las políticas migratorias deberían entrelazarse con las destinadas a la mejora y fomento del empleo. El estudio de González se ha centrado en el análisis de cómo los flujos migratorios en España, concretamente en el periodo comprendido entre 2004 y 2022, “afectan a la productividad regional y entre sectores”, según explica a EL PAÍS la investigadora, cuyo trabajo ha estado dirigido por el economista del Servicio de Estudios del Banco de España Gabriel Pérez Quirós y por la catedrática de la UA Carmen Beviá.
Los datos recogidos señalan que “un aumento de un punto porcentual en los flujos migratorios eleva la productividad regional” —es decir, el rendimiento económico por hora trabajada— “en un 0,6% de media”, indica González. La distribución de este impacto, no obstante, diverge entre comunidades autónomas. “Las que muestran un aumento positivo y ganancias fuertes y persistentes” son las que están mejor preparadas para recibir extranjeros. Baleares, con una subida del 1,8%, y Murcia, con un 1,3% son las que salen mejor paradas, junto a Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, que muestran saldos positivos entre el 0,6 y el 1,2%. En el otro lado se sitúa Asturias, “con menos capacidad de absorción de migrantes” y déficit en sectores como los servicios o la construcción, con un impacto negativo del 2,5%. Y también Castilla y León, cuyo impacto negativo roza el 1%.
En cuanto a los servicios, destacan “los de mayor intensidad laboral” (más necesidad de mano de obra), y los sujetos a estacionalidad, con fuertes demandas puntuales a lo largo del año. En cabeza se sitúa la agricultura, con un 5% o 6% de aumento en productividad en las comunidades receptoras y de un 1,5% de promedio nacional cuando interviene la mano de obra migrante. Siguen la construcción, con ganancias más moderadas, de en torno al 1%, y los servicios, ambos con una gran cantidad de empleados.
La autora del texto, que durante dos años trabajó en la sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort como investigadora analista, pide “reafirmar la política migratoria eficiente”. Es decir, “alojar recursos de mano de obra en aquellos sectores con mayor productividad y en las comunidades con mayor capacidad de absorción e integración de migrantes”. Pero advierte que “no solo hay que potenciar las ganancias”, sino también solventar los efectos negativos. En las regiones y sectores donde el impacto es menor, “se puede mejorar la integración y favorecer un mercado laboral más amplio”, afirma.
Por último, prosigue González, “hay que tener en cuenta que España presenta bajos índices de natalidad y una población envejecida”. Este “es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta toda Europa”, pero “mejora con la llegada de migrantes”, manifiesta la investigadora, “y genera un impacto positivo en el mantenimiento de la población activa y en la sostenibilidad del sistema fiscal” y de las pensiones. Por ello, en opinión de la economista, las políticas migratorias deben imbricarse con las de fomento del empleo: “Se debe reforzar la empleabilidad, potenciar los contratos estables, mejorar la formación de los trabajadores, tanto nativos como extranjeros, y promover la movilidad”, concluye.
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