Escrivá cree que “falta coordinación” entre Administraciones para resolver el problema de la vivienda
El gobernador del Banco de España señala que la oferta se ha quedado “muy por detrás” de la demanda


El poder de atracción de España, que se ha convertido en un lugar muy demandado para teletrabajar tras la pandemia, unido al crecimiento de la población por una política migratoria abierta, el uso turístico de la vivienda, y “la falta de coordinación entre los tres niveles de la Administración”, están detrás de las tensiones en el mercado inmobiliario español, según ha explicado este miércoles el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, en el acto Future of Finance, organizado por Bloomberg en el hotel Four Seasons de Madrid.
Preguntado sobre si hace falta construir más para paliar la carencia de viviendas, Escrivá ha insistido en que el factor clave es la “falta de colaboración” entre Ayuntamientos, comunidades autónomas y el Gobierno central para hacer frente a la crisis. “La demanda ha sido muy fuerte en los últimos años, mientras la oferta se ha quedado muy por detrás. Esto crea un problema y los precios suben. El problema mayor es la falta de viviendas asequibles. La carencia de vivienda barata para alquilar”, ha añadido en su intervención.
Durante algo más de media hora, Escrivá ha respondido en inglés a las preguntas de la periodista de Bloomberg Kriti Gupta. En el terreno doméstico, ha destacado que los hogares españoles están en una situación mejor, el nivel de ahorro se mueve en niveles históricamente elevados, y la demanda interna seguirá siendo el principal contribuyente al crecimiento en los trimestres venideros.
Sobre las claves del éxito de España, la economía europea que más crece, se ha referido a que tras la guerra de Ucrania el sur y el oeste de Europa, más alejadas del frente, son percibidas como zonas de inversión más atractivas. También ha remarcado el apoyo de España al teletrabajo, respaldado por una red potente que ha mejorado la conectividad en todo el país, así como al abaratamiento de los precios de la energía, el mayor consumo de servicios, y unas políticas migratorias más generosas que en el resto de Europa, que ha atraído inmigración latinoamericana que ha sido sencillo integrar. “Es una combinación de políticas y suerte”, ha resumido.
En clave monetaria, el también miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha apuntado a la reversión de la globalización tras dos décadas de abaratamiento de las mercancías como uno de los grandes riesgos para la inflación, alertando de que el impacto de los aranceles sobre el comercio amenazan “todas las eficiencias que hemos ganado con la globalización”. Escrivá, sin embargo, matizó que no ve ese factor como un peligro a corto plazo, sino más bien como una circunstancia a vigilar a medio plazo.
Además, en medio de los anuncios de aumentos del gasto en países como Alemania, citó las políticas fiscales como otro de los riesgos que pueden reavivar la inflación al alza. Y por el contrario, señaló al desvío de mercancías chinas de bajo coste hacia Europa por las trabas comerciales de EE UU como un elemento a tener en cuenta por su capacidad para alejar los precios del objetivo del 2%, en este caso a la baja.
Resta importancia a la fortaleza del dólar
A solo una semana de la próxima reunión del BCE, a celebrar en Florencia, el gobernador evitó dar pistas sobre los próximos movimientos del Eurobanco, insistiendo en que los riesgos para la inflación al alza y a la baja están equilibrados, y por tanto la entidad con sede en Fráncfort está en una buena posición para decidir reunión a reunión, como ha venido haciendo en los últimos encuentros, guardando así capacidad de maniobra si aparecen nuevas amenazas en la ecuación. El mercado, por ahora, da por hecho que no habrá más recortes de tipos en lo que resta de 2025.
Uno de los movimientos en los mercados financieros que más preocupación están desatando es la debilidad del dólar, con potencial para dañar a los exportadores europeos y enfriar la inflación en el continente más de lo deseado. Escrivá, sin embargo, restó importancia a su revalorización, del 12% en lo que va de año, que ha provocado que la moneda única se cambie por 1,16 billetes verdes. “En los últimos 10 años el tipo de cambio ha sido más estable que antes. La volatilidad está más contenida. No pondría un énfasis especial en ello”, tranquilizó.
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