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Fitch cree que España incumplirá los objetivos de déficit pese al sólido crecimiento económico

La firma explica que ha mejorado la nota crediticia del país por la buena marcha de la actividad, pero alerta sobre la inestabilidad política y duda que haya nuevos Presupuestos en 2026

L. D. F.

La calificación crediticia de España mejora al compás de las correcciones al alza en las perspectivas de crecimiento. La agencia de calificación Fitch elevó a finales de septiembre su nota sobre la solvencia de la deuda soberana española de A- a A, el nivel más alto desde 2012. Este martes, en una conferencia con analistas, ha desglosado las razones de su decisión, volviendo a subrayar que el comportamiento de la economía nacional “ha superado las expectativas” gracias a la fuerte creación de empleo y a que España exhibe el mayor crecimiento potencial entre los grandes mercados europeos. Hay, sin embargo, factores de riesgo. Entre ellos, la creciente inestabilidad política y un ajuste fiscal que avanza despacio. Los expertos de la firma dudan incluso de que el Gobierno pueda aprobar unos nuevos Presupuestos en 2026 —un escenario cada vez más probable por la elevada fragmentación parlamentaria— y auguran un déficit púbico más elevado para los próximos años con respecto a los objetivos que el Ejecutivo ha comprometido con Bruselas.

La agencia estadounidense ha subrayado que la tasa de déficit sobre el PIB se ha reducido con fuerza desde los máximos de doble dígito de la pandemia, pero que este resultado ha sido propiciado en su casi totalidad por el rebote de la actividad después de los confinamientos y la sucesiva exuberancia en la recaudación de impuestos, y muy poco por políticas de “consolidación fiscal activa”. Es decir, por contención en el gasto. De hecho, los analistas consideran que el aumento de las “tensiones políticas internas”, como las tiranteces entre el Gobierno central y Cataluña, están jugando en contra de la corrección de los desequilibrios y han “ha provocado un grave deterioro en la implementación de la política económica y fiscal”.

El Ejecutivo dibuja una senda descendente para el déficit desde el 3,2% del PIB del año pasado —descontando los gastos de la dana, hubiera sido un 2,8%— hasta el 0,8% en 2031. Pero Fitch prevé que los números rojos de las Administraciones públicas desciendan este año y el próximo para luego volver a repuntar. En concreto, estima que el desfase entre ingresos y gastos públicos se reduzca hasta aproximadamente el 2,5% del PIB en 2026 y que en 2027 vuelva a crecer, estabilizándose en una tasa más bien cercana al 3% a lo largo del resto del periodo analizado.

Sin medidas correctivas, y de griparse la actividad, también podría quedar perjudicado el ritmo de reducción de la deuda, que aunque no muestre riesgos de sostenibilidad está instalada en tasas elevadas (103% del PIB en el segundo trimestre de este año). Pero el escenario de una ralentización general no es el que se observa. Fitch cree que el crecimiento económico seguirá siendo sólido. “Creemos que la fortaleza seguirá”, han destacado este martes los analistas de la compañía, quienes atisban no solo un fuerte impulso de la actividad, sino una mejora en sus fundamentos.

Los expertos de la agencia han explicado que la decisión de elevar la calificación crediticia se explica en buena parte por la solidez del empleo. Los flujos migratorios han engrosado las filas de los trabajadores, llevando la afiliación a máximos y la tasa de paro a mínimos. También gracias a que el grueso de la nueva mano de obra, hasta un 70%, llega de América Latina, lo que ha facilitado su integración al mercado laboral por no tener barrera lingüística. El análisis de la agencia añade que la reforma laboral de 2022, por otro lado, ha reducido los altos niveles de temporalidad. Los superávits moderados, pero persistentes, en la balanza por cuenta corriente son otro factor que ha contribuido a la revisión al alza de la nota crediticia, además del progresivo desapalancamiento externo neto y un crecimiento potencial del país que ha subido del 1,4% al 2%, por encima del de Alemania, Italia y Francia.

Los analistas han recordado que España sufrió más que otros países los cierres impuestos por la pandemia, debido a su importante dependencia del turismo, pero que justo este sector se ha comportado muy positivamente en los años sucesivos, reduciendo su estacionalidad y reforzando el segmento prémium. Esta ha sido otra palanca del crecimiento y motivo de revisión en la calificación crediticia, junto al buen comportamiento general del sector servicios. También está evolucionando positivamente la manufactura, en un contexto energético más favorable al del entorno: la decidida apuesta de España por las renovables supone precios más bajos y otorga una ventaja competitiva a sus empresas, junto a los crecimientos salariales moderados. Fitch también ha destacado la menor exposición a los aranceles de Estados Unidos y la importancia de los fondos europeos de recuperación, al ser España, junto con Italia, el mayor beneficiario de las ayudas Next Generation.

La agencia con sedes en Nueva York y Londres había mantenido invariada la calificación a España desde 2018 en A-, aunque hace cerca de un año movió ficha al calor del robusto crecimiento económico y elevó la perspectiva a positiva. Las pasadas semanas también las otras dos grandes firmas de rating, Moody’s y S&P, subieron la calificación de la deuda soberana de España a su nivel más alto desde el pinchazo de la burbuja. La mejora convierte al país en un destino más apetecible para los inversores y augura un menor coste de financiación para la economía, que se muestra más solvente y tiene la capacidad de emitir bonos a tasas de interés más reducidas.

La revisión se produce mientras otros colosos del euro se tambalean. Fitch ha recortado la nota de Francia, sumida en una profunda crisis política y con grandes desequilibrios presupuestarios. La calificación de Italia, con una deuda que roza el 140% del PIB, es más baja que la de España; Alemania, aunque sea más que solvente, casi no crece. Las previsiones para España, en cambio, proyectan un avance de la actividad para este año en el entorno del 2,6%, el doble con respecto a la eurozona.

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Sobre la firma

L. D. F.
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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