OpenAI anuncia un acuerdo de suministro de chips con AMD por decenas de millones de dólares
La empresa fundada por Sam Altman busca hacerse con un 10% del fabricante de procesadores en un movimiento que desafía a Nvidia


El fabricante de chips, Advanced Micro Devices (AMD), ha alcanzado un acuerdo multimillonario de suministro de microprocesadores de última generación con la empresa desarrolladora de Inteligencia Artificial OpenAI, según han informado las empresas este lunes a través de un comunicado.
Las compañías no revelaron los detalles económicos del acuerdo, pero la taiwanesa Lisa Su, presidenta de AMD, aseguró que este pacto podría generar decenas de miles de millones de dólares en nuevos ingresos. Las acciones de AMD se han disparado un 28,3% en el arranque de la sesión de los mercados en Wall Street. Se trata de la mayor subida de AMD desde el 22 de abril de 1996, cuando la compañía taiwanesa se revalorizó un 52% en una sola jornada tras anunciar su alianza con un grupo de empresas chinas para producir chips.
Aunque los detalles económicos del acuerdo permanecen en secreto, hace solo unas semanas OpenAI firmó un pacto parecido con Nvidia por valor de 100.000 millones de dólares.
OpenAI desplegará suficientes chips de procesamiento gráfico Instinct de AMD para consumir seis gigabatios de energía, una cantidad suficiente para alimentar de electricidad a todos los hogares de la Comunidad de Madrid durante un año, según los datos del comunicado de la compañía difundido este lunes. El plan se iniciará con un despliegue inicial de chips de un gigavatio en el segundo semestre de 2026.
En los últimos meses se ha producido una catarata de operaciones para impulsar la computación de la IA mediante la construcción de numerosos centros de dato, que conllevan un elevado consumo energético.
AMD ha otorgado a OpenAI un warrant (instrumentos financieros que permite comprar acciones por un valor determinado) por hasta 160 millones de acciones, que se otorgarán conforme se alcancen unos objetivos vinculados a que el precio de las acciones de AMD se multiplique por cuatro. Esto permitiría a la startup fundada por Sam Altman alcanzar el 10% en el capital de la empresa de chips.
Este acuerdo es el último en un sector que está en plena ebullición desde todos los ángulos relacionados con la IA. Esta en concreto, se trata de una operación de gran envergadura para construir centros de datos de OpenAI, una de las compañías pioneras en desarrollar tecnología de inteligencia artificial (IA).
La operación representa una apuesta sin precedentes de la industria tecnológica, un ámbito en el que la creciente demanda de herramientas de IA de alto consumo energético seguirá impulsando en el corto y medio plazo.
El acuerdo, de momento, posiciona a AMD como un socio estratégico principal para OpenAI. La asociación entre ambas compañías busca, además, aliviar la presión de toda la industria sobre las cadenas de suministro y reducir la dependencia de OpenAI de Nvidia, el gigante que sigue al frente de la carrera de la IA.
En septiembre, Nvidia anunció una inversión de hasta 100 000 millones de dólares en OpenAI para construir infraestructura de IA y nuevos centros de datos con una capacidad de al menos 10 gigavatios, equivalente a la demanda máxima de electricidad de la ciudad de Nueva York.
El acuerdo con OpenAI supone un espaldarazo para el plan estratégico de AMD con sus chips de próxima generación. Después de años de ir a rebufo de Nvidia en el mercado de procesadores para acelerar la IA, la compañía fundada en Taiwán cuenta ahora con un cliente que está a la vanguardia en el desarrollo de la IA generativa.
En un comunicado sobre el nuevo acuerdo, la directora ejecutiva de AMD, Lisa Su, afirmó que la empresa está “encantada de asociarse con OpenAI para ofrecer computación de IA a gran escala”. Por su parte, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, ha calificado la alianza como “un paso importante en el desarrollo de la capacidad de computación necesaria para alcanzar todo el potencial de la IA”, y ha agregado que el “liderazgo de AMD en chips de alto rendimiento” ayudaría a OpenAI a llevar su tecnología a más personas con mayor rapidez.
OpenAI planea utilizar los chips AMD para funciones de inferencia, o los cálculos que permiten que aplicaciones de IA, como los chatbots, respondan a las consultas de los usuarios. Con el aumento de la proliferación de grandes modelos de lenguaje y otras herramientas, la demanda de computación de inferencia se ha disparado, según ha explicado Altman.
El acuerdo de OpenAI y AMD supone otro ejemplo de la naturaleza circular asociada al desarrollo de la inteligencia artificial. El sector necesita de ingentes dosis de dinero para desarrollar la tecnología, pero las empresas pioneras no tienen este músculo financiero. La solución es que clientes y proveedores se asocien creando un ecosistema circular, beneficioso para ambos, pero repleto de peligros. Los analistas temen que los problemas en un eslabón débil de la cadena pueda provocar una crisis en el sector.
Los gigantes del sector como Amazon, Google o Microsoft, que tienen recursos casi ilimitados, con las apabullantes cifras de beneficios, para construir los centros de datos, pero las compañías más avanzadas en el sector de la IA, pero también más pequeñas, como OpenAI no tienen esa capacidad pulmonar, lo que les ha llevado a buscar otras soluciones.
OpenAI se ha asociado con Oracle, que participa en la construcción de los centros de datos. El multimillonario pacto de 100.000 millones con Nvidia también supone un esfuerzo inversor por parte del proveedor. Y es lo mismo que sucede con la operación con AMD. Los suministradores se convierten en inversores y viceversa.
El frenesí de acuerdos, que ha arrastrado a gran parte de la industria tecnológica a la vorágine, ha contribuido a aumentar el temor a una burbuja en la infraestructura de IA, señala un analista en The Wall Street Journal. Empresas como OpenAI, Meta, Amazon, Google o Microsoft están invirtiendo cantidades ingentes de dinero en procesadores, centros de datos y energía eléctrica a niveles que eclipsan las mayores inversiones de la historia, incluyendo el auge ferroviario del siglo XIX y la construcción de las modernas redes eléctricas y de fibra óptica, añade.
“La preocupación por una burbuja de IA que podría rivalizar con el auge de las puntocom de finales de los 90, que culminó en un desplome espectacular y una ola de quiebras, ha aumentado a medida que proliferan globalmente acuerdos multimillonarios de chips de IA y centros de datos”, señala Bloomberg. “La financiación proviene de capital riesgo, deuda y, últimamente, de acuerdos menos convencionales que han generado inquietud en Wall Street”, agrega.
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