Ir al contenido
_
_
_
_

Los ministros de la UE dan un impulso al euro digital y añaden presión sobre la Eurocámara

El eurogrupo pacta cómo fijar los límites de tenencias en las cuentas ciudadanas en el BCE

Sede de la Comisión Europea
Manuel V. Gómez (Enviado Especial)

Los ministros de Finanzas de la UE están ultimando por fin su posición sobre el euro digital. Este viernes en Copenhague, donde se ha reunido el Eurogrupo ampliado, han dado un paso clave para tenerla lista antes de acabar el año. Esto añade presión sobre un Parlamento Europeo que anda con mucha más calma —y dividido— sobre este nuevo sistema de pagos electrónicos que desde la Comisión Europea y el Banco Central Europeo se ve como un elemento estratégico para la seguridad económica del continente y no depender casi exclusivamente, como sucede ahora, de herramientas estadounidenses (Visa, MasterCard, Paypal, Apple Pay, Google Pay).

“El euro digital no es solo un medio de pago, sino también una declaración política sobre la soberanía de Europa y su capacidad para gestionar los pagos”, ha defendido la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, al acabar la reunión. Para el BCE es importante que los colegisladores de la UE (Consejo y Parlamento) tengan ultimada, al menos, sus posiciones sobre las normales legales para avanzar en la siguiente fase del trabajo técnico y tecnológico.

El punto de encuentro alcanzado por el Eurogrupo es más político que técnico, pero era necesario para encarar la recta final de unos trabajos que comenzaron hace ya más de dos años. Este viernes los responsables financieros han tratado sobre cómo fijar los límites de las cuentas —una suerte de monederos electrónicos— en euros que los ciudadanos podrían abrir en el BCE. En principio, se trataría de unos pocos miles de euros. No sería mucho, para evitar riesgos financieros. Pero no se trataba de discutir la cantidad ahora, sino de cómo se establecería.

“Un elemento importante del compromiso al que hemos llegado es que, antes de que el BCE tome una decisión definitiva, habrá una oportunidad para que el Consejo de la UE sobre cómo avanza el proyecto”, ha señalado el presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe. “Respetamos la independencia de la Comisión Europea y del BCE, pero se trata de una decisión muy importante que los ministros deben poder defender y explicar. Y este paso adicional que introducimos [...] es clave”, ha apuntado el también ministro de Finanzas irlandés.

Lo que viene a decir el reelegido presidente del Eurogrupo es que seguirá siendo el regulador bancario quien fijará esa cantidad, como estaba previsto en los textos legales que presentó la Comisión. Pero Fráncfort tendrá que escuchar a los Gobiernos antes de hacerlo.

“No hemos hablado de límites. Hemos hablado de un mecanismo que implica un techo y un umbral, pero no de un umbral concreto y, en estos momentos, sería prematuro hacerlo”, ha ratificado Lagarde.

El ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha sido más concreto sobre el contenido y ha explicado, por ejemplo, que Eslovaquia ha planteado que el límite pueda revisarse cada año a petición de los Estados miembros. “Nosotros propusimos que quizás cada dos años podía ser un buen marco temporal para hacerlo y esta ha sido la propuesta finalmente aceptada”, ha señalado.

Pero si los ministros de Finanzas de la UE, es decir, el Ecofin y el Eurogrupo (solo los del área monetaria) se han tomado con calma este debate, que solo se ha acelerado con el retorno de Donald Trump a La Casa Blanca y la sacudida geopolítica que eso ha supuesto, el Parlamento Europeo todavía va con más retraso. De hecho, el ponente de este proyecto legislativo, el español Fernando Navarrete, anunció hace poco que su ponencia estará lista en octubre y no será hasta, probablemente, mayo cuando llegue la posición definitiva de la Eurocámara. Sin esto, los dos colegisladores de la UE (Consejo y Parlamento) no pueden sentarse a negociar la redacción definitiva de la norma.

Esta cadencia tan lenta está vinculada a las diferencias que hay sobre el euro digital en la Eurocámara. El ponente Navarrete, el español del Partido Popular, mantiene la postura de que la UE debería priorizar la iniciativa privada. Admite que hasta hace bien poco la banca no había avanzado mucho en este sentido, pero que en los últimos años sí lo ha hecho con herramientas digitales como Bizum, en España, o Wero, en Francia o Bélgica. El parlamentario, con pasado en el Banco de España, se apoya en estos avances para defender que el sector público deje margen a las entidades financiera o se corre el riesgo de desincentivar la innovación.

Otro de los argumentos que emplea es esa cuenta o monedero electrónico en el BCE puede convertirse en un foco de inestabilidad financiera en caso de crisis bancarias. Su contraparte en el grupo socialdemócrata, el griego Nikos Papandreu, rechaza este argumento: “Ante dificultades financieras, si todos quieren retirar su dinero y convertirlo en euros digitales, estos acabarían en el balance del BCE, seguirían en el sistema. En cambio, sin euro digital, se envían a otro banco o se sacan y se ponen debajo del colchón y no sabemos dónde van”, explicaba hace unos meses.

Fuentes conocedoras de lo hablado en la reunión de ministros, más allá del punto sobre la metodología para fijar los límites de las cuentas en el BCE, apuntan que ni un solo ministro se ha mostrado preocupado porque el euro digital pueda ser una amenaza para la estabilidad financiera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez (Enviado Especial)
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_