El Sabadell, al contraataque: todos los movimientos del banco catalán para defenderse de año y medio de opa hostil
El alargamiento en el tiempo de la operación y la tenacidad del BBVA ponen a prueba el aguante de la entidad vallesana

La opa hostil del BBVA al Banco Sabadell se ha convertido en una prueba de resistencia donde cada competidor recurre a todo lo que tiene a mano para exprimir sus posibilidades. Ya van quince meses de tira y afloja, y el último anuncio hecho por el banco de origen vasco, asegurando que no tiene intención de desistir pese a la exhibición de fuerza del Sabadell en la junta extraordinaria de accionistas de la semana pasada, garantiza alargar la trama un poco más. Al final, no habrá reparto de medallas, pero nadie acepta que lo importante sea participar.
La reafirmación de la opa desarbola todas las teorías acerca de si Carlos Torres, presidente del BBVA, anda buscando una excusa para tirar la toalla. Una renuncia en pleno agosto, con el foco informativo relajado, y a rebufo del apoyo masivo que demostraron los accionistas del Sabadell a la táctica defensiva diseñada por la cúpula de la entidad parecía una óptima oportunidad para desistir sin sufrir demasiado escarnio. Pero no hay abandono y la dirección del Sabadell tendrá que rebuscar en su libreto y sopesar si le queda alguna medida por probar.
Cuando hace más de un año trascendió la intención del BBVA de quedarse con el banco catalán, pronto se certificó que segundas partes nunca fueron buenas. Las dos entidades habían tenido conversaciones amistosas en 2020, en plena pandemia del coronavirus, para explorar una posible fusión, pero nada se terminó concretando. El segundo intento del BBVA ha evolucionado por una dinámica bien distinta, “hostil”, enfatizó el propio presidente del Gobierno Pedro Sánchez, y el Sabadell ha tratado de no amilanarse.
El verano pasado, coincidiendo con la primera presentación de resultados tras la opa, la entidad catalana anunció un dividendo a cuenta, de 0,08 euros por acción, el mayor pago en efectivo en más de una década. El banco, además, informó que había cerrado el mejor primer semestre de su historia, con un beneficio de 791 millones.
El Sabadell se ha abonado al compromiso de pagos generosos para tener contentos a los accionistas y alejar los “cantos de sirena” del BBVA. La venta de la filial británica TSB ha rizado el rizo: el reparto de hasta 2.500 millones a los accionistas gracias a esa entrada de efectivo desde Reino Unido.
Un banco más pequeño pero matón. El Sabadell no huye del relato que lo retrata como una suerte de Astérix contra los romanos. Menos arrollador que el BBVA, pero fuertemente arraigado. Buscando la pócima que mejor funcione, se pone esmero en defender que su negocio está enfocado en España y en reivindicar ADN. “De los bancos españoles somos el catalán”, ha subrayado el presidente Josep Oliu.
Por contra, se pretende presentar al BBVA como un gigante muy hábil en el mercado, pero con una parte muy considerable de su negocio en México y Turquía.
En la última fiesta de Sant Jordi, el Sabadell ideó una campaña de márketing inspirada en la fábula del caballero que combate al dragón y preguntaba abiertamente: “¿Y si cambiamos la leyenda por una buena reprimenda?”
El movimiento de Oliu y del consejero delegado César González-Bueno para devolver la sede social a Cataluña tras casi ocho años en Alicante, donde había marchado para protegerse del bullicio del procés, se intentó desvincular del asedio del BBVA, como casi todas las medidas que ha tomado la cúpula del banco vallesano en el último año y medio, pero aquel retorno ha profundizado la politización de la opa. La Generalitat de Cataluña se ha posicionado en defensa del Sabadell: “Hago más de lo que digo, pero hago”, ha confesado el president Salvador Illa.
El Ministerio de Economía que comanda Carlos Cuerpo ha metido más baza en el asunto. El endurecimiento de las condiciones para la operación ha hecho arquear las cejas al BBVA y a la libre competencia, pero el Ejecutivo se escuda en que hay que preservar “el interés general”.
La opa ha entrado en un terreno pantanoso cuando ha pinchado el hueso de la cuestión territorial. Pese a que, en 2017, el independentismo interpretó como una traición la marcha del Sabadell a Alicante, el banco se considera ahora un activo irrenunciable. Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, socios clave para la estabilidad del Gobierno, han hecho bandera de ello.
Con Foment del Treball y Pimec marcando la iniciativa, ha habido un frente común de entidades empresariales y económicas de Cataluña para criticar la transacción bancaria. También el Cercle d’Economia ha rechazado la operación, pese a que Jaume Guardiola, que fue presidente del Cercle hasta hace un mes y medio, compaginó su carrera profesional ejerciendo de ejecutivo en el BBVA y en el Sabadell.
Sin embargo, escasa incidencia ha tenido el vocal nombrado por Junts en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que no opuso reparos al dictamen del organismo regulador a la hora de dar luz verde a la opa.
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